Si somos jóvenes para unas cosas, somos jóvenes para todo lo demás ¿no? La condescendencia de la generación boomer tenía que verse compensada de alguna forma.
Ver a López Miras balbucear borracho ha resultado más divertido de lo que imaginaba. Para ser tan grandullón parece que tiene poco aguante.
No dejo de pensar en Sanna Marin y en cómo la redujeron al listón de una beoda despeinada por hacer algo totalmente normal en una persona de treinta y pico: ponerse ciego y hacer el idiota.
Pero Fernando López Miras tiene lo que a Sanna Marin le faltó para evitarse muchas de las críticas que recibió: un pene. Algún día se estudiará en las universidades la capacidad de los líderes del PP de caer de pie contra todo pronóstico una y otra vez. Digno sucesor de Rita Barberá, Fernando. A ella la estigmatizaron para siempre sus gintonics y el caloret, probablemente por esta pequeña pero patológica necesidad de echar en cara a las mujeres comportamientos absolutamente naturales en un hombre.
Sin embargo, no vengo aquí para soltar un discurso a favor de la cultura de la borrachera y explicar por qué no debería sorprendernos que cualquier persona, ostente o no un cargo público, tiene el sacrosanto - o luciferino, según se mire - derecho a beber hasta caer al suelo.
He venido para hacer leña del árbol caído, porque a pesar de todo, y más aún cuando se ostenta un cargo público, hay que ser muy, pero que muy pringao para dejar que un chaval consiga al presidente de la comunidad autónoma y un letrero con Puta Murcia en la misma foto.
Le debo una copa a ese tipo.
En cuanto a ti, Fernando - parece que frecuentamos los mismos aseos, así que permíteme tutearte - disfruta hasta que no puedas disfrutar más. Ronaldinho pudo haber sido el mejor futbolista del mundo, pero prefirió disfrutar su juventud. No es mala filosofía.
Y paga alguna ronda, que sabemos lo que cobras.
Si somos jóvenes para unas cosas, somos jóvenes para todo lo demás ¿no? La condescendencia de la generación boomer tenía que verse compensada de alguna forma.
Ver a López Miras balbucear borracho ha resultado más divertido de lo que imaginaba. Para ser tan grandullón parece que tiene poco aguante.