Somos muchos los que una vez pasada la vorágine electoral, que al parecer nos aturde, comenzamos a vivir en nuestra ciudad y nos hacemos la pregunta: ¿Murcia ciudad inteligente? Eso es lo que otros afirman conseguir a base de máquinas y sistemas que ya hubiera querido George Lucas para la “Guerra de las Galaxias”, un sistema capaz de gobernar una ciudad: la “Murcia Smart City”.
Los más pesimistas ya estamos pensando que a lo mejor es mejor dejar pensar a las maquinas, lo mismo nos sale más barato y nos va mejor. Pues la lógica matemática sí sería capaz de discernir qué zonas de la ciudad hubieran hecho ser sostenible un tranvía que nos cuesta aproximadamente todos los meses 1.000.000 de euros… miedo me da lo que pueda costar el 'Tranvibus'.
Quizás ese gran cerebro “CEUS” hubiera previsto que, si se compran chalecos antibalas para la policía hay que revisar el tallaje de las demás prendas del uniforme y pensar también en su composición de cara a la sudoración, o quizás evitar sacar un 'ofertón' de empleo, de plazas que ya están ocupadas, a sabiendas de que Europa parece reconocer a los trabajadores que las ocupan el derecho a ser fijos.
No creo que a los murcianos nos hagan falta sensores para saber qué farola está apagada, ¡ya lo sabemos!: en los carriles de la Huerta una sí y otra no porque no hay presupuesto para todas. Tampoco necesitamos sensores que nos digan qué temperatura hace en Plaza Castilla o si estamos en la Plaza Mayor, o si los contenedores de basura están llenos porque no hay nadie para vaciarlos. Toda esta parafernalia parece montada para que baje la cabeza mirando al móvil, para ver presentaciones 3D, infografías y toda esa ciudad virtual que se pretende llamar Murcia Smart City.
Quiero levantar la cabeza y vivir en esa ciudad amable capital de provincia en la que me críe. Agradecería más poder agilizar los trámites de las licencias de obras, que los autobuses lleguen a las pedanías con la misma frecuencia que en el centro de la ciudad, que se acabara con el fraude de ley en la provisión de puestos en el Ayuntamiento, que alguna vez el tranvía llegue a la Arrixaca y al Palmar... En fin, quiero mi Murcia real.
Quizás pueda entender que votemos al político que vende humo, aunque sea por segunda vez, pero lo que Murcia no se puede permitir es al que 'compra humo' y lo compra caro. ¡Otra fiesta con flores! Porque al final somos los ciudadanos quienes pagamos la cuenta.
Somos muchos los que una vez pasada la vorágine electoral, que al parecer nos aturde, comenzamos a vivir en nuestra ciudad y nos hacemos la pregunta: ¿Murcia ciudad inteligente? Eso es lo que otros afirman conseguir a base de máquinas y sistemas que ya hubiera querido George Lucas para la “Guerra de las Galaxias”, un sistema capaz de gobernar una ciudad: la “Murcia Smart City”.
Los más pesimistas ya estamos pensando que a lo mejor es mejor dejar pensar a las maquinas, lo mismo nos sale más barato y nos va mejor. Pues la lógica matemática sí sería capaz de discernir qué zonas de la ciudad hubieran hecho ser sostenible un tranvía que nos cuesta aproximadamente todos los meses 1.000.000 de euros… miedo me da lo que pueda costar el 'Tranvibus'.