Deben llegar los días en los que se acaben los chistecitos, los cuchicheos y los puñales. Los días en los que se pueda acudir al puesto de trabajo sin miedo de mostrarse, sin miedo de ser, sin miedo de vivir siendo una persona LGTBI.
La reciente legislación aprobada garantiza que las empresas deban comenzar a desplegar planes de igualdad y diversidad, a fin de garantizar que los espacios de trabajo sean espacios seguros y que ningún prejuicio social tenga cabida en nuestro tejido productivo. Se trata de uno de los mayores avances conseguidos en democracia porque supone que, a la vez, que convergemos con Europa, nos unimos a la estela de países libres que no toleran a quienes señalan, acusan y odian.
Los avances de nuestro país y la libertad conseguida bajo los derechos civiles son las mejores credenciales que tenemos para mostrarnos al mundo. Un mundo que todavía mantiene a las personas homosexuales y trans en la más absoluta oscuridad en casi setenta países y en diez de ellos además bajo la amenaza de la pena de muerte. España, por el contrario, ha sido convertido en un faro de luz gracias al trabajo conjunto de las organizaciones que luchamos por los Derechos Humanos y a la acción de los gobiernos progresistas de nuestro país.
Ahora nos encontramos en una situación complicada por la intención de la derecha y la ultraderecha de desterrar algunos de estos avances. Pero nuestra sociedad no puede permitirse ni un solo retroceso. Es el momento, también durante la celebración de este Orgullo 2023, de tomar de nuevo la palabra y participar de todos los actos reivindicativos, dejándonos ver para que nadie se atreva a decirnos como tenemos que vivir nuestras vidas y también para que sigamos siendo un ejemplo y una guía en todos esos rincones del mundo donde no pueden salir a celebrar estas fechas porque sobreviven bajo una opresión que algunos querrían para nuestro país y para toda Europa.
También en la Región de Murcia hemos de seguir peleando por las conquistas conseguidas, como por la puesta en marcha del Observatorio que hubiera servido para poner pie con pared y empezar a conocer realmente cuál es la vida que las personas LGTBI tenemos que padecer en nuestra propia tierra. Ya no nos valen más promesas incumplidas, ni las palabras vacías ni las frases hechas en un programa electoral que queda como papel mojado.
Recordemos, todas y todos, que cuidar de nuestras vidas es una tarea constante, que cada día que no defendemos la libertad de nuestros amigos, de nuestras compañeras de trabajo, de nuestra propia familia, serán días será ganados por aquellos que solo quieren que dejemos de existir. Recordemos que un país decente es aquel que protege a sus ciudadanos.
Deben llegar los días en los que se acaben los chistecitos, los cuchicheos y los puñales. Los días en los que se pueda acudir al puesto de trabajo sin miedo de mostrarse, sin miedo de ser, sin miedo de vivir siendo una persona LGTBI.
La reciente legislación aprobada garantiza que las empresas deban comenzar a desplegar planes de igualdad y diversidad, a fin de garantizar que los espacios de trabajo sean espacios seguros y que ningún prejuicio social tenga cabida en nuestro tejido productivo. Se trata de uno de los mayores avances conseguidos en democracia porque supone que, a la vez, que convergemos con Europa, nos unimos a la estela de países libres que no toleran a quienes señalan, acusan y odian.