“Yo no veo un grupo de racistas ni de xenófobos. Veo un grupo de padres y abuelos que están preocupados por sus familias”. En torno a trescientas personas han desbordado en la tarde de este jueves la plaza de España de Cartagena en protesta contra el campamento de migrantes habilitado por el Ministerio de Inclusión, con objetivo de rebajar la presión migratoria que sufre el Archipiélago canario, en el recinto del antiguo Hospital Naval de la ciudad portuaria.
Es la primera vez que se produce una protesta de rechazo al dispositivo humanitario desde que nació este mes de mayo, en torno a un grupo de WhatsApp plagado de mensajes de odio y proclamas de la ultraderecha, su plataforma promotora: ‘No al CETI’ -Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes-.
“No más mentiras, no más CETIS”, “Defiende Cartagena”, -el lema de la concentración-, o “por una Cartagena próspera” coreaban los asistentes al llegar a la plaza, portando muchos de ellos pancartas, banderas de España y camisetas negras en señal de luto por la ciudad. Los portavoces de la plataforma, que se encontraban aglutinados bajo una carpa en la que ofrecían una hoja de firmas para exigir el cierre inmediato del campamento, han organizado un micrófono abierto en el que varios de ellos han hablado a gritos, a modo de mitin político, exponiendo las consignas más repetidas por el colectivo.
“A los 90 días los echan -a los migrantes- del campamento, y se encuentran en la calle sin casa, sin dinero, sin trabajo, sin saber el idioma y con muchas dificultades para integrarse. Hace poco se habló de acoger a 10.000 inmigrantes al año. Es una barbaridad ¿Os imagináis que dejan en las calles a 10.000 cada año? Sería una verdadera preocupación, y una falta de seguridad. Nadie se ha preguntado quiénes son esas personas, ni qué intenciones tienen, ni si van a respetar nuestras tradiciones”, ha expresado ante el micrófono Ana Belén Nicolás, una de las administradoras de la plataforma.
Camuflados como preocupaciones, los motivos que los han impulsado a abarrotar la plaza más céntrica de Cartagena son variados: inseguridad en las calles, temor al cruzarse con migrantes, impacto negativo en el turismo u ocupación de parques públicos. Por esto último se encontraba muy intranquila Cari, que, vestida con su camiseta negra, ha declarado a elDiario.es que a los migrantes “los sueltan como si fueran perritos en Cartagena y en los pueblos cercanos”. “Voy a pasear al puerto por las mañanas y no puedo ni sentarme. Están todos los bancos llenos de chicos negros. Porque son negros”. “Tampoco puedo llevar a mi nieto al parque. Y lo peor es que me tachan de racista. A mí me da igual la procedencia, o si son amarillos o azules. Son criaturas que las traen de otros países”, ha expresado.
Entre todas las palabras pronunciadas por los integrantes de la plataforma se encuentran, sin embargo, varios bulos. Los tres mandatos más vindicados por ‘No al CETI’ son una mezcla de cifras falsas y afirmaciones inexactas. El número de 10.000 migrantes en un año comenzó a citarlo en declaraciones públicas el vicepresidente regional, José Ángel Antelo (Vox). Pero no hay ningún dato oficial que lo avale. Hasta el momento, en seis meses, han pasado por el campamento en torno a 2.000 personas procedentes, la mayoría, de países de África subsahariana, según Accem, la ONG encargada de la gestión humanitaria. Tampoco pasan 90 días en el recinto y van directos a la calle, como denuncian los manifestantes, sino que ese tiempo es, de media, según la ONG, el que tardan en localizar familiares o amigos que viven en otras partes de España o de Europa y completar su proceso migratorio.
“La mayoría de violaciones las comete este tipo de gente”
Otro de los asistentes, Dani, un cartagenero ataviado con una gorra de carácter militar, ha hecho referencia a los delitos visibles que, bajo su punto de vista, están cometiendo las personas resguardadas bajo el amparo del dispositivo en Cartagena. “Está viniendo una avalancha. Son hombres en edad militar dispuestos a perderlo todo. Hay casos de ciudades donde la mayoría de violaciones las comete este tipo de gente. Y aquí ya está ocurriendo”, ha denunciado, sin ningún tipo de prueba.
Entre los congregados también había miembros de agrupaciones políticas extrañas. Como parte de la Comunión Tradicionalista Carlista de la Región de Murcia, Crístofer ha considerado que “hay barrios de Cartagena que ya están perdiendo su identidad” debido a “la inmigración masiva”. “Ya no parece que sean de aquí. Han perdido su esencia. La población ha sido desplazada. Tenemos que luchar por defender nuestras raíces cartageneras y españolas”, ha espetado, portando una bandera gigante de la ciudad portuaria.
Por el micro abierto ha seguido, mientras, desfilando más gente. “Los jóvenes, cuando salimos a la calle, sentimos una tensión enorme. A veces nos piden dinero, otras ocupan calles enteras, y dejan residuos allá donde pasan. Las peleas y las situaciones conflictivas se han vuelto demasiado comunes”, ha coreado Fernando, sin que oficialmente se haya registrado ninguna incidencia en la ciudad ni en el campamento del Naval.
“Queremos tener nuestra vida normal. Si te opones a algo te llaman racista o xenófobo. Se acabó el rollo. Me da igual de lo que me tilden. Juntos somos invencibles y la unión hace la fuerza. No queremos el CETI”, ha vociferado Patricio Carrasco, otro de los líderes de la plataforma. “Nosotros tuvimos una vida estupenda, una juventud magnífica y una infancia mejor. Y quiero que sea igual para nuestros hijos y nietos”. “Creo que debemos seguir todos en la lucha. Arriba España”, ha arremetido en su turno Mariló, una de las más veteranas del colectivo.
Todos los administradores de la plataforma se han dedicado a reiterar el mismo mantra durante las dos horas que ha abarcado la concentración. No tienen nada en contra de los migrantes que necesitan de ayuda humanitaria, dicen, pero sí relacionan su llegada con el miedo y con conflictos sociales. “Los vecinos se sienten desprotegidos y descorazonados porque ven que las administraciones les están engañando”. “No estamos en contra de los inmigrantes ilegales” ha dicho Felipe Saura, otro de los promotores. Inmediatamente después ha añadido: “Lo que deben hacer es repatriarlos”. “Son personas de las que se desconoce todo, su origen, sus antecedentes. Se están produciendo situaciones que, como hombres que son, y que pasean solos por la calle, generan miedo en la zona e inquietud en los cartageneros”.
Este punto de vista es compartido, además, por políticos bien conocidos en la ciudad. El alcalde de Cartagena entre 2015 y 2017 y líder de Movimiento Ciudadano (MC) hasta que renunció al cargo tras el varapalo de las municipales de 2023, José López, se ha dejado ver en la protesta. “La plataforma me pidió que acudiera, y creo que en política no hay que esconderse. Hay que solucionar el problema de la inmigración ilegal y el maltrato a Cartagena. Las cosas que no producen valor añadido y que nos pueden causar un problema en el futuro las ponen aquí. Cartagena hace mucho tiempo que de España no recibe más que patadas en la espinilla”, ha expresado el líder político. Entre los asistentes también se encontraban varios concejales de Vox en la ciudad portuaria.
En octubre de 2023, cuando la apertura del campamento de acogida de Cartagena tan solo era una idea del Ejecutivo y no estaba confirmada, ya comenzaron las primeras proclamas vecinales. Varias tuvieron lugar en la puerta del mismo Hospital Naval. Entonces ya se gritaron especulaciones xenófobas, se relacionó a unos migrantes imaginarios que todavía no habían llegado con la delincuencia y se solicitaba una utilización del recinto para cosas “más beneficiosas para la comunidad”. Ahora todo ha cobrado un cariz más bélico. Los manifestantes piensan que los espacios de Cartagena deben ser aprovechados por cartageneros y por gente con la situación regularizada.
Cuando abrió el centro y transcurrieron los meses y los migrantes se fueron adaptando a la ciudad y tratando de buscar acogida y un resquicio para poder llegar con sus familiares repartidos por el continente europeo, las reivindicaciones presenciales se apaciguaron. Pero entonces comenzaron a organizarse a través de redes sociales. Las proclamas de odio fueron multiplicándose en un grupo de WhatsApp que a finales de abril pasó a llamarse ‘No al CETI’ y que se constituyó formalmente en plataforma hasta llegar a la protesta multitudinaria de hoy.
Sus miembros, de forma cotidiana, en el chat, graban vídeos en las inmediaciones del Hospital Naval. Espían la llegada de autobuses que trasladan a más migrantes al campamento. Temen que esos autobuses vayan luego a ser utilizados por niños, “por si les transmiten enfermedades”. Fotografían a los migrantes caminando en grupo por las calles de Cartagena o haciendo ejercicio en parques o pistas polideportivas públicas. Denuncian cuando se les ve sonreír, o cuando se arreglan para salir a dar un paseo, o cuando hablan por teléfono móvil. Esparcen bulos de peleas, de delitos, de acosos, de agresiones, o de que los chicos alojados piden dinero en las puertas de los comercios de la ciudad, asuntos todos desmentidos varias veces por Accem.
Alvise Pérez agua la fiesta
Hacia las ocho y media de la tarde, cuando la concentración ya encaraba su recta final, la tensión entre los miembros de ‘No al CETI’ ha crecido varios decibelios, porque el agitador ultra Alvise Pérez, en su tour por España con motivo de la campaña electoral de su partido, ‘Se acabó la fiesta’, de cara a las europeas del 9 de junio, tenía prevista una parada en la ciudad portuaria, a la misma hora que la protesta y en la plaza de España. Alvise es un personaje ocasionalmente nombrado en el chat de la plataforma. Sus eslóganes son celebrados entre sus integrantes. Hasta hoy. “No vamos a consentir que venga ninguna organización política a aprovecharse del esfuerzo de todos. Esto es ‘No al CETI’. No puede venir a repartir papeletas y aprovecharse de las circunstancias”, ha afirmado al micrófono Patricio Carrasco.
Pero Alvise no parecía estar al tanto de la situación. Con un megáfono, la voz afónica y una forma de hablar que desprendía cierto aire de magnanimidad, Pérez ha hecho referencia a “problemas de inseguridad e inmigración en la ciudad”, antes de arrojar al aire las fórmulas que más éxito le están dando en la Región de Murcia. “En Cartagena llama la atención que necesita más papeles un tomate que un inmigrante ilegal ¿Os parece eso normal? Se está muriendo nuestra tierra para favorecer a los cinco ricos que se hacen millonarios robándonos impuestos”, ha esgrimido el agitador. Previamente, a media tarde, Pérez había estado en un acto idéntico celebrado en la ciudad de Murcia.
En paralelo a la protesta en contra del dispositivo de acogida estaba convocada una contramanifestación organizada por colectivos anticapitalistas, antifascistas y antirracistas de la ciudad portuaria. Una treintena de jóvenes, según confirman a este periódico fuentes organizadoras, se ha congregado en la alameda de San Antón para acudir desde allí, cubriendo un camino de unos cinco minutos andando, a la plaza de España y “plantarles cara a los racistas”. Pero varios furgones de la Policía Nacional, que ha custodiado en todo momento la concentración de 'No al CETI', lo han impedido y se ha disuelto finalmente el grupo sin incidentes.