En los últimos meses, cada vez más a menudo, se han producido intrusiones de polvo sahariano, con la consiguiente contaminación por partículas PM10 que se une a la contaminación de fondo ya existente. Las partículas PM10 tienen un tamaño inferior a 10 micras y son capaces de adentrarse en los pulmones, ocasionando o agravando enfermedades respiratorias y cardiovasculares. La contaminación por partículas es otro problema crónico de deterioro de la calidad del aire en nuestra región con un peso muy importante de las intrusiones naturales de polvo del Sáhara, a la que se suman otras causas antropogénicas como las emisiones industriales, el tráfico rodado, las quemas de residuos agrícolas y las dispersiones aéreas de partículas de los suelos contaminados de las sierras mineras.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), después de un análisis exhaustivo de las evidencias científicas, ha rebajado los límites de seguridad de la contaminación por partículas PM 10. El valor diario se rebaja a 45 microgramos /m3 cuando la normativa estatal está en 50 microgramos/m3. Los valores límite de contaminantes atmosféricos de la OMS son un conjunto de directrices basadas en el peso de la evidencia científica para lograr una calidad del aire que proteja la salud pública.
Estas intrusiones de polvo sahariano continuadas duran cuatro o más días seguidos, con un impacto agravado sobre la salud pública murciana. Tienen relación con las previsiones del IPPC para el Cambio climático en este lado occidental del Mediterráneo con el aumento de fenómenos extremos. En este contexto, hay que destacar el caso paradigmático de Lorca, durante el mes de octubre, que tuvo once días seguidos (17-27/10/22) de superaciones del valor límite de la normativa estatal y de la OMS con un pico de 72.’94 microgramos/m3 el 20 de octubre. La estación de San Basilio (Murcia), de la red de vigilancia atmosférica, ha registrado durante siete días seguidos (29/12/22 a 04/01/23) superaciones de los valores límites de protección de la salud humana de partículas PM10, tanto los de la normativa estatal como los de la Organización Mundial de la Salud, con un pico de 82’84 microgramos el primero de enero:
La Sociedad de Pediatría del Sureste ha expresado su preocupación por los elevados niveles de contaminación en la ciudad de Murcia y el impacto que puedan tener en las visitas a urgencias y en los ingresos hospitalarios. El estudio coordinado por el doctor Juan Antonio Ortega, jefe de la Unidad de Salud Ambiental Pediátrica de La Arrixaca, sobre contaminación atmosférica e ingresos hospitalarios por asma y enfermedades respiratorias agudas en la ciudad de Murcia, señala que la contaminación atmosférica urbana aumenta los ingresos hospitalarios en pediatría por patología aguda respiratoria, especialmente por crisis de asma y bronquiolitis. Afirma que es necesario poner en marcha medidas preventivas, ampliar las series temporales y estudios colaborativos con datos en abierto ayudarían a mejorar la salud pública y la calidad del aire en las ciudades.
La administración sanitaria debe implicarse en este tema. La Dirección General de Salud Pública tiene que elaborar de un estudio sobre la asistencia a los centro de salud y urgencias hospitalarias por afecciones broncopulmonares, durante los periodos continuados de superaciones de PM 10 y la elaboración de un informe regional sobre episodios continuados de contaminación atmosférica de partículas y otros contaminantes, como el ozono troposférico y el dióxido de nitrógeno. Hay que establecer pautas efectivas que protejan a la población más vulnerable ante estos episodios de contaminación atmosférica (infancia, adolescentes, personas con patologías respiratorias, personas mayores, etc.)
Las administraciones locales tienen trabajo por hacer: hay que revisar y mejorar los protocolos anticontaminación que se usan en Murcia, Cartagena y Lorca cuando se prevean situaciones de contaminación atmosférica continuadas como es el caso de las intrusiones de polvo sahariano o los episodios de contaminación por ozono troposférico. Es una tarea urgente el establecimiento de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en los municipios de más de 50.000 habitantes, con el objetivo de luchar contra la contaminación atmosférica y mitigar el proceso de cambio climático. Desde 2019, carecemos de un Plan de Calidad del Aire. La administración regional tiene que elaborar un Plan Estratégico de Calidad del Aire con un programa específico para el ozono troposférico y la modernización de la obsoleta red de vigilancia atmosférica con un aumento de las estaciones fijas y recambios de analizadores; para afrontar este problema estructural de deterioro de la calidad del aire.
En los últimos meses, cada vez más a menudo, se han producido intrusiones de polvo sahariano, con la consiguiente contaminación por partículas PM10 que se une a la contaminación de fondo ya existente. Las partículas PM10 tienen un tamaño inferior a 10 micras y son capaces de adentrarse en los pulmones, ocasionando o agravando enfermedades respiratorias y cardiovasculares. La contaminación por partículas es otro problema crónico de deterioro de la calidad del aire en nuestra región con un peso muy importante de las intrusiones naturales de polvo del Sáhara, a la que se suman otras causas antropogénicas como las emisiones industriales, el tráfico rodado, las quemas de residuos agrícolas y las dispersiones aéreas de partículas de los suelos contaminados de las sierras mineras.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), después de un análisis exhaustivo de las evidencias científicas, ha rebajado los límites de seguridad de la contaminación por partículas PM 10. El valor diario se rebaja a 45 microgramos /m3 cuando la normativa estatal está en 50 microgramos/m3. Los valores límite de contaminantes atmosféricos de la OMS son un conjunto de directrices basadas en el peso de la evidencia científica para lograr una calidad del aire que proteja la salud pública.