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José Luján y la pelota en su tejado

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Los estudiantes de la UMU llevan en pie de guerra desde hace algo más de dos semanas, tras ver que la Universidad no tomaba medidas contundentes respecto a la convocatoria de exámenes de enero, de modalidad presencial. Distintos grupos de alumnos plantearon que no se podían hacer los exámenes de forma presencial, dada la situación sanitaria en la Región de Murcia era terrorífica al empezar la convocatoria.

Rápidamente, el rectorado; con José Luján a la cabeza, se escudó en unos acuerdos que datan del 4 de diciembre, donde se establece la modalidad presencial. Sin embargo, los estudiantes afirmaron, muy acertadamente, que la situación de la pandemia no era la misma en diciembre que a principios de enero. Además, se recordó que el comité de expertos de la UMU, respecto al coronavirus ya desaconsejó realizar los exámenes presencialmente en enero, además de plantear una serie de medidas en caso de que fuesen presenciales.

Tal y como aseveran tanto el Frente de Acción Estudiantil (FAE) como la Asamblea de Estudiantes de la Universidad de Murcia, creada ante la aparente inmovilidad del Consejo de Estudiantes de la UMU y de la propia universidad en la primera semana de exámenes, no solo no habían medidas serias, sino que las pocas que se habían establecido se evadían constantemente: aulas sin ventilación, estudiantes sentados hombro con hombro, guardias fumando en la puerta de las aulas, autobuses y tranvías hasta los topes, falta de previsión ante las aglomeraciones en los pasillos, etc.

Ante este aluvión de pruebas y reclamaciones, buena parte del profesorado ha decidido posicionarse, de forma individual, con los estudiantes. El Consejo de Estudiantes también se ha posicionado en la línea general, apoyando las reivindicaciones de sus compañeros. Por último, familias y alumnos se alarman debido a los altísimos datos de incidencia acumulada. Ante esta situación, el rector trató de violentos y apáticos a los estudiantes, mantuvo la exigencia de la modalidad presencial, y viendo que la pelota estaba en su tejado, intentó jugar a un macabro juego de la “patata caliente”, una clásica maniobra consistente en echarle la responsabilidad a otro. El afortunado: la Consejería de Sanidad.

Ante esta situación, un compañero nos recordó como en marzo la UMU vivió una situación parecida: la Universidad no pretendía cerrar ante el inicio de la pandemia, y fue la Consejería quien le obligó a hacerlo. Ésta cerró sus puertas una semana más tarde que la mayoría de universidades españolas. Sin embargo, esta vez la regla no se cumplió, pues la consejería, en vez de cortar de raíz este sinsentido, decidió que lo más conveniente era seguirle el juego a Luján, cosa que, como era de esperar, enfureció aún más a los estudiantes y a la sociedad universitaria.

Tras asistir a este espectáculo, la Asamblea de Estudiantes, junto con el Frente de Acción Estudiantil, convocaron una reunión con las principales fuerzas políticas y sindicales de la Región, así como algunos medios informativos. De esta reunión salió un claro mensaje conjunto: Exámenes en modalidad no presencial, un llamado a la Consejería para “restaurar la cordura” y la mejora del transporte murciano y regional, entre otras consignas.

De aquí damos un salto a los últimos acontecimientos, donde el Consejo de Estudiantes reclama la convocatoria del Consejo de Gobierno de la UMU, el cual tuvo lugar a finales de esa semana, y dio finalmente la razón a los estudiantes, reconociéndose que era imposible garantizar la seguridad de estudiantes y profesores durante los exámenes. Pero (porque en estas cosas siempre hay un “pero”) se retrasaron los exámenes quince días, así como todo el curso.

Para algunos, entre los que se incluye el Consejo de Estudiantes de la UMU, esta medida es bienvenida, pues es cierto que los alumnos también prefieren la modalidad presencial, aunque hayan determinado que no es seguro llevarla a cabo. También tenemos al antes mencionado FAE, desde donde se ha recordado que el aplazamiento del curso completo por quince días solo genera más dificultades para los estudiantes que trabajan y estudian, cuyo trabajo es vital para mantener los estudios, y que ahora deben hacer unas maniobras de calendario perjudiciales o directamente imposibles. Recordemos que este tipo de estudiante es cada vez más numeroso.

Finalmente encontramos que la pretensión de la Universidad, con el visto bueno del Consejo de Estudiantes, es aplazar y aplazar mientras que no se puedan hacer los exámenes presenciales, cuando lo rápido y lógico es poner la modalidad no presencial. Parece que Luján se aferra a la modalidad presencial como si su vida dependiera de ello. Lo que más alegra de esta situación es la rápida y contundente respuesta por parte de los estudiantes, que han creado por sí mismos la Plataforma de Estudiantes, y también llama la atención la gran sinergia que hay con FAE y otras organizaciones juveniles ya existentes.

Esto habla muy bien a favor de las nuevas generaciones de estudiantes, de las cuales se han dicho muchas cosas, pero que hoy han demostrado que son capaces de mucho. También hay que señalar lo más penoso de esta situación: el mundo estudiantil dividido, entre el eje FAE-Asamblea, y el Consejo de Estudiantes. Partes que están siendo protagonistas de otra lucha sinsentido por ver quien tiene más legitimidad, más fuerza, más apoyo, etc. Cuando ambas fuerzas no chocan ni en competencias ni en estructura, sino que podrían llegar a complementarse mutuamente ya que una posee características que la otra carece, y viceversa.

Sin embargo, y para terminar, hay una conclusión clara y firme: esta situación deriva del mal gobierno universitario del rector José Luján, y que este conflicto puede haber sido el más sonado y polémico, pero ni ha sido la primera vez que Luján se la juega a los estudiantes, ni va a ser la última.

Los estudiantes de la UMU llevan en pie de guerra desde hace algo más de dos semanas, tras ver que la Universidad no tomaba medidas contundentes respecto a la convocatoria de exámenes de enero, de modalidad presencial. Distintos grupos de alumnos plantearon que no se podían hacer los exámenes de forma presencial, dada la situación sanitaria en la Región de Murcia era terrorífica al empezar la convocatoria.

Rápidamente, el rectorado; con José Luján a la cabeza, se escudó en unos acuerdos que datan del 4 de diciembre, donde se establece la modalidad presencial. Sin embargo, los estudiantes afirmaron, muy acertadamente, que la situación de la pandemia no era la misma en diciembre que a principios de enero. Además, se recordó que el comité de expertos de la UMU, respecto al coronavirus ya desaconsejó realizar los exámenes presencialmente en enero, además de plantear una serie de medidas en caso de que fuesen presenciales.