Hace unos días más de ochenta profesionales de la Cultura y Educación le enviaban al presidente de la Comunidad Autónoma. Fernando López Miras, una carta abierta en la que exigían que, en ese mercadeo de consejerías, no le dieran esas competencias a la diputada expulsada de Vox, María Isabel Campuzano en el nuevo Gobierno, surgido después de la moción de censura; a esa iniciativa se sumaron en unas horas más de 3.000 firmas en Change.org. Como el Presidente no cede, supongo que esperará que la cosa se quede en esas protestas esporádicas. Aunque visto lo visto y con la idea de volver a intentar imponer el llamado pin parental se prevé una primavera caliente. Los ex de Voz apoyaron la moción de censura a cambio de volver a imponer el pin parental.
En realidad, el pin parental nunca se fue, siempre ha estado ahí, desde que el anterior gobierno formado por PP-Ciudadanos lo pusiera en marcha el pasado curso, hasta que se paralizó por un recurso interpuesto por el Ministerio de Educación y se suspendió de manera cautelar por Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJMU), allá por marzo de 2020.
Volvemos al lugar de la partida, y ahí estamos en las tablas con el pin parental como caballo desbocado, solo que ahora los ex de Vox no lo imponen desde la Oposición, sino desde el Gobierno y con la Consejería de Cultura y Educación en sus masnos, desde la que impondrán su apoyo a la educación concertada y privada. Ya han tenido la primera protesta de la Plataforma por la Educación Pública Marea Verde, el pasado sábado, con una concentración frente al Palacio de San Esteban en Murcia, sede del Gobierno regional, para protestar por la “venta de la Consejería de Educación y Cultura”.
Hasta aquí los hechos de las noticias, en el terreno de la opinión, más allá de porqué precisamente le dan la Consejería de Cultura y Educación y no la Fomento e Infraestructuras, o del concepto que tienen de la Cultura, los ex de Vox, que siguen siendo de Vox ideológicamente, el auténtico asunto es el experimento, aunque con gaseosa, de la entrada de la ultraderecha en un Gobierno Autonómico, como preludio de lo que puede pasar en Madrid, si hipotéticamente ganara Ayuso sin mayoría. Y aquí se da un salto cualitativo, se cruzan unas líneas rojas, impensables por las derechas alemanas. Con un Gobierno apoyado por tres ex diputados de Ciudadanos que firmaron la moción de censura y se desdijeron en 24 horas y con un diputado de Vox y tres de ex Voz (Y aquí ya me hago un lío, como en aquellos tiempos neofranquistas, cuando no se sabía si unos eran de la Falange Auténtica o de la JONS), tenemos un panorama incierto, con unos Presupuestos sin aprobar y con el fantasma de unas elecciones anticipadas, con la mirada puesta en los resultados de las elecciones de Madrid. Mientras tanto, los enseñantes, los alumnos y padres que defienden la Educación Pública ya comienzan a calentar motores y el mundillo de la Cultura anda revuelto.
Hace unos días más de ochenta profesionales de la Cultura y Educación le enviaban al presidente de la Comunidad Autónoma. Fernando López Miras, una carta abierta en la que exigían que, en ese mercadeo de consejerías, no le dieran esas competencias a la diputada expulsada de Vox, María Isabel Campuzano en el nuevo Gobierno, surgido después de la moción de censura; a esa iniciativa se sumaron en unas horas más de 3.000 firmas en Change.org. Como el Presidente no cede, supongo que esperará que la cosa se quede en esas protestas esporádicas. Aunque visto lo visto y con la idea de volver a intentar imponer el llamado pin parental se prevé una primavera caliente. Los ex de Voz apoyaron la moción de censura a cambio de volver a imponer el pin parental.
En realidad, el pin parental nunca se fue, siempre ha estado ahí, desde que el anterior gobierno formado por PP-Ciudadanos lo pusiera en marcha el pasado curso, hasta que se paralizó por un recurso interpuesto por el Ministerio de Educación y se suspendió de manera cautelar por Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJMU), allá por marzo de 2020.