El Senado tiene 208 senadores elegidos por los ciudadanos en las elecciones generales y otros 57 de designación autonómica. Un total de 29 están pendientes de renovar: dos, en la Región de Murcia. Uno designará el PP y otro el PSRM. El reparto por partidos es proporcional al resultado que ha logrado en las elecciones autonómicas.
Hasta hace nada y resueltas las elecciones, los grupos políticos presentaban para el puesto a quien querían y el resto respetaba la elección permitiendo con el voto a favor o la abstención que las candidaturas salieran adelante. La excepción a esta costumbre parlamentaria ha sido la designación fallida de Miquel Iceta, por el Parlamento catalán: lo propuso el PSC para sustituir a José Montilla, pero una mayoría en contra lo rechazó. Tal vez, porque trató de designarlo a dedo el Secretario General del PSOE.
En los parlamentos de La Rioja y Madrid, los elegidos tienen que ser de entre los diputados autonómicos y mantienen ese doble cargo público, aunque tienen que optar por uno de los dos sueldos. Los demás como es el caso de la Región de Murcia pueden ser personas ajenas a las asambleas legislativas.
No voy a cuestionar aquí la honestidad y labor de la mayoría de sus señorías representantes de la Cámara alta, la inmensa mayoría elegidos de forma democrática en las urnas. Estos son los primeros que deberían protestar por esas designaciones a dedo. No debe ser agradable ir a trabajar a una institución sabiendo que es un sitio donde caben todos: los democráticamente elegidos y los otros.
Tengo la impresión, o por lo menos eso me parece, que los socialistas seguimos teniendo claro que el modelo de partido precisa de mejoras para avanzar en calidad democrática. Las primarias, imitadas a su manera y regañadientes por otros partidos, son un hecho, pero es cierto que se ensayó la confección de listas electorales abiertas y desbloqueadas para que decidiera democráticamente la militancia el orden de prelación, y tengo que decir que fue una gran decepción. No se cumplió con la voluntad de las bases.
En poco más de un par de semanas los 45 diputados regionales tendrán que refrendar dos Senadores o Senadoras, uno a propuesta del PP, que parece que se lo otorgará (cosa de las exigencias de los pactos) a Miguel Sánchez López de Cs, y el otro a propuesta del PSRM. Paradojas del resultado tras el 28A, es que sólo un 36% son mujeres, siendo Cristina Narbona la senadora electa más votada con un total de 1.081.980 votos.
Lo que quiero decir con todo esto es que los socialistas tenemos que seguir pensando en dar ejemplo en la conducta, especialmente en aportar transparencia a la democracia. Sería un acierto que el Senador o Senadora que proponga el grupo parlamentario socialista en la Asamblea Regional, lo sea por elección directa de entre sus militantes y porque no, también de sus simpatizantes.
De aquí la necesidad de seguir profundizando en la democratización interna y en la plena vigencia de los derechos constitucionales de los militantes, ya que constituyen el momento inicial del proceso de participación política democrática. La exigencia constitucional de un funcionamiento interno democrático y la financiación pública de los partidos debe conllevar la plena vigencia en el interior de los partidos políticos de los derechos fundamentales que componen un Estado democrático de derecho o en los propios Estatutos.
0