En mayo de 2017, Pedro Sánchez ganó unas primarias a Susana Díaz, para liderar el PSOE, contra todo pronóstico. En los días previos, la andaluza había exhibido su músculo, contando con el amplio respaldo de lo que se da en llamar el aparato del partido, así como de las viejas glorias. Desde los expresidentes del Gobierno, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, pasando por Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba, José Bono o Pepe Blanco, y varios presidentes autonómicos, todos habían apoyado descaradamente a Susana Díaz como gran recambio, tras echar con cajas destempladas al secretario general en un denigrante Comité Federal.
Pedro Sánchez se impuso a la presidenta de la Junta de Andalucía con más de un 50% de los votos de la militancia, sacándole hasta diez puntos de diferencia. El entonces portavoz de la gestora constituida, un hombre de confianza de Díaz, reconoció la limpieza del proceso. Sánchez había recorrido España con su propio coche y un exiguo equipo acompañándolo, en un intento por convencer a cuantos lo escucharon en su peregrinaje por las diferentes agrupaciones y casas del pueblo. El resultado: una victoria aplastante en todas las regiones, menos en la andaluza, territorio de Susana Díaz, y en el País Vasco, donde se impuso el tercero en discordia, Patxi López.
Diego Conesa intenta estos días convencer a la militancia socialista en la Región de Murcia de que él es el mejor posicionado para hacer frente al PP en 2027. De hecho, ya le ganó unas autonómicas en 2019, si bien Ciudadanos le privó de ser entonces presidente de la Comunidad Autónoma, apoyando a los de siempre. En 2021 decidió dar un paso a un lado, decepcionado tras fracasar un intento de moción de censura contra el PP, perpetrada junto al partido naranja, una formación trufada de tránsfugas y oportunistas como se demostró con cuanto rodeó todo aquello. Ahora quiere Volver a ganar, como reza su eslogan. El aparato del partido ya se ha posicionado en su contra y a favor del diputado nacional Francisco Lucas, que parte como gran favorito. La exhibición de fuerza de este último, hace solo unos días, en la sede de la calle Princesa, al anunciar que daba el paso, fue toda una demostración palpable de que cuantos algo le deben a la Ejecutiva Federal tienen que estar con él. Desde entonces, en cascada, han sido otros cargos institucionales y orgánicos los que han ido tomando partido por Lucas. Parece que dan a Conesa como perdedor, a pesar de que lo hayan respaldo siete de los diez alcaldes o alcaldesas con que cuenta el partido desde las municipales de 2023. Llama la atención que la de Águilas, quizá el bastión más sólido que tiene el PSRM en los ayuntamientos, no haya querido pronunciarse a favor de ninguno.
Al igual que nadie daba un duro por Sánchez en 2017, es muy probable que la militancia, al hablar de nuevo, lo pueda hacer en un sentido distinto al que muchos intuyen. Conesa precisaba más de 600 avales para ser candidato y aseguraba que había obtenido sobre el 15% de cuantos militantes configuran el censo electoral, de cara a la primera vuelta del 19 de enero. En total, sobre el millar. Este viernes los depositó acompañado de un histórico del partido, que ya ha cumplido 86 años: el expresidente de la Comunidad Autónoma, Carlos Collado. Por su parte, Francisco Lucas presentaba varias carpetas conteniendo más de dos mil avales en la sede regional.
Fue hace algo más de siete años cuando Susana Díaz presentó casi 64.000 avales frente a unos 57.000 de Pedro Sánchez. Muchos lo consideraron como una señal inequívoca. Sin embargo, las bases socialistas dijeron no a la vieja guardia, a los barones, a la propia Susana Díaz y “al PSOE de siempre”. Aquello constituyó toda una lección para quienes suelen minusvalorar la voluntad popular. No descartemos que ahora, aquellos que no atesoran cargos ni aspiran a prebendas, puedan volver a dictar su sentencia.
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