Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
@polientes1612
Para ser policía, Daniel Rodríguez no tomó muchas precauciones a la hora de convertirse en troll en Twitter. Se presentaba como Daniel y su nombre de usuario era el de su pueblo junto a su fecha de nacimiento. Tan seguro estaba de su impunidad para el insulto cibernético que alojó la cuenta en su teléfono oficial, el que le pagamos la ciudadanía con nuestros impuestos. Nunca pensó que le cazarían y por eso, cuando eldiario.es le pregunta por ella reconoce que la cuenta está en su teléfono, pero la usa primero su hermano y luego dice que su mujer. Excusa del nivel de “se me ha comido la tarea el perro”, que pergeñábamos en tercero de Primaria y que ni siquiera ha aclarado a su superior jerárquico, el delegado del Gobierno. Si un jefe policial tiene una cuenta troll en su teléfono oficial; malo. Si resulta que se lo deja a su mujer para que insulte a diputados, alcaldesas o presidentas y ensalce a José Antonio; mucho peor.
Sin embargo, @polientes1612 era en el mundo de los trolls lo que en jerga policial denominaríamos un 'lobo solitario'. Utilizaba Twitter para escribir lo que realmente piensa y no puede decir con el uniforme y sus decenas de medallas colgadas del pecho. Pero no respondía a la estrategia con la que nacieron varias decenas de cuentas con identidad falsa en las cercanías de las elecciones navarras de 2015.
Durante la última semana de enero de ese año surgieron una serie de perfiles que funcionaban con una coordinación cuidada. De su creación alardean, en foros del sector, dos miembros de tercera fila de UPN. Unas, ocultas tras una bandera de Navarra, daban carnaza a los propios. Otras se disfrazaban de simpatizantes de Podemos o socialistas y se hacían con seguidores de ese sector para luego pastorearlos hacia la luz regionalista.
UPN dejó el gobierno en julio de 2015 y estos perfiles optaron por la estrategia de “tierra quemada”, atacando personalmente a rivales políticos o periodistas. Dirigentes regionalistas reconocen que no tienen control sobre estos trolls, que se dedican a hacer la reconquista por su cuenta. Lo hacen con la impunidad que permite Twitter para lanzar basura, aunque con alguna precaución más que @polientes1612.
Pero dejan huellas. Publican fotos sacadas desde ventanas del Parlamento en las que se refleja en el cristal el objetivo del iphone, el modelo de teléfono que el legislativo da a sus aforados. Señalan a periodistas utilizando imágenes sacadas de contexto, como en mi caso, hablando en la calle en Sanfermines con el número 5 de la lista de EH Bildu. Foto que me podían haber sacado tranquilamente también con miembros del PP con los que también hablo por ahí. Calle en la que estaba ese día un candidato municipal de UPN, por cierto.
Las mentiras tienen las patas cortas, dice la sabiduría popular. Las cuentas troll, afortunadamente, también.
Para ser policía, Daniel Rodríguez no tomó muchas precauciones a la hora de convertirse en troll en Twitter. Se presentaba como Daniel y su nombre de usuario era el de su pueblo junto a su fecha de nacimiento. Tan seguro estaba de su impunidad para el insulto cibernético que alojó la cuenta en su teléfono oficial, el que le pagamos la ciudadanía con nuestros impuestos. Nunca pensó que le cazarían y por eso, cuando eldiario.es le pregunta por ella reconoce que la cuenta está en su teléfono, pero la usa primero su hermano y luego dice que su mujer. Excusa del nivel de “se me ha comido la tarea el perro”, que pergeñábamos en tercero de Primaria y que ni siquiera ha aclarado a su superior jerárquico, el delegado del Gobierno. Si un jefe policial tiene una cuenta troll en su teléfono oficial; malo. Si resulta que se lo deja a su mujer para que insulte a diputados, alcaldesas o presidentas y ensalce a José Antonio; mucho peor.
Sin embargo, @polientes1612 era en el mundo de los trolls lo que en jerga policial denominaríamos un 'lobo solitario'. Utilizaba Twitter para escribir lo que realmente piensa y no puede decir con el uniforme y sus decenas de medallas colgadas del pecho. Pero no respondía a la estrategia con la que nacieron varias decenas de cuentas con identidad falsa en las cercanías de las elecciones navarras de 2015.