A muchos y muchas no les llega la autorización para tomar su medicación para la hepatitis C y fallecen, a otros se les tira al saco de la precariedad y se ahogan, otros pierden la esperanza y con ella la vida.
Las familias están pasando por un penoso proceso que les lleva directos a la pobreza, y lo saben. El perfil del sufrimiento se extiende por los hogares como una plaga prefabricada por el PP en su afán por convertir nuestra nación en una gran puerta giratoria. Los ricos se fortalecen, especuladores y miserables de las finanzas, vendidos al poder. España va bien. Los brotes verdes.
Si algo crece en la Región de Murcia son las cifras de paro, hasta el 29,34%, y por ende la desigualdad. El paro es sólo una consecuencia de aquellos que desatienden sus funciones políticas. Un Estado para el bienestar sin el bienestar de la mayoría social, suena ya viejo. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo.
¿Y cuál es la receta del Gobierno para la Región? Mandarnos al responsable. Don Mariano Rajoy Brey, registrador de la propiedad, el que mira para otro lado, viene el día 7 de noviembre a explicarnos sus milongas electorales.
Lo seguro es que 600.000 murcianos y murcianas en riesgo de exclusión no estarán allí, como las trabajadores, trabajadoras y pensionistas con trabajos y pensiones de miseria que componen el 11,8% de los hogares en pobreza, y mucho menos el 2,1% que sufre tanto pobreza como privación material severa, según EAPN.
¿Quién va a estar allí señor Rajoy, a quién representa su partido? A los inversores del capital, a los dueños de las grandes superficies, a los empresarios de las grandes empresas de la Región, a los del AVE, a los del aeropuerto. Su Gobierno tiene los días contados, exactamente los que restan al 20D.
Le va a pasar factura electoral la receta que le han impuesto las grandes fortunas al Gobierno, porque sus políticas duelen como les duele a los que pierden la vida a la espera de su receta para la hepatitis C. Vergüenza me daría venir a Murcia si yo fuera usted, señor Rajoy. No se puede mirar para otro lado.
A muchos y muchas no les llega la autorización para tomar su medicación para la hepatitis C y fallecen, a otros se les tira al saco de la precariedad y se ahogan, otros pierden la esperanza y con ella la vida.
Las familias están pasando por un penoso proceso que les lleva directos a la pobreza, y lo saben. El perfil del sufrimiento se extiende por los hogares como una plaga prefabricada por el PP en su afán por convertir nuestra nación en una gran puerta giratoria. Los ricos se fortalecen, especuladores y miserables de las finanzas, vendidos al poder. España va bien. Los brotes verdes.