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Dispersar para volver a ganar

Andrés Garrido

Murcia —

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Después de algo más de 30 años detrás de las campañas electorales me pude, por fin, librar de ellas. Y ha sido un alivio más que esperado, se lo puedo asegurar. Créanme: Es una sensación más que placentera. Pero a lo que pretendo ir: La campaña electoral 2015 del 24 de Mayo, en la Región de Murcia. No puedo contarles nada porque, como ya les he indicado, no tengo ni idea de cuántas formaciones políticas se presentan, cuáles son sus líderes o cabezas de candidaturas, qué lemas “machacan” cada dos minutos o cuáles son sus programas electorales. ¿Qué quieren? Con el tiempo que he dedicado a estos menesteres, me he vuelto un rebelde ácrata. Esto es, que pongo resistencia a que me vuelvan a bombardear una vez más y, además, partidario de suprimir toda autoridad (es decir, el sistema). Porque es el sistema el que está viciado.

Por ello, en estas elecciones me estoy dedicando a hacer acopio de toda aquella propaganda que es depositada en el buzón de mi vivienda con una clara misión: Comprobar, tras las elecciones y conformación de gobiernos, cuántos incumplimientos se llevan a cabo por parte de todas las fuerzas políticas y coaliciones que se presentan a estos comicios autonómicos y municipales. He dicho bien: todas. Porque soy de los que piensan que uno, cuando acude a pedir el voto del ciudadano, lo hace con un convencimiento absoluto de que todo aquello que refleja en su programa electoral puede cumplirlo. Pero no es así. Cuando se conforman los gobiernos, se inicia el mercadeo y, finalmente, ponen en marcha otros cuatro años de excelentes perspectivas para ellos, al tiempo que las cosas comienzan a ir mal para el ciudadano.

Ahí no cumple ni el Tato. Vamos, que si no cumplen los que gobiernan, mucho menos lo hacen los que están en la oposición. Nadie se acuerda ya del programa. Y además de un fraude al electorado, resulta de una poca vergüenza que sonroja en lo ajeno. El estar en la oposición no se traduce en que te “olvides” de tu programa o propuestas electorales (sí, esas que me vendiste cuando me pedías el voto) confrontándolas diariamente con las de los que gobiernan. Pues tampoco. Es mucho más agradable situarse en la bancada de “a verlas venir” con la presentación, de vez en cuando, de alguna que otra iniciativa parlamentaria o de Pleno municipal. No vaya a ser que piensen y puedan decir que “no hago nada” por mis conciudadanos.

A pesar de que intento no ver mucha televisión ni leer prensa (estoy saturado después de 37 ininterrumpidos años de profesión radiofónica y periodística), no puedo evitar que estos días aparezcan esas colas informativas electorales, amén de los spots publicitarios de cada formación. Y claro, ya estamos otra vez con el “run run” del voto, qué vamos a hacer, todo está por venir, somos tu mayoría… Es insoportable, de verdad.

Por una vez –y sin que sirva de precedente-, me voy a detener en dos ideas del bipartidismo. Unos, nos insisten en que lo mejor está por llegar. Bueno, como si no hubieran tenido tiempo de que lo mejor nos hubiera llegado hace años, después de 20 gobernando. Sin comentarios. Los otros, se nos presentan como el cambio que necesitamos para echar del gobierno a los primeros. Ahí me he disparado un poco, lo reconozco. Vamos a ver: Pensemos y razonemos, que son dos definiciones que están olvidadas en el tiempo: ¿Cómo vamos a echar al adversario político de los gobiernos, si estamos fraccionados en un montón enorme de formaciones? La izquierda política en esta Región de Murcia no pilla el concepto. Y lo peor es que parece no querer pillarlo.

Para tratar de vencer a tu adversario político, puesto que queda patente que aquí hay todavía bipartidismo a pesar de las marcas emergentes, la opción de izquierdas no puede ir tan divida. Es más, no debe ir dividida sino todo lo contrario. Por lo que, a pesar de que las últimas encuestas nos indican que los gobernantes van a perder votos y la mayoría, les auguro que volverán a gobernar. Espero equivocarme y que mi colega y amigo Ángel Montiel me pueda, por fin, ganar una apuesta.

Las marcas emergentes. Unos tienen un pasado un tanto “sospechoso”, al menos su líder; y, según hemos podido leer en muchos medios de comunicación, ha estado afiliado a uno de los dos grandes hasta hace cuatro días. O sea, que es un firme candidato a pactar con los que van a volver a gobernar. La otra marca cuyo líder, en sus comparecencias públicas (mítines) entona la banda sonora de “La Guerra de las Galaxias” al presidente de turno del Gobierno de España, a modo de mensaje futurista, tiene muchas posibilidades porque es la consecuencia del Movimiento 15M de hace cuatro años atrás. Un movimiento y, ahora, un partido político que ha logrado “despertar y movilizar” primero a los jóvenes, pero también a aquellos que se habían abandonado a su suerte electoralmente hablando.

Son dos marcas que entran en el espectro de la casta, desplazando a otras que después de muchos años (unas) y de un recorrido de medio fondo (otra) serán rechazadas, según las encuestas, por el electorado. Pero a pesar de ello, esas nuevas marcas no gobernarán; puede que alguna de ellas se haga con “la llave” para conformar gobiernos, pero no gobernarán. Esa es una labor que volverán a llevar a cabo los de siempre.

Por eso, después de tantos años “en el ajo” electoral; de ver cómo volvió la Monarquía, cómo se llevaron a cabo las primeras elecciones en 1977, de cómo nace nuestra Carta Magna y, en suma, de todo el largo recorrido que nos ha traído hasta el siglo XXI, la conclusión a la que siempre llego es que hay que cambiar el sistema. Porque es el sistema el que ha provocado –y lo sigue haciendo- la corrupción. Mientras no abordemos la mayor, no podremos regenerar la política en España. Y los ciudadanos continuaremos recelosos de los políticos al comprobar, una y otra vez, que todo sigue igual. Que tengan unas buenas elecciones y, ojalá, estemos acertados. Pero como sociedad civil, no nos olvidemos que debemos exigir cambiar el sistema, o el sistema acabará por cambiarnos a nosotros.

Andrés Garrido

Periodista retirado de Radio Nacional de España en Murcia

Después de algo más de 30 años detrás de las campañas electorales me pude, por fin, librar de ellas. Y ha sido un alivio más que esperado, se lo puedo asegurar. Créanme: Es una sensación más que placentera. Pero a lo que pretendo ir: La campaña electoral 2015 del 24 de Mayo, en la Región de Murcia. No puedo contarles nada porque, como ya les he indicado, no tengo ni idea de cuántas formaciones políticas se presentan, cuáles son sus líderes o cabezas de candidaturas, qué lemas “machacan” cada dos minutos o cuáles son sus programas electorales. ¿Qué quieren? Con el tiempo que he dedicado a estos menesteres, me he vuelto un rebelde ácrata. Esto es, que pongo resistencia a que me vuelvan a bombardear una vez más y, además, partidario de suprimir toda autoridad (es decir, el sistema). Porque es el sistema el que está viciado.

Por ello, en estas elecciones me estoy dedicando a hacer acopio de toda aquella propaganda que es depositada en el buzón de mi vivienda con una clara misión: Comprobar, tras las elecciones y conformación de gobiernos, cuántos incumplimientos se llevan a cabo por parte de todas las fuerzas políticas y coaliciones que se presentan a estos comicios autonómicos y municipales. He dicho bien: todas. Porque soy de los que piensan que uno, cuando acude a pedir el voto del ciudadano, lo hace con un convencimiento absoluto de que todo aquello que refleja en su programa electoral puede cumplirlo. Pero no es así. Cuando se conforman los gobiernos, se inicia el mercadeo y, finalmente, ponen en marcha otros cuatro años de excelentes perspectivas para ellos, al tiempo que las cosas comienzan a ir mal para el ciudadano.