Lo creamos o no, las andanzas de Francisco Nicolás han puesto en jaque a altas instituciones del Estado. Fran, como le gusta que le llamen, ha salido de su escondite tras más de un mes de informaciones y especulaciones, y ha provocado que los organismos con los que asegura tener hilo directo, se apresuren a desmentirlo a través de comunicados ágiles a los que no nos tienen acostumbrados.
Para dar un paso más que ponga algo de luz en toda esta historia, hemos hablado con el experto en comunicación no verbal científica y sinergólogo, Javier Torregrosa. Le hemos pedido que analice el lenguaje corporal de Fran en sus intervenciones públicas de este fin de semana.
Más allá de que su testimonio pueda resultar veraz, sólo a través del relato de su historia, el experto asegura que no se observan incongruencias en su lenguaje no verbal.
Para Torregrosa, Francisco Nicolás “está seguro de lo que cuenta”. Y se explica: “Así ha percibido él lo que está narrando. Se muestra relajado, seguro de sí mismo, por lo que resulta verosímil. Puede que esté creando alguna de las cosas sobre las que habla, pero lo cierto es que su gestualidad nos lleva a pensar que su percepción es real”.
Su postura en la silla es relajada, los gestos que hace con las manos son coherentes con lo que dice, “aunque también es cierto que vemos signos de nerviosismo e incomodidad en algunas partes de su intervención”, puntualiza Torregrosa.
Teniendo en cuenta lo que detalla sobre las relaciones que mantiene con altos cargos del estado y empresarios, además de su colaboración con el CNI, por tratarse de un asunto delicado, “parece lógico que beba agua a menudo y que tenga el ojo derecho ligeramente contraído por el estrés que puede haber sufrido durante todo este tiempo”. Además, añade el experto en comunicación no verbal científica, “una señal de que alguien tiene un argumento débil es observar que tiene el hombro izquierdo ligeramente adelantado y este ítem no aparece en ningún momento de su intervención” durante la entrevista de Telecinco, según Torregrosa.
Asimismo, “nos fijamos en la tensión y torsión de sus manos, en los movimientos oculares a la derecha, señal de que está creando, o en las rotaciones y movimientos de la cabeza a la hora de negar o afirmar”. Con todo esto, y después de analizar detalladamente su lenguaje corporal no consciente, podemos concluir que el “pequeño Nicolás” ha percibido la historia tal y como la cuenta.
Y solo tenemos que ver cómo ha cambiado la opinión de algunos profesionales de la comunicación sobre este tema nada más escuchar la versión de Fran. Él insiste, una y otra vez, en que la verdad solo tiene un camino y afirma que se ha visto abocado a dar la cara por su propia seguridad. Se empeña en que existe un secreto de sumario que no puede vulnerar y que, cuando sea posible, mostrará todas las pruebas que demuestran que lo que cuenta es cierto.
A la espera de poder hacer estas comprobaciones, la opinión del experto es clara “tendría que tener una enfermedad mental importante para engañarnos de esa forma. Él está absolutamente convencido de que lo que ha vivido es posible”.