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Cambiar Navarra para la mayoría

Txema Mauelón

Parlamentario de Izquierda-Ezkerra y miembro de Batzarre —

Llevamos más de siete años de profunda crisis económica cuyas consecuencias estamos viendo día a día. El que a todas luces es el principal problema de Navarra, el paro, no para de crecer. Hoy tenemos 23.200 parados más que en el año 2007, y 3.500 más desde que Yolanda Barcina es presidenta del Gobierno de Navarra.

Las recetas que los gobiernos de derechas, tanto UPN en Navarra como el PP en España y las principales instituciones europeas (avaladas tanto por la derecha como por los partidos socialdemócratas) las conocemos bien; austeridad, recortes sociales masivos, rescates millonarios a la banca con dinero de todos y todas nosotras. Mientras tanto, para la mayoría de la sociedad, más pobreza, más desigualdad, más paro y precariedad, miles de familias desahuciadas de sus viviendas y con importantes deudas pendientes, deterioro de la sanidad y de la educación pública, la atención a personas dependientes duramente recortada, nuestros jóvenes abocados a la emigración en busca de empleo, y así un largo etc.

Mientras las condiciones de vida de la mayoría de los ciudadanos se han visto seriamente perjudicadas, vemos con absoluta indignación comportamientos corruptos, faltos de ética y estafadores en determinadas élites políticas y económicas. Es en este contexto donde han proliferado altísimos cargos políticos corruptos, sobre sueldos, dietas escandalosas, puertas giratorias y un sinfín de prebendas y amiguismos. Y denunciar con rotundidad estas prácticas, no debe confundirse con el “todos son iguales” pues hay miles de cargos públicos honrados que en muchos casos sin apenas ganar nada o muy poco, realizan una labor encomiable.

Igualmente, a la par que son rescatados los bancos con miles de millones de dinero público que ha incrementado exponencialmente la deuda pública, hemos visto contratos blindados, indemnizaciones millonarias para consejeros, cuentas en Suiza y estafas piramidales a los ciudadanos como las preferentes. Eso sí, el ciudadano, desahuciado de su casa por esos bancos rescatados con dinero de todos.

Y sumado a todo lo anterior, en Navarra, un Gobierno enfrentado a la mayoría social, en inestabilidad permanente por ser incapaz de llegar a acuerdos (tres años de prórroga presupuestaria es algo insólito en la Europa democrática) que no duda en azuzar el enfrentamiento identitario para mantenerse en el poder a toda costa, y que se ha visto también salpicado por comportamientos más que cuestionables desde el punto de vista ético, a la par que ha despilfarrado el dinero público en obras faraónicas e inútiles como el Pabellón Reyno Arena, el Circuito de Los Arcos o el fallido Museo de los Sanfermines.

En este contexto, la ciudadanía indignada, la izquierda, las fuerzas políticas y sociales que queremos cambiar este estado de cosas, tenemos el reto, y creo que el deber, de construir una alternativa fuerte y plural que sea protagonista principal en el cambio deseado.

Una alternativa que ponga a las personas en el centro de las prioridades, que la haga protagonista en las decisiones sobre el futuro que queremos como sociedad, que devuelva a la política la ética y la decencia en la construcción del bien común. Ya no vale votar cada cuatro años y acatar lo que digan el resto del tiempo. Hoy hay instrumentos para que las grandes decisiones de nuestro futuro, las decidamos entre todas y todos.

Poner a las personas en el centro de las prioridades es procurar que nadie quede en la estacada, que la lucha contra el paro, la pobreza, la desigualdad, la precariedad laboral, los desahucios y el deterioro de servicios esenciales como la sanidad, la educación o la dependencia, sean prioritarias frente a cualquier otra cuestión.

Y desde luego, la alternativa que queremos, entendemos que debe de ser también plural como es nuestra tierra. Que no se pretenda imponer a nadie una identidad determinada (no queremos ni abertzalizar Navarra ni españolizarla solemos decir), que todas se expresen con libertad y respeto a las mayorías y minorías, que se busque un acuerdo para que todas y todos nos sintamos respetados en nuestros derechos.

Creemos firmemente que hoy una mayoría social clara queremos el cambio en Navarra. Una mayoría que nos hemos encontrado en la calle en la única Huelga General convocada por todos, en la inmensa movilización republicana, en la pelea contra los desahucios, luchando contra los recortes sociales en sanidad, educación, dependencia o renta básica, en la reivindicación de que se pueda estudiar en la lengua deseada en todo Navarra, en la denuncia del desastre de Caja Navarra... Un cambio que si se asienta en acuerdos sólidos y rigurosos, no tiene porqué crear ni inestabilidad ni miedo de ningún tipo, al contrario, puede ser motivo de esperanza y dar lugar a una mejora importante de la situación que vive la inmensa mayoría de la sociedad.

Con generosidad y altura de miras, está en nuestra mano construir la alternativa que queremos. Tenemos una oportunidad histórica en Navarra. Ilusión no nos falta. Lo vamos a intentar con todas nuestras fuerzas.

Llevamos más de siete años de profunda crisis económica cuyas consecuencias estamos viendo día a día. El que a todas luces es el principal problema de Navarra, el paro, no para de crecer. Hoy tenemos 23.200 parados más que en el año 2007, y 3.500 más desde que Yolanda Barcina es presidenta del Gobierno de Navarra.

Las recetas que los gobiernos de derechas, tanto UPN en Navarra como el PP en España y las principales instituciones europeas (avaladas tanto por la derecha como por los partidos socialdemócratas) las conocemos bien; austeridad, recortes sociales masivos, rescates millonarios a la banca con dinero de todos y todas nosotras. Mientras tanto, para la mayoría de la sociedad, más pobreza, más desigualdad, más paro y precariedad, miles de familias desahuciadas de sus viviendas y con importantes deudas pendientes, deterioro de la sanidad y de la educación pública, la atención a personas dependientes duramente recortada, nuestros jóvenes abocados a la emigración en busca de empleo, y así un largo etc.