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Contraparada, catedral del agua

La Contraparada se encuentra ubicada entre las actuales localidades de Javalí Nuevo y Javalí Viejo. Todos los murcianos han oído ese nombre más de una vez, pero, ¿qué es? La Contraparada es el azud generador de un extenso sistema de regadío que posibilitó el trascendental nacimiento de la huerta, y sin el cual nuestra ciudad no tendría sentido. Desde la fundación de Múrsiya en el año 825, el río Segura, la Contraparada, la huerta y la ciudad formaron un equipo perfecto apoyados en una tierra fértil y un clima único. No es exagerado decir que la Contraparada es la como la catedral; es la catedral del agua. Y hoy en día, junto a dicho ingenio, se levanta una Estación de Tratamiento de Agua Potable con el mismo nombre.

Hoy el percasol nada en su acuario de la Contraparada, seguramente consciente de que su trabajo ayuda a que miles de murcianos bebamos a diario agua cristalina en su aspecto, y libre de cualquier tipo de sustancia que nada tenga que ver con las condiciones naturales del liquido elemento. Ya se sabe que el agua tiene que ser incolora, inodora e insípida. Este pequeño pez es un singular colaborador que se va turnando con otros de su especie, para que los técnicos que todo lo supervisan, comprueben qué tal nada y cuál es su comportamiento general antes de que el agua llegue perfecta a nuestros grifos.

El sistema Bivitox es una herramienta para controlar la calidad del agua que se lleva a cabo gracias a la ayuda de este pez, que vive en acuarios alimentados de forma continua del agua que entra a la ETAP, y cuyo comportamiento es estudiado con grabaciones las 24 horas. Cualquier pequeño cambio en su comportamiento habitual funciona como una alarma en la planta potabilizadora de Aguas de Murcia, sita en el histórico paraje de la Contraparada. La del percasol es una incorporación reciente y complementaria que aún está en estudio, porque ninguna sustancia perniciosa escapa a los tratamientos y al resto de controles de la planta. Y tampoco a los controles que se llevan a cabo fuera de ella.

Después de ser tratada de manera conveniente, la ETAP de la Contraparada proporciona a diario el 25% del agua que se consume en el municipio de Murcia -el séptimo más poblado de España, con cerca de 450 mil habitantes-. La materia prima proviene en parte de los ríos Segura y Tajo; éste último realiza sus aportes a través del trasvase cuya conducción sirve actualmente como vehículo del agua hasta llegar al enorme depósito aledaño, que asegura que en ningún caso y por escasez el agua llegue a faltar.

Pablo Cascales es el responsable de la estación de tratamiento de agua potable de la Contraparada, y junto a Domingo Campillo, responsable de Captación y Producción, muestran para eldiario.es Región de Murcia el recorrido que hace el agua desde su llegada a la planta potabilizadora hasta su destino de salida, que no es otro que las conducciones de agua de la red pública del municipio de Murcia, ciertamente peculiar por su extensión y amplitud dada la configuración geográfica de Murcia y la diversificación de los núcleos de población a consecuencia de la existencia de las pedanías.

Con Pablo y Domingo hacemos un recorrido por el proceso de potabilización del agua que consumimos, un proceso aparentemente sencillo y muy simple, pero perfectamente medido y calculado para asegurar en todo momento la calidad y la seguridad.

Según nos cuenta Domingo Campillo, la transformación de la planta desde su construcción hasta la actualidad, ha ido pareja al crecimiento del municipio y a sus necesidades de abastecimiento, así como a la incorporación de mejoras en el tratamiento del agua. Se podría decir que de la construcción original queda la base, y a su alrededor han ido incorporándose poco a poco diversas instalaciones complementarias construidas en los últimos treinta años con el fin de ganar en calidad durante el procedimiento.

Una vez el agua llega a la planta comienza el proceso para hacerla potable. En primer lugar, es clarificada y desinfectada a través de una especializada línea de tratamientos, gracias a los cuales se eliminan las partículas en suspensión y los gérmenes patógenos que por su origen natural pueda contener. La potabilización se realiza a través de diversas etapas y comienza por la preoxidación.

En dicha etapa, el agua es tratada con reactivos químicos para reducir la cantidad de compuestos indeseables, así como disminuir la carga algar y bacteriana, dejándola preparada para obtener una mayor eficiencia en la etapa posterior, la de clarificación, que está compuesta a su vez de tres fases: coagulación, floculación y decantación.

A lo largo de la etapa de clarificación se eliminan los sólidos en suspensión del agua, lo que se consigue mediante la adición de coagulantes y floculantes; unos productos químicos que permiten unir las partículas y hacerlas más grandes y con más peso (flóculos) para facilitar su eliminación en los decantadores.

Los decantadores son cubas rectangulares en las que el agua circula muy despacio para permitir la separación de los flóculos por acción de la gravedad. Una vez han precipitado, estos flósculos forman un fango que es extraído y enviado a la línea de tratamiento de fangos. Después llega la postozonización: El agua entra en una cámara donde vuelve a ser tratada con ozono para eliminar más impurezas del agua y microorganismo patógenos.

El cuarto paso es la filtración, que consiste en hacer pasar el agua a través de filtros de carbón, un material que gracias a su superficie porosa, permite retener contaminantes que no se han eliminado en etapas anteriores del proceso de tratamiento.

Después de todo este proceso, el agua presenta ya unas características organolépticas adecuadas: es decir, sin olor, sin color y sin sabor, aunque con respecto a esto último, según Pablo Cascales, hay que precisar que es inevitable que el consumidor aprecie un pequeño sabor a cloro al beberla, y que en algún caso, las características de las condiciones propias de las viviendas, dependiendo de su material o antigüedad, le añaden algún toque de sabor al agua que no es achacable a la planta potabilizadora.

La última fase el proceso es la esterilización con cloro, para mantener la desinfección a lo largo de la red de distribución y que el agua llegue en perfectas condiciones hasta nuestras casas. La ETAP de la Contraparada cuenta además con dos laboratorios propios y realiza de manera constante controles, tanto internos como en la red de distribución.