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Lágrimas y esperanzas

Y es que ante las públicas lágrimas de la `condesa rubia y popular´ se han desatado reacciones muy variadas , estando muchas de ellas más cerca de la satisfacción que de la condolencia.

Y no es que el paciente y bien educado pueblo español se haya pervertido de golpe y porrazo, no. Se trata de que la memoria colectiva esta vez no nos falla, y de que el `largometraje romano´ en el que estamos viviendo, dura ya demasiado. Además, el reparto de papeles es tan injusto que clama al cielo. A la mayoría social nos ha tocado el papel de `esclavos o de soldados ´, y muchos estamos hartos de ver pasear impunemente a los `senadores patricios´ haciendo ostentación de su poder, riqueza y falta de escrúpulos ante nuestros indignados ojos.

La lideresa Aguirre ha ostentado el poder al mando de su partido durante muchos años con absoluta prepotencia y descaro, sembrando dolor y desesperación en muchas familias desahuciadas de sus viviendas, sin ayudas a la dependencia, sin posibilidad de ejercer su profesión de enfermero/a, médica/o, maestro/a, etc.

Son además demasiados los casos de corrupción televisados en vivo y en directo mientras se aplican nuevos y severos recortes a nuestros sueldos y derechos sociales.

Es demasiado dinero robado a las arcas públicas por `los amiguitos del poder popular´ para inflar sus cuentas millonarias en paraísos fiscales

Por eso, ante las lágrimas de la lideresa, el pueblo en su sano juicio, ha reaccionado mayoritariamente con esperanza; con una esperanza incierta pero intensa: ¿ Y si tras esas lágrimas… empezaran a caer más ?

¿Y si tirando del hilo, del grueso hilo de esa trama corrupta que nos ha venido gobernando tantos años, empezáramos a poder respirar de otra manera, a vislumbrar una nueva España ?

¿Y si entraran por fin los corruptos en la cárcel y devolvieran el dinero robado a los españoles ? ¿ Y si …?

Quizás entonces…

Podríamos devolver la Dignidad a nuestros mayores y enfermos dependientes , prestándoles los servicios y ayudas que precisan.

Podríamos garantizar unas tarifas no abusivas en los recursos y servicios esenciales ( agua, electricidad, gas, transporte…).

Podríamos controlar el número y los sueldos de altos cargos y asesores.

Podríamos recuperar la Calidad de nuestros servicios públicos esenciales (Educación, Sanidad y Sociales) con una oferta de empleo público adecuada y suficiente.

Podríamos hacer que vuelvan nuestros jóvenes y científicos del extranjero para trabajar en España y ofrecerles un futuro.

Podríamos aumentar y dignificar los salarios de nuestros trabajadores.

Podríamos recuperar nuestros sistemas de energías limpias y sostenibles.

Podríamos ser el país solidario con los más necesitados que queremos ser, siguiendo los expresos deseos y directrices del Papa Francisco.

Podríamos…

Sí. Indudablemente, la mafia instalada en el poder ha expoliado España hasta límites increíbles y la gente ya se ha dado por enterada.

Ya no vale pedir perdón, poner caritas de buena persona o prometer que no se va a repetir. Las personas sencillas y honestas estamos hartas de sufrir este `largometraje romano neoliberal´ y exigimos Justicia Real Ya . Pero sobre todo, porque necesitamos el Futuro Digno que nuestras jóvenes se merecen. Porque estando mejor preparadas que nunca , se encuentran desesperadas estudiando a tope para presentarse a oposiciones multitudinarias casi imposibles que sólo causan frustración, o trabajando en puestos sin cualificar por sueldos indignos e indignantes.

Y es que ante las públicas lágrimas de la `condesa rubia y popular´ se han desatado reacciones muy variadas , estando muchas de ellas más cerca de la satisfacción que de la condolencia.

Y no es que el paciente y bien educado pueblo español se haya pervertido de golpe y porrazo, no. Se trata de que la memoria colectiva esta vez no nos falla, y de que el `largometraje romano´ en el que estamos viviendo, dura ya demasiado. Además, el reparto de papeles es tan injusto que clama al cielo. A la mayoría social nos ha tocado el papel de `esclavos o de soldados ´, y muchos estamos hartos de ver pasear impunemente a los `senadores patricios´ haciendo ostentación de su poder, riqueza y falta de escrúpulos ante nuestros indignados ojos.