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De la utilidad social de lo público: el Laboratorio de Mecánica del Suelo

En la sipnosis de 'Taxonomía del lucro', de José Manuel Naredo, se establece que “…la economía dominante no es de ninguna manera ese pretendido lugar de objetividad donde la sociedad siempre gana; al contrario, se aprecia que es el lugar en el que el poder y el dinero van continuamente de la mano generando redes clientelares que gobiernan la apropiación y redistribución del lucro, causando daños económicos, ecológicos y sociales”.

Tal vez lo ocurrido en los últimos años con las catástrofes medioambientales, de la que el Mar Menor es el último capítulo de la dejación de competencias y del vaciado de los controles normativos, sea ejemplo de ese intrincado ovillo de poder, dinero y puertas giratorias al que tan acostumbrados estamos en la Región de Murcia.

Por un lado, hay un interés social y por otro lo que el Gobierno Regional define, no sé sabe con qué herramientas analíticas, como interés social. Cuando el poder decide deshacerse a toda prisa de los controles públicos, no los ejerce o los dificulta negando los recursos técnicos y humanos para ejercerlos, el pesimismo político entendido como desconfianza ante el poder y su cadena de toma de decisiones es un buen método de partida para llegar a la verdad.

Cuando una Consejería, pongamos la de Fomento e Infraestructuras, se plantea inicialmente que el Laboratorio de Mecánica del Suelo deje de ser un organismo de control técnico de calidad en la construcción de obras públicas, hay que aplicar ese pesimismo político. Ya lo hicimos en su momento con la frustrada creación de la Agencia Regional de Clima y Medio Ambiente (ARCA) y afirmaciones tales como que “el empresario que no vea el medio ambiente como una oportunidad de generar riqueza se quedará fuera del mercado” o que “el medio ambiente es una oportunidad de negocio” (https://www.nuevatribuna.es/opinion/francisco-saura-perez/la-epica-y-el arca/20180430082414151371.html).

Anteriormente lo vivimos con el cierre ficticio del Parque Científico de Murcia, un ERE no menos ficticio, la construcción de un Centro de Datos por valor de 15 millones de euros, la multiplicación de los presupuestos en Informática año a año y el desastre continuo de una Administración Electrónica de continuo caída. No nos pasó desapercibida tampoco “la tierra de libertad y valentía” de López Miras y su afirmación de que “para los cobardes el futuro es incierto, para los valientes una oportunidad” (https://www.nuevatribuna.es/opinion/francisco-saura-perez/tierra-libertad-valentia-proposito-nuevo-gobierno-murciano/20180422190233151126.html).

En realidad, detrás de toda la grandilocuencia y floritura neoliberal se encuentra lo que algunos economistas llaman capitalismo de boletín oficial o de amiguetes, es decir, la entrega al mercado de porciones del pastel público mediante concesiones administrativas.

Pero, ¿qué es el Laboratorio de Mecánica del Suelo?: un laboratorio que garantiza la calidad en la construcción de infraestructuras públicas, también de obras privadas previo pago de una tasa pública, en toda la fase de ejecución., con un personal altamente cualificado que participa regularmente con ponencias en congresos y jornadas técnicas junto a otros laboratorios como el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDAX), centro de referencia técnico nacional del Ministerio de Fomento.

¿Es posible que la calidad en la construcción de una obra pública no sea contrastada por el Laboratorio de Mecánica del Suelo? Lo es. Dos ejemplos aleccionadores son la denominada popularmente Autovía del Bancal. “este eje de titularidad autonómica, que conecta Murcia y la zona oriental de la Región con el Mar Menor y el sur de Alicante, tiene problemas estructurales y de construcción prácticamente desde que se puso en servicio a finales del año 2019, lo cual ha obligado a realizar continuos trabajos de reparación del firme por parte de la Consejería de Fomento” (https://www.laverdad.es/murcia/autovia-bancal-convierte-20190815002916-ntvo.html). La otra es la RMC1, Alcantarilla-Barqueros. De la primera, todavía se desconoce que saldrá más barato: seguir parcheándola o reconstruirla desde el inicio. Ser posible no es sinónimo de ser deseable.

Como ya hemos dicho anteriormente, el Laboratorio de Mecánica del Suelo es un organismo público altamente especializado que posee una maquinaria puntera en el control de la calidad de la ejecución de las obras públicas. No existe ninguna empresa del sector que posea dicha tecnología. ¿Significa esta superioridad técnica que exista competencia desleal con el sector privado? Sin duda que no porque permite que el cumplimiento de los pliegos técnicos de una obra civil sean controlados.

No podemos olvidar que si una carretera está bien hecha puede tener una vida útil de 15 a 20 años; en sentido contrario, la vida útil se puede reducir en un 50% pero los beneficios empresariales se pueden disparar por el ahorro durante la ejecución y los costes adicionales de las reparaciones.

Sería una osadía por parte de la Consejería de Fomento e Infraestructuras que, en pleno desvelamiento social del abandono de parte del control público en competencias sensibles para la salud pública o el medio ambiente entre otras, resuelva que el Laboratorio de Mecánica del Suelo no es necesario, y libere así a las empresas concesionarias de obras públicas del necesario control de calidad por parte de un organismo público e independiente. Es sabido que el que paga impone sus condiciones. Lo saben las empresas que pagan y las empresas de control de calidad que reciben el encargo correspondiente.

En 2017, frente a la conclusión de las concesiones a determinadas empresas que gestionaban las ITV de la Región de Murcia escribimos que frente a la renovación de la concesión administrativa o a la liberalización mediante autorización administrativa que propugnaba Ciudadanos (Cs), era prioritaria la creación de una empresa pública, lo que supondría “recuperar recursos que podrían ser utilizados en sectores como la educación, la sanidad o los servicios sociales” (https://www.nuevatribuna.es/opinion/francisco-saura-perez/necesidad-empresa-publica-gestione-itv-murcia/20171025170645144700.html). No se nos hizo caso.

Finalmente la liberalización fue forzada por la inexistencia de regulación y a fecha de hoy una cuarentena de estaciones de ITV hace su negocio en nuestra Región sin que se haya demostrado que la liberalización del sector permitiera ahorro en el bolsillo de los consumidores cautivos de este servicio (https://www.laverdad.es/murcia/murcia-segunda-comunidad-20191007134444-nt.html).Ni siquiera la única ITV pública existente, la de Alcantarilla, se ha transformado en esa entidad pública de control del cumplimiento normativo en seguridad vial.

Como escribe José Manuel Naredo, esto es un aviso para navegantes, no se trata “de seguir anteponiendo al actual individualismo, que se supone pre o anti social, un colectivismo que lo anule, sino de plantar un nuevo ”individualismo ético“ (con palabras de Javier Muguerza) que daría a la persona la categoría de ciudadano(a) como sujeto político y económico activo que contribuye a organizar la convivencia y la intendencia de la sociedad en la que vive, teniendo a la vez el derecho y el deber de hacerlo”.

En los últimos años hemos observado en todos esos empleados públicos que han defendido el cumplimiento de la normativa, la necesidad de control público sobre determinadas actividades privadas previsiblemente contaminantes, la protección del medio ambiente, la seguridad vial, la calidad en la ejecución de las obras públicas, ese “individualismo ético” que les hacen ser garantes del interés general. Todo lo contrario de lo que hemos observado en muchas decisiones políticas que solo persiguen el lucro personal y el de su entorno.

Defender el control público mediante organismos técnicos y científicos integrados en las Administraciones Públicas de las actividades privadas que puedan ser perjudiciales no puede quedar en una mera defensa laboral. Nos jugamos mucho frente a este capitalismo de amiguetes envuelto en los ropajes del neoliberalismo.

En la sipnosis de 'Taxonomía del lucro', de José Manuel Naredo, se establece que “…la economía dominante no es de ninguna manera ese pretendido lugar de objetividad donde la sociedad siempre gana; al contrario, se aprecia que es el lugar en el que el poder y el dinero van continuamente de la mano generando redes clientelares que gobiernan la apropiación y redistribución del lucro, causando daños económicos, ecológicos y sociales”.

Tal vez lo ocurrido en los últimos años con las catástrofes medioambientales, de la que el Mar Menor es el último capítulo de la dejación de competencias y del vaciado de los controles normativos, sea ejemplo de ese intrincado ovillo de poder, dinero y puertas giratorias al que tan acostumbrados estamos en la Región de Murcia.