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¿Falla el código penal o la sociedad que lo sustenta?

Podría hablar de cómo me horroriza la aplicación e interpretación de las leyes en este país. De como por ejemplo que el agredido sea un guardia civil es un agravante, pero de como si es agresor no lo es, de cómo el magistrado Ricardo González va soltando afirmaciones como “nos ha quedado claro el dolor que no sintió” y cree realmente que cinco tipos que parecen abusar de mujeres de forma sistemática a través de la sumisión química (aunque no cuenten como prueba hay wasaps y otras acusaciones) son inocentes insinuando que ella podría haberlo disfrutado.

Pero de lo que de verdad me gustaría hablar es sobre esa diferenciación que hace que esos sujetos nos vean como puros objetos y sean incapaces de ponerse en la piel de “Ella”. Frases como “si empiezas algo lo acabas”, “estaba colocada” o “no se resistió” son vergonzosas. Este tipo de frases son en las que se apoya la sentencia y por los que los jueces no pueden percibir/demostrar que hubiera violencia o intimidación (lamentablemente para el estado español el sexo no consentido no es igual a violación)… ¿Cómo alguien que nunca se ha sentido intimidado por el simple hecho de ser percibido como objeto puede entender lo que ello significa? ¿cómo se puede juzgar que no es violencia sino deja marcas cuando estamos en un tiempo que reconoce que “lo que más duelen no son los golpes”? y sobre todo ¿quién puede pensar que no resistirse a una violación masiva es algo diferente a una cuestión de supervivencia? Se olvidan de los chistes y las películas de terror donde en tono jocoso alguien suelta “cállate y no conviertas esta violación en asesinato”. En una violación siempre es necesario probar que no estabas realmente de acuerdo. Haber sobrevivido a ese momento traumático habla en tu contra, es como si te dijesen “si realmente no querías ¿por qué no te defendiste violentamente?” (que se lo digan a la pobre madre de Nagore) mientras su construcción social de la feminidad te dice todo lo contrario. Hagamos lo que hagamos siempre somos culpables de lo que nos hacen.

Estoy muy cansada de vivir en una sociedad donde se nos enseña a no ser violadas en lugar de a no violar y respetar al prójimo.

Así que solo nos queda contra el sexismo y la opresión; juntos ellos y ellas.

Podría hablar de cómo me horroriza la aplicación e interpretación de las leyes en este país. De como por ejemplo que el agredido sea un guardia civil es un agravante, pero de como si es agresor no lo es, de cómo el magistrado Ricardo González va soltando afirmaciones como “nos ha quedado claro el dolor que no sintió” y cree realmente que cinco tipos que parecen abusar de mujeres de forma sistemática a través de la sumisión química (aunque no cuenten como prueba hay wasaps y otras acusaciones) son inocentes insinuando que ella podría haberlo disfrutado.

Pero de lo que de verdad me gustaría hablar es sobre esa diferenciación que hace que esos sujetos nos vean como puros objetos y sean incapaces de ponerse en la piel de “Ella”. Frases como “si empiezas algo lo acabas”, “estaba colocada” o “no se resistió” son vergonzosas. Este tipo de frases son en las que se apoya la sentencia y por los que los jueces no pueden percibir/demostrar que hubiera violencia o intimidación (lamentablemente para el estado español el sexo no consentido no es igual a violación)… ¿Cómo alguien que nunca se ha sentido intimidado por el simple hecho de ser percibido como objeto puede entender lo que ello significa? ¿cómo se puede juzgar que no es violencia sino deja marcas cuando estamos en un tiempo que reconoce que “lo que más duelen no son los golpes”? y sobre todo ¿quién puede pensar que no resistirse a una violación masiva es algo diferente a una cuestión de supervivencia? Se olvidan de los chistes y las películas de terror donde en tono jocoso alguien suelta “cállate y no conviertas esta violación en asesinato”. En una violación siempre es necesario probar que no estabas realmente de acuerdo. Haber sobrevivido a ese momento traumático habla en tu contra, es como si te dijesen “si realmente no querías ¿por qué no te defendiste violentamente?” (que se lo digan a la pobre madre de Nagore) mientras su construcción social de la feminidad te dice todo lo contrario. Hagamos lo que hagamos siempre somos culpables de lo que nos hacen.