El edificio que alberga la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) impone. El Palacio Fontes, del siglo XVIII, parece un pequeño bunker de difícil acceso. Sería bueno que esta institución se abriera un poco más a la ciudadanía, aunque su carácter meramente técnico dificulta su política de comunicación y mucha gente ve la CHS como un ente lejano.
El jefe de gabinete, por fin un jefe de gabinete que conoce muy bien su trabajo, nos recibe y nos acompaña a un salón de reuniones que seguro ha congregado allí a lo más granado de la comunidad agrícola murciana. Un mapa, también del siglo XVIII, del azul del río Segura, preside la sala. La formalidad y el protocolo parece que van en el ADN de la institución.
Le pido al presidente que me hable igual que Denzel Washington le pedía a su interlocutor en la película ‘Philadelphia’, “como si fuera un niño de 6 años”. Lo consigue.
Antes de empezar, presidente, le digo. ¿Cuál es el problema?, ¿Cuánta agua tenemos y cuánta necesitamos?
Es claro, y tiene los números estudiados. “Nuestras necesidades son de unos dos mil hectómetros cúbicos, mil metros cúbicos por año y habitante. Tenemos 150 hectómetros en reutilización, 400 a través de las desaladoras, 200 de subterránea renovable, y 800 que provienen de nuestra cuenca. En total, nos quedaría un déficit entre cuatrocientos o quinientos hectómetros cúbicos. De esos 500, 300 los está dando el Tajo-Segura y nos faltan 200 que hoy por hoy no vienen de ningún sitio y que son, fundamentalmente, sobreexplotación de acuíferos”.
Le dibujo un mapa de la región en una hoja, y le pido que me diga dónde están los problemas. Para mi sorpresa, me dice: “El verdadero problema de la Región está en el Altiplano y en una parte del Noroeste. En 2027 en estas dos comarcas vamos a tener serios problemas, sobre todo, porque a fecha de hoy no tenemos soluciones”.
Por cierto, le digo, cuando ve a un dirigente agrícola de Cartagena, con palo en mano, ir a por dos funcionarios de la CHS, ¿qué piensa? Su gesto lo dice todo.
Antes de hablar de costes y desaladoras, le pregunto por el famoso y divulgado proyecto de la empresa MTorres sobre la desalinización en medio del mar. “Aquí no ha venido”. ¿Cómo?, ¿me quieres decir que no se ha puesto en contacto con la CHS?, “Aquí no ha venido, tampoco tiene por qué venir, de momento”. Sigo sin entender esta falta de coordinación.
¿Qué es lo que más echa en falta en la política murciana? “La falta de lealtad, o mejor dicho, la deslealtad existente. Lo único que consigue es perjudicar al interés general”.
Me recuerda, con cierto tono de enfado, cuando en el año 2009 el entonces Consejero de Agricultura Antonio Cerdá, hoy investigado y quien incluso echó las culpas de la situación del Mar Menor a las cremas solares que se echaban los bañistas, tachó el informe elaborado por su equipo en el que alertaban del colapso del Mar Menor de falta de credibilidad.
¿Llegamos tarde para solucionar el Mar Menor? “Uff, es difícil saberlo, pero el mar Menor, que no se olvide, es un ‘chivato’ del mar Mediterráneo. Los nitratos -sigue argumentándolo- no son un problema del Campo de Cartagena, ni del Sureste español, ni de España. Es un problema europeo, sobre todo para países como Holanda. El mar Mediterráneo está recibiendo nitratos a raudales y quién no nos dice que dentro de unos años nos podemos encontrar con un mar Menor en el Mediterráneo”.
Trago saliva.
¿Qué costaría llevar a cabo el necesario vertido cero? “600 millones de euros”. Otra vez la famosa cifra, igual que la desaladora de Escombreras. ¿Y eso quién lo paga? Pregunto. “La administración estatal, la Comunidad Autónoma y la comunidad agrícola. Pero seguir echando la pelota continuamente al tejado del otro ni es solución, ni adelantamos nada”.
Dirige una empresa con unos trescientos trabajadores, ¿son suficientes? Le digo, imagínese que soy el Rey Gaspar, pídame. “No estamos llegando donde tenemos que llegar. Hace apenas cuarenta y ocho horas he pedido por escrito aumentar el capítulo I, un 30%. La eliminación durante una década de la tasa de reposición nos ha hecho demasiado daño”.
“El problema de verdad en el Mar Menor no es lo que se ve, sino lo que no se ve”.
Otra vez a tragar saliva. ¿Qué quiere decir? “Pues que los nitratos siguen entrando por el subsuelo en grandes cantidades”.
Algunos trabajadores de la CHS se quejan de que a veces sus denuncias se quedan en agua de borrajas, nunca mejor dicho. “Soy consciente de ese problema, pero lo estamos solucionando ¿Cómo? Estamos implantando un sistema informático en el que una vez se presente la denuncia quede constancia de ello para el conjunto de la CHS. Estamos empeñados en conocer al detalle esta situación y tomar medidas”.
“La Región de Murcia tiene que decidir su modelo agrícola urgentemente. Si no lo hacen ellos, lo hará tanto el mercado europeo como las ayudas europeas. Nosotros ya estamos informando de quiénes no están cumpliendo las normas y tendrán que devolver las ayudas. Por otro lado, los ciudadanos cada vez son más consecuentes con el origen de los productos agrícolas que compran y consumen”, y me recuerda aquella temporada nefasta para el pepino de Murcia en el año 2011 en la que achacaban a este producto la muerte de 56 personas de E.coli y que finalmente no se debió a ello.
Por cierto, ¿Qué porcentaje de explotaciones o de hectáreas hay fuera de la ley? “Entre un 10 y un 15%”.
Antes de irnos, vuelve su jefe de gabinete con dos libros que nos hablan del tema. Ah, presidente, ¿Algún día ha pensado la CHS aprovechar para recursos turísticos los embalses y sus estructuras de viviendas?
“Bastante tenemos con el poco personal del que disponemos”. Pues es una lástima que la administración autonómica y los ayuntamientos no aprovechen estos importantes recursos para generar empleo, riqueza y luchar contra la España vaciada.