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No mires arriba

11 de enero de 2024 06:00 h

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En enero de 2019 la oposición pedía, ante el pico de contaminación invernal, la gratuidad del transporte público al entonces alcalde. No les hicieron caso. Los picos de contaminación invernales son un clásico en la ciudad de Murcia. Si miramos las hemerotecas observaremos que dichas puntas se producen, bien en invierno por la conjunción de inversión térmica, quemas de podas y falta de control, bien en verano, por la llegada de polvo sahariano en suspensión.

La conciencia de esta situación hizo que el gobierno municipal le recordase a la oposición que la contaminación seguía a pesar de haberles hecho caso con la gratuidad del transporte público durante las navidades. A la vista está que hacen falta más medidas: controlar las quemas con una política coherente y constante que aúne los incentivos para la eliminación mecánica de podas con la coacción de las multas a las quemas indiscriminadas. Sin embargo, el gobierno municipal parece que no está dispuesto, ni a eso, ni a desarrollar como debe la Zona de Bajas Emisiones, pues, aumentar las medidas para controlar la contaminación, establecidas en el protocolo, hubieran puesto en tela de juicio la publicidad engañosa del regreso de la navidad secuestrada en la que todo se celebra en la capital. Ya saben que mientras rueda no es chamba y la San Silvestre tenía que hacerse.

Frente a la creencia común las ranas saltan del agua cuando esta empieza a calentarse. Su instinto de supervivencia es superior a cualquier otra condición. Los humanos tenemos adormilado ese instinto. En parte porque la cultura no siempre es ni síntoma de inteligencia: hay tontos ilustrados e indiferentes, ni una tabla de salvación: se puede invadir Polonia escuchando la Cabalgata de las valkirias o saboreando un buen vino. La contaminación es una realidad que hemos intentado eliminar. En 2018 se creó un protocolo para intentar superar estas crisis, dado que el año anterior tuvimos cinco días seguidos con los datos de San Basilio disparados. Sin embargo, a pesar de los datos, en vez de reconocer la necesidad de los cambios achacamos los picos de contaminación a las medidas que intentan revertirlos modificando nuestras costumbres.

Hace unos años el actual alcalde decía algo así como no vamos a dudar un minuto en la aplicación de las medidas de prevención ante la contaminación. Eso fue antes del no mires arriba – por jugar con el título de la película – y la guerra cultural del cochismo ilustrado. Ese que le ha llevado al poder negando la mayor y atacando el mismo plan de movilidad que hubiera apoyado de haber seguido en el gobierno. La cuestión no es solo murciana y afecta desde las grandes capitales como Londres a pequeños pueblos como Alhama de Murcia, donde la retirada del aparcamiento para hacer el futuro balneario de Los Baños tuvo también sus efectos en las elecciones. Estoy seguro de que a poco que se esmeren encuentran en sus pueblos, en la que la gente sabe quién está en el bar por las matrículas de los coches, algún ejemplo de este tipo.

La idea del coche como ejercicio de libertad es fácil encontrarla en el cine, para los jóvenes en: American Graffiti o Grease; como liberación: en Rebelde sin causa, o con final trágico en Thelma y Louise , símbolo feminista cuando yo era joven, con la aparición estelar de joven Brad Pitt. No sé ustedes pero la única película con una fuerte crítica a este mundo de autopistas de libertad – freeways – es ¿Quién engaño a Roger Rabitt? Con su frase final yo empezaría cualquier reunión sobre estas cuestiones: ¿quién desearía una autopista o coger un coche cuando puedes agarrar un tranvía por cincuenta céntimos?

Para lo demás, una vez ganado el soterramiento y el bulevar sobre las vías que habrán de ponerle Joaquín Contreras, yo sigo con la misma cantinela: la perenne necesidad de organizar y planificar el nodo intermodal de la estación de ferrocarril del Carmen; la necesaria inversión en su estación de autobuses regional que debe ser financiada a partes iguales por el Ayuntamiento y la Comunidad Autónoma. Para ello es necesario ya, la creación de una ley y una entidad de transporte regional que incluya también a las cercanías, con Alicante, con Lorca y, sobre todo, con Cartagena. Unas cercanías que, como ustedes saben dependen de Valencia, en un mundo que tiende a su regionalización, atomización, y, más adelante, privatización y como dije y seguiré diciendo la única manera de conservarlos será mejorarlos y tenerlos presentes. Espero que pronto construyan la línea por Camarillas con Albacete, que nos asegure, medias distancias con nuestra antigua provincia y cercanías con nuestros pueblos.

Supongo que la cosa está en cambiar el chip. En empezar a pensar en el transporte público como algo liberador donde ocurren cosas maravillosas. Recuerda que, si el coche despierta tus más bajas pasiones como sucede en Salvaje, en el transporte público puedes conocer al amor de tu vida, como en Los demonios del amanecer.  Pero claro, para eso hay que desear que ni nos roben la bicicleta como a Antonio Ricci en Ladrones de Bicicletas, ni nos atropellen como en Muerte de un ciclista, que para eso tenemos carriles bici. Que no todo va a ser ir a velocidad del rayo como Kevin Bacon en Quicksilver. El caso es empezar a pensar de otra manera.

En enero de 2019 la oposición pedía, ante el pico de contaminación invernal, la gratuidad del transporte público al entonces alcalde. No les hicieron caso. Los picos de contaminación invernales son un clásico en la ciudad de Murcia. Si miramos las hemerotecas observaremos que dichas puntas se producen, bien en invierno por la conjunción de inversión térmica, quemas de podas y falta de control, bien en verano, por la llegada de polvo sahariano en suspensión.

La conciencia de esta situación hizo que el gobierno municipal le recordase a la oposición que la contaminación seguía a pesar de haberles hecho caso con la gratuidad del transporte público durante las navidades. A la vista está que hacen falta más medidas: controlar las quemas con una política coherente y constante que aúne los incentivos para la eliminación mecánica de podas con la coacción de las multas a las quemas indiscriminadas. Sin embargo, el gobierno municipal parece que no está dispuesto, ni a eso, ni a desarrollar como debe la Zona de Bajas Emisiones, pues, aumentar las medidas para controlar la contaminación, establecidas en el protocolo, hubieran puesto en tela de juicio la publicidad engañosa del regreso de la navidad secuestrada en la que todo se celebra en la capital. Ya saben que mientras rueda no es chamba y la San Silvestre tenía que hacerse.