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La máquina del odio y el colapso democrático

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Me sigue costando asumir que en una democracia como la nuestra los poderes públicos den vida a partidos políticos anticonstitucionales, neofranquistas, machistas, racistas, xenófobos y negacionistas.

Como murciano, me muero de vergüenza cuando todo un vicepresidente y consejero de interior se refiere a la llegada de cientos de personas desde el norte de África en embarcaciones precarias a las costas de la Región de Murcia con estas palabras:

“En estos momentos de especial tensión internacional no podemos obviar que la infiltración de yihadistas en las pateras eleva el riesgo de atentados. ¡Nos jugamos nuestra seguridad! Una nación sin protección en sus fronteras se encamina hacia el colapso. Y todo gracias a la complicidad del Gobierno con las mafias”.

Está dando a entender que cualquiera que sale de África buscando una vida mejor puede cometer un atentado terrorista. Repito: el daño que hace esa afirmación a la vida diaria de miles de murcianos y murcianas de origen africano es incalculable.

Está diciendo que el gobierno español es cómplice de las mafias que juegan con la vida de las personas, las miles que tocan tierra y las miles que se traga el Mediterráneo cada año, cuando lo que debería hacer es colaborar con Madrid para prestar una atención humanitaria eficaz, con la ley en la mano.

Está presuponiendo que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son incapaces de hacer su trabajo y detectar a presuntos delincuentes.

En realidad ese vicepresidente desconoce a quienes llegan, sus historias de vida, el sistema de acogida español, las obligaciones de la Comunidad Autónoma hacia esas personas, y por supuesto, le importa un pito la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Ese personaje elevado al poder por la UCAM para defender sus muy católicos intereses estará todo el tiempo que quiera viviendo del sueldo que le pagamos los murcianos aunque reniegue del Estado de las Autonomías. 

Es curioso que se llamen católicos estos políticos. Me educaron en esa religión durante mi infancia y adolescencia en Dolores de Pacheco. Tuve el enorme privilegio, junto a otros niños y niñas de mi pueblo, de recibir la catequesis de personas que dejan huella: Molina Sánchez y su esposa Amparo (¿se terminó de restaurar la obra del pintor? ¿alguien pondrá en valor y mostrará al público esa joya que es patrimonio de Murcia? ¿qué pasó con la Fundación?).

Si usted sabe algo de la vida y obra de Jesucristo podrá imaginar que la diferencia entre la doctrina cristiana que recibí de Amparo y José Antonio (también de Basi Marín) con una pasión y un cariño que me emociona recordar, y lo que el partido de ultraderecha en el poder hace y dice sobre las personas más vulnerables, es abismal.

Lo que ha escrito Antelo en su cuenta de twitter demuestra que carece de talla política y humana para defender su cargo. Desconoce y tergiversa la realidad, por tanto es imposible que pueda aportar soluciones a los problemas de una sociedad cada vez más diversa en la que uno de cada cinco habitantes es de origen extranjero. Va poco por Cáritas.

Como líder de su formación política Antelo puede escribir eso y más. Como vicepresidente de la Región de Murcia debe parar la máquina de generar odio hacia las personas migrantes que patentó su partido.

No merece representar a la Región de Murcia. Claro, que esta Región ha cambiado, no hay democracia, por mucho que nos llamen a votar cada cuatro años. Dio señales de anoxia siendo José Molina presidente del Consejo de Transparencia, él mismo nos advirtió que nuestros políticos nunca rinden cuentas, sus mentiras les salen gratis.

El colapso total del ecosistema político llegó con la formación de un gobierno de tránsfugas que vendieron el voto que obtuvieron de la ciudadanía al mejor postor. Esa fue la puntilla a una democracia tan democrática que otorga legitimidad a quienes la violentan.

Cuarenta años de autonomía después, la Región de Murcia colapsó, como el Mar Menor. Es aquí donde habría que aplicar el artículo 155 de la Constitución, no en Cataluña.

Merced al entreguismo de nuestros dirigentes políticos hacia sus jefes de la capital del Reino, para Madrid fuimos, somos y seremos la nada, como mucho un estorbo. El único logro imprevisto, el tren soterrado, hay que apuntárselo a la ciudadanía, que fue escuchada por un gobierno del PSOE.

Visto el panorama, aquí seguiré denunciando colapsos y odios. Siempre nos quedará el periodismo.

Me sigue costando asumir que en una democracia como la nuestra los poderes públicos den vida a partidos políticos anticonstitucionales, neofranquistas, machistas, racistas, xenófobos y negacionistas.

Como murciano, me muero de vergüenza cuando todo un vicepresidente y consejero de interior se refiere a la llegada de cientos de personas desde el norte de África en embarcaciones precarias a las costas de la Región de Murcia con estas palabras: