El diario Cinco Días publicó el 13 de febrero de 2023 un artículo titulado 'Hacer lo mínimo indispensable: la Gran Dimisión a la española'. Este artículo cuenta que “el 61% de los trabajadores españoles afirma sentirse desmotivado con su trabajo y el 45% muestra síndrome del trabajador quemado, comúnmente llamado burn out”. Además, plantea el problema de la búsqueda infructuosa, por parte de los trabajadores, de “un propósito” en su empleo; considera que las subidas salariales ayudarían a resolver el problema y lamenta que las dificultades del mercado laboral español impidan el cambio de puesto a los trabajadores descontentos con el suyo.
Entiendo que podemos considerar que un diario económico como Cinco Días constituye una voz cualificada del sistema económico, es decir, del capitalismo. Sin reconocerle el rigor de un medio científico, más centrado en los hechos en sí, una publicación de este tipo transmite (y construye) la perspectiva imperante en su entorno, el discurso dominante compartido por un grupo amplio de personas. Por ello, nos ofrece una ventana para mirar desde fuera cómo se piensa en estos ambientes.
Dejando a un lado el lema 'el trabajo os hará libres' que presidía la entrada al campo de Auschwitz, el esfuerzo continuo, la disciplina diaria y la dedicación que requiere una actividad laboral pueden, y deben, favorecer el desarrollo de una persona. Este desarrollo no se refiere sólo a la mejora de las habilidades necesarias para ser más productivo, sino a cualidades más personales como la perseverancia, la tolerancia a la frustración, las habilidades interpersonales para los trabajadores que se encuentran de cara al público, la capacidad de reflexionar sobre el sentido de la tarea y su repercusión social, el compromiso moral para “construir un mundo mejor” a través de la labor cotidiana, etc.
Sin embargo, el escenario mostrado en el artículo de Cinco Días nos acerca más a la maldición bíblica de “ganarás el pan con el sudor de tu frente”.
En realidad, la descripción del problema no es nueva. Ya en el siglo XIX Marx hablaba de la doble alienación del proletariado: no encontrar 'propósito' en su tarea y, además, tener que asumir que el fruto de su esfuerzo se lo apropie el capitalista. El 'síndrome del trabajador quemado' es una actualización del mismo tema.
La propuesta de solucionar el problema con subidas salariales tampoco es nueva. Henry Ford aumentó el sueldo de los trabajadores que construían el automóvil modelo T con la intención declarada de compensar el malestar provocado por el trabajo rutinario en una cadena de montaje, es decir, la alienación que causaba o el 'burn out' que ocasionaba. Aunque es una cuestión de justicia social que se aumenten los salarios si la productividad lo permite, en vez de que el empresario acumule beneficios sin límite, la realidad es que la efectividad de esta medida para prevenir el síndrome del trabajador quemado es limitada.
Por otra parte, la mejora del poder adquisitivo de los trabajadores les permite adquirir más bienes, profundizando en la dinámica consumista. Esto puede compensar el malestar de la alienación laboral, pero el consumismo en sí también puede constituir una tendencia alienadora.
La reforma de la actividad laboral para que dignifique al ser humano en vez de dañarlo es complicada, pero creo que constituye una de las principales tareas a afrontar si queremos vivir en un mundo más adaptado a las personas.
El fracaso (o el no intento) de afrontar este tipo de problemas llevó al desarrollo del discurso marxista y a la implantación del comunismo en la URSS y otros países. Tras la caída del comunismo estamos viendo una exacerbación de los problemas del modelo capitalista.
Aunque el discurso en sí no resulte novedoso, sí me resulta sorprendente encontrar un abordaje de corte marxista integrado en la narrativa oficial de un diario capitalista. Esto muestra que a lo largo del siglo XX, con todas sus revoluciones y derramamientos de sangre, hemos conseguido algún avance en la integración de modelos teóricos.
Estamos lejos de encontrar una solución a los problemas que plantea el capitalismo, pero artículos como el de Cinco Días ayudan a tener esperanza en que hay una cierta conciencia del problema y hasta voluntad de cambio. A ver qué podemos construir sobre esa esperanza.
El diario Cinco Días publicó el 13 de febrero de 2023 un artículo titulado 'Hacer lo mínimo indispensable: la Gran Dimisión a la española'. Este artículo cuenta que “el 61% de los trabajadores españoles afirma sentirse desmotivado con su trabajo y el 45% muestra síndrome del trabajador quemado, comúnmente llamado burn out”. Además, plantea el problema de la búsqueda infructuosa, por parte de los trabajadores, de “un propósito” en su empleo; considera que las subidas salariales ayudarían a resolver el problema y lamenta que las dificultades del mercado laboral español impidan el cambio de puesto a los trabajadores descontentos con el suyo.
Entiendo que podemos considerar que un diario económico como Cinco Días constituye una voz cualificada del sistema económico, es decir, del capitalismo. Sin reconocerle el rigor de un medio científico, más centrado en los hechos en sí, una publicación de este tipo transmite (y construye) la perspectiva imperante en su entorno, el discurso dominante compartido por un grupo amplio de personas. Por ello, nos ofrece una ventana para mirar desde fuera cómo se piensa en estos ambientes.