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Cronología de un derribo y cómo salvar la memoria de la Cárcel Vieja

Mercedes Nicolás

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La tan esperada rehabilitación y puesta en uso de la Cárcel Vieja de Murcia, después del susto del 'gastrobar' y la opción de un concurso de anteproyectos auspiciada por el Ayuntamiento y con el apoyo del Colegio de Arquitectos de Murcianos, supo a gloria.

La ciudadanía de Murcia se organizó y la Asociación para la Recuperación y Defensa de la Memoria Histórica de Murcia-Tenemos Memoria (MHMU), reclamando un destino digno para este edificio, organizó unas Jornadas en las que se proyectó el documental “La Cárcel Vieja habla”, en las que estuvieron representantes tan solventes como la directora del Archivo Histórico de Gijón para propiciar las ideas, pero sobre todo mostrar que era posible un uso digno, acorde con las aspiraciones de todas las partes: administración, asociaciones y técnicos.

La Plataforma Ciudadana Cárcel Vieja- Memoria y Cultura viva también apuntaló esta iniciativa con la celebración de otras jornadas; incluso desde la oposición municipal hubo una cuarta solicitud (1981-1998 - 2000 y 2017) de Declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para el edificio, y una vez más se denegó por la Dirección General de Bienes Culturales de la CARM, como consecuencia de la ceguera histórica y cultural del Gobierno casposo de la Región de Murcia.

Sí se consiguió incluir en las bases del Proyecto la reserva de un espacio para la Memoria Histórica (MH). El mismo Roque Ortiz reconoció que se trataba de una “concesión” a las demandas de MHMU y la mencionada Plataforma. La confirmación de esta reserva de espacio para la MH aparece en la Resolución de la Junta de Gobierno en la que se aclaraban las cuestiones planteadas a las bases.

Unos días después del rechazo de solicitud de BIC, se dio a conocer el Proyecto ganador, “Muros etéreos”, y ahí supimos que los muros caerían. Porque no hubo manera ni de participar en el jurado, ni de que nos aceptaran unos ítems que permitieran valorar la adecuación de los proyectos conforme a criterios respetuosos con la memoria histórica: estamos en octubre de 2017-

En 2018, año preelectoral, incluso escuchamos melodías en la cárcel y poco después hicimos cola para “pasar sin llamar”, a pesar de que se propuso una moción por parte de la oposición para facilitar las visitas previas a los “inminentes inicios de la obra” y fue rechazada; y de que también se rechazó la propuesta de nuestra Asociación de permitir la entrada de un fotógrafo profesional que levantase testimonio visual del edificio con finalidad exclusivamente documental (¡quien tuviera más fotos de los Baños árabes!). Pero no, el señor Ballesta quería todo protagonismo para sí, con música y todo.

Antes de las elecciones municipales se aprobó la licitación de la Fase I, y en octubre de 2019 se adjudicaron las obras a una Unión Temporal de Empresas (UTE), una de cuyas empresas es La Generala. Por fin se aprobó el inicio de las obras a principio de este año por la Junta de Gobierno.

Con tan tortuosa trayectoria, y no hemos hablado de la historia del edificio en el periodo en que éste pasó de la administración central a la local, la cuestión de los muros no era precisamente el tema fundamental.

La batalla por los muros, por la entidad del edificio como lugar de memoria, pareció perderse al no prosperar la catalogación de BIC. En aquel momento, en palabras de la concejala de Ahora Murcia, tal declaración debió haberse producido antes de la adjudicación del proyecto, lo que habría garantizado la preservación de los muros. Es más, esa figura de protección no sólo habría garantizado el uso adecuado a sus valores históricos y artísticos, en los que siempre ha insistido MHMU, sino que habría evitado el deterioro del edificio, que todos veíamos cómo iba camino de convertirse en un montón de escombros. Pero está visto que “no es este ladrillo el que vende en esta Región”.

Volviendo a los usos, porque siempre y con la debida voluntad memorialista se puede significar que hubo muros allí, MHMU (apoyada en todo momento por la Federación de Asociaciones de Memoria Histórica de la Región de Murcia, a la cual pertenece) ha reivindicado constantemente el uso pedagógico y cultural del edificio, hemos reclamado la participación en el proceso de la Universidad de Murcia, y la reserva de un espacio digno que refleje, sobre todo, la etapa de la represión franquista, porque consideramos que la Cárcel Vieja es un lugar de Memoria y reconozcámoslo, nuestra Historia es nuestra identidad y las banalizaciones que incluyen una mirada ingenua de la historia reciente, incluidas la llamada a “pasar página de tiempos oscuros” y ocurrencias del tipo propuestas de gastrobar, son una dura afrenta y una “corta” mirada de la realidad.

Porque las páginas para pasarlas hay que leerlas. Murcia fue una ciudad de retaguardia, con una historia silenciada y en parte desconocida, pero también sorprendente, y no siempre amarga, pues la etapa republicana dejó ejemplos dignos de mención que deberíamos conocer.

Desde luego que la represión franquista en Murcia fue cruenta y dura, y la Cárcel Vieja su máxima expresión. Preservar la integridad del edificio obviamente, a día de hoy, no es posible. Nuestra reivindicación siempre ha sido obtener el compromiso de dar contenido a ese espacio de Memoria, hemos visitado muchos despachos intentando visibilizar la situación. Los muros son señas de identidad, pero lo realmente valioso para nosotras y nosotros es la voluntad política de hacer del edificio un lugar de Memoria digno. Y siempre estaremos vigilantes para que se dé cumplimiento a esta aspiración. Estaremos en disposición de colaborar para hacerlo posible. No creemos que sea una reivindicación de determinado “color político”; hay muchas ciudades europeas sin asomo de ramalazo izquierdista que han hecho de su patrimonio un bien común y nos maravillan cuando las visitamos, pues han sido capaces de confluir en proyectos muy interesantes que han beneficiado a la ciudad.

Tenemos que ser capaces de hacer algo así.

La tan esperada rehabilitación y puesta en uso de la Cárcel Vieja de Murcia, después del susto del 'gastrobar' y la opción de un concurso de anteproyectos auspiciada por el Ayuntamiento y con el apoyo del Colegio de Arquitectos de Murcianos, supo a gloria.

La ciudadanía de Murcia se organizó y la Asociación para la Recuperación y Defensa de la Memoria Histórica de Murcia-Tenemos Memoria (MHMU), reclamando un destino digno para este edificio, organizó unas Jornadas en las que se proyectó el documental “La Cárcel Vieja habla”, en las que estuvieron representantes tan solventes como la directora del Archivo Histórico de Gijón para propiciar las ideas, pero sobre todo mostrar que era posible un uso digno, acorde con las aspiraciones de todas las partes: administración, asociaciones y técnicos.