Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
La iniciativa Aranzadi y los movimientos sociales
Hace algunas semanas, al final de la asamblea constituyente de la iniciativa Aranzadi, un periodista me preguntaba sobre qué ha pasado durante todos estos años en nuestra ciudad para que personas que venimos de sectores libertarios y autónomos, como es mi caso, decidamos acceder a lo que sería la política institucional. Contesté de forma sucinta pero todavía es el día en el que pienso en aquella acertada pregunta porque en gran medida en la respuesta se encuentra el germen de la iniciativa Aranzadi.
Aranzadi es un iniciativa ciudadana municipalista preparada desde abajo por el conjunto de la ciudadanía que aspira a presentarse a las elecciones municipales de este próximo mayo. El concepto “municipalismo” es un término lejano para muchas personas y poco conocido y reconocido para otras, pero sin embargo el municipalismo ha sido un término central en todos los cambios y revoluciones en los dos últimos siglos en el Estado, y especialmente en Navarrra/Nafarroa. El municipalismo piensa el ayuntamiento de los pueblos y ciudades como la unidad básica desde la que construir democracia, desde la que hacer cambios reales desde lo conocido, donde entablar cauces de participación directa en la creencia y confianza en lo pequeño y cercano como motor de cambio en los niveles superiores.
Es precisamente ahora, en esta crisis de la democracia, de falta de legitimidad política, de proceso constituyente, cuando las personas –venidas o no de movimientos sociales- hemos visto la oportunidad y el momento de entrar en el ámbito de las instituciones, y más en concreto de aquellas más cercanas. Pero esto no es algo nuevo y que haya nacido en dos meses, es el culmen de un proceso más largo y profundo que en este contexto se lleva forjando desde iniciativas o movimientos como el 15m, el movimiento por la democracia, municipalia, etc. y desde mucho antes en Pamplona/Iruñea. Tanto es el impulso que en los medios de comunicación ya se está hablando del “asalto municipalista” en las próximas elecciones y el mapa de iniciativas entre las que se encuentra Aranzadi, llámese Guayem (ahora Barcelona en comú), Marea Atlántica, Somos Asturies, Ganemos Málaga, Ganemos Zaragoza o Ganemos Madrid, cada vez es más concurrido, siendo que entre ellas hay algunas diferencias -ya que en cada lugar se están construyendo con sus singularidades propias- pero todas comparten líneas rojas y hojas de ruta.
Y en este escenario ¿qué pasa con los movimientos sociales? Pues bien, algunas personas (muchas) que venimos de movimientos sociales en diferentes lugares del mapa, también nos hemos sumado a este deseo de democracia radical y participativa. Hemos evidenciado que desde nuestra posición, y sobre todo, desde nuestro conocimiento (aun siendo fragmentario) podemos aportar muchas ideas para pensar y construir un proyecto político global que esté presente dentro y fuera de las instituciones. Creemos que la experiencia de años de lucha y defensa de personas y colectivos más desfavorecidos, de asamblearismo, de prácticas muchas de ellas libertarias, de tenacidad, de paciencia, de construir política cada día, es absolutamente valiosa. Justamente desde esa posición hemos visto en estas iniciativas el inicio de un largo proceso para el cambio y caída del Régimen del 78, un largo proceso que no puede terminar en un mero recambio de élites. Precisamente, éste es uno de los motivos para decidir intervenir en estos procesos, porque sólo siendo sujetos políticos en el proceso, sujetos políticos de esa participación podremos intentar, al menos, evitar que eso ocurra y que el cambio sea real.
Para algunas personas que venimos de movimientos sociales participar en este proceso, confiar en él y en las personas que forman parte de él, preguntarnos y pensar en la cuestión del poder etc., está siendo muy complicado y sin duda todo un aprendizaje. Una vez escuché a Pablo Carmona, portavoz de Ganemos Madrid, decir que un verdadero revolucionario no va a los sitios a enseñar, sino a aprender y desde luego la iniciativa Aranzadi y su proceso está siendo un enorme espacio de aprendizaje.
No puedo más que decir que hay mucho por hacer a ambos lados del mundo, dentro y fuera de lo institucional y esto también es autonomía desde el nuevo paradigma que se plantea en el municipalismo y desde estas iniciativas. No se trata de “cambiarnos de bando”, ni de tener que elegir entre una u otra opción, no es esa la perspectiva. Se trata de crear estructuras de contrapoder dentro y fuera para que no se reproduzca aquello que ya hemos sufrido y padecido durante tantos años, pero con otras formas tal vez más sutiles y con otros nombres.
Quisiera por tanto animar a aquellas personas que participan en movimientos sociales en nuestra ciudad a descubrir y construir la iniciativa Aranzadi para pensar entre todas ¿qué ciudad queremos?
Hace algunas semanas, al final de la asamblea constituyente de la iniciativa Aranzadi, un periodista me preguntaba sobre qué ha pasado durante todos estos años en nuestra ciudad para que personas que venimos de sectores libertarios y autónomos, como es mi caso, decidamos acceder a lo que sería la política institucional. Contesté de forma sucinta pero todavía es el día en el que pienso en aquella acertada pregunta porque en gran medida en la respuesta se encuentra el germen de la iniciativa Aranzadi.
Aranzadi es un iniciativa ciudadana municipalista preparada desde abajo por el conjunto de la ciudadanía que aspira a presentarse a las elecciones municipales de este próximo mayo. El concepto “municipalismo” es un término lejano para muchas personas y poco conocido y reconocido para otras, pero sin embargo el municipalismo ha sido un término central en todos los cambios y revoluciones en los dos últimos siglos en el Estado, y especialmente en Navarrra/Nafarroa. El municipalismo piensa el ayuntamiento de los pueblos y ciudades como la unidad básica desde la que construir democracia, desde la que hacer cambios reales desde lo conocido, donde entablar cauces de participación directa en la creencia y confianza en lo pequeño y cercano como motor de cambio en los niveles superiores.