En concreto, COAG ha insistido en hacer un llamamiento a la “responsabilidad” de los gobernantes para que pongan en funcionamiento “todos los mecanismos a nuestro alcance”, bien sean pozos de sequía o los recursos que se puedan utilizar dentro de la cuenca para “poder seguir viviendo de la agricultura; salvo que tengan interés en mandarnos interés en mandarnos a otro país a vivir y a trabajar”, ha reprochado.
Y es que las dotaciones actuales de riego “son una miseria” y los agricultores “van sobreviviendo”, pero si esa dotación se pierde y no se puede regar, el sector no podrá planificar la campaña de verano y podría enfrentarse a una “auténtica hecatombe”, tal y como ha hecho saber el presidente de COAG Murcia, Miguel Padilla, quien ha comparecido en rueda de prensa junto al vicepresidente de la organización, José Miguel Marín; la secretaria regional del Área de Mujer, Dolores Díaz; y el secretario de Agricultura, Pedro García.
“No vamos a renunciar ni un solo momento a que siga viniendo agua del Tajo”, ha defendido Padilla, quien ha mostrado su esperanza en que “venga un gobierno responsable”, porque hasta ahora “no ha aparecido ninguno”. Así, solo pide a los gobernantes que apliquen “normas excepcionales” para situaciones “excepcionales como las que estamos viviendo”.
De hecho, ha reprochado que, cuando se habla del agua desalada, los distintos gobiernos “no están más que poniendo dinero para tapar la irresponsabilidad que no han hecho durante los años anteriores”. Y es que “debían de haber desarrollado un Plan Hidrológico Nacional (PHN), que era lo que se venía pidiendo y lo que tanto nos han prometido”, o bien ejecutar “la interconexión de cuencas”.
Padilla ha lamentado que actualmente “estamos en un estado de excepción” debido a que no ha habido precipitaciones en las cabeceras, por lo que no se han recargado las cuencas, y tampoco ha llovido en la Región, por lo que los agricultores no han podido ahorrar ningún riego, “y los cultivos de secano tampoco se han visto favorecidos”. Por ejemplo, ha alertado que si la situación no cambia, no va a haber producción de cereal, “va a ser un desastre”.