A Carlos Artundo (Pamplona, 1954) le ha tocado afrontar la mayor crisis sanitaria jamás vivida en Navarra a pocos meses de ser nombrado director general de Salud del Gobierno de Navarra, del que ya fue consejero de salud entre 1987 y 1991. Atiende a eldiario.es por teléfono a escasos días que se confirmara el pase de Navarra, una de las comunidades más castigadas por el coronavirus al inicio de la pandemia, a la fase 1 por, como dijo Fernando Simón, “haber sabido sobrellevar esa crisis” y ahora encontrarse en una mejor situación. Aún así, el pico de la crisis estresó mucho al sistema sanitario y dejó “exhaustos” a los profesionales que estuvieron en primera línea de lucha contra la pandemia. Artundo apela a la responsabilidad de la ciudadanía porque advierte que no se podría aguantar otra crisis de tales dimensiones.
¿Por qué se ha decidido que Navarra pasara en bloque a la fase 1 a pesar de que se había hablado de hacer una desescalada asimétrica por zonas básicas de salud?
Los plazos para solicitar el pase de fase han sido tremendamente ajustados y en general todas las comunidades han hecho una desagregación a nivel provincial, y en el caso de Navarra, la Comunidad foral se corresponde con la provincia. No había todavía razones epidemiológicas objetivas, ni tampoco se había trabajado un proceso de acuerdo con las entidades locales, ni los municipios, ni la federación como se está haciendo ahora para sucesivas fases, como para haber planteado un pase de fase en función de unidades territoriales más pequeñas.
Destaca que estén en la misma fase por ejemplo Tafalla, que tiene un gran índice de contagios y zonas del Pirineo en las que casi no ha habido casos.
Sí, y de cara a siguientes fases estamos trabajando en ello. Por eso estamos trabajando con la Federación Navarra de Municipios y Concejos, que en esto juegan un papel fundamental. Se está tratando todo en la comisión de transición que se ha creado para estudiar más finamente en función de los indicadores que se están analizando y que luego hay que presentar y discutir con el Ministerio para ver esa posible asimetría, en cuanto a que hay realidades distintas. A partir de ahora, en las siguientes fases tenemos que aterrizar de forma más concreta en el territorio y tener en cuenta la situación de cada uno de los lugares.
Entonces, ¿podría pasar que esta semana algunas zonas de Navarra pasaran a la fase 2 y otras se quedaran en la fase 1?
Podría ser, habrá que ver y estudiar cómo han afectado las medidas de la fase 0 y 1 y si han tenido impacto en términos de nuevos casos y de hospitalizaciones. Pero más que unas zonas de Navarra puedan pasar a la siguiente fase y otras no, que también puede ser, pero tendría que estar muy argumentado y es más complicado, la desescalada asimétrica de la que hablamos, se refiere a que algunas actividades se incluyan o se dejen de incluir o se retrasen en función de la situación.
Entonces la intención es que Navarra siga pasando en bloque, pero limitar algunas actividades o permitir otras en función de la zona.
Eso es.
De la otra forma sería complicado controlar la movilidad, ¿no? Siendo Navarra uniprovincial, hay libertad de movimiento por todo el territorio, ¿cómo se controlaría que alguien de Pamplona no se pudiese ir al Pirineo donde casi no hay casos pudiendo provocar un rebrote en esa zona?
Claro, la gente se puede mover y se va a mover, por eso entendemos que es mejor el limitar algunas actividades en determinadas zonas a que unas pasen de fase y otras no.
¿Cómo se hará el rastreo para detectar los contactos de los casos positivos?
Todavía no lo tenemos definido. Hay varias propuestas que estamos barajando, pero si es posible optaremos por el sistema que se adopte a nivel europeo y del conjunto del Estado. Desde nuestro punto de vista, teniendo en cuenta que en un futuro la gente se va a mover por todo el territorio nacional e incluso saldrá del país, lo ideal sería un sistema único e integrado de rastreo con los móviles. Por el momento en Navarra hemos trabajado en afinar el sistema de información, monitorización, vigilancia y alerta temprana. Esta última es muy importante, utilizamos modelos predictivos para poder adelantarnos a lo que va pasando. El segundo reto en esta fase es la detención precoz, cuanto antes detectes los nuevos casos, más controlarás la pandemia. Esto se hace con pruebas PCR a las personas que tengan la más mínima sintomatología y a sus contactos más cercanos. Desde esta semana está funcionando en Navarra un 'call center' en el que enfermeras y enfermeros hacen un seguimiento de los contactos.
¿Cómo funciona?
Pues a cada caso que se detecta se le hace una encuesta epidemiológica preguntándole por los contactos que ha tenido en los últimos días, tanto en el núcleo familiar, como laboral y social. En el futuro esto se complementará con la herramienta de seguimiento a través de los móviles, pero ya nos está ayudando. Nos permite ya hacer un seguimiento de los contactos, a los que se les hace una encuesta y después una prueba PCR.
Teniendo en cuenta que muchos de los pacientes son asintomáticos, ¿es posible controlar la pandemia?
Lo que se trata es de minimizar al máximo posible esos asintomáticos, por eso cada vez estamos haciendo más pruebas también a asintomáticos. Durante un tiempo solo se estaban haciendo PCR a sintomáticos y a los profesionales esenciales: los sanitarios y sociosanitarios. Pero para tener detectado a todas las personas que tengan el virus, tendrías que testar a toda la población, en el caso de Navarra a 650.000 habitantes. Y no solo eso, los tendríamos que testar todas las semanas, porque hoy puedes dar negativo en una PRC, pero positivo dentro de una o dos semanas.
¿Cree que esta crisis nos obligará a ceder parte de nuestro derecho a la intimidad por el bien de la salud pública? Con estos rastreos uno puede sentirlo así
Hay que ser muy cuidadosos. Es muy importante la salud pública y del conjunto de la población, pero por ese objetivo no se puede hacer cualquier cosa. No podemos renunciar a principios y valores fundamentales si no es absolutamente necesario e imprescindible. Si hay otras alternativas, tenemos que ser cuidadosos con este tema.
A medida que se vaya relajando el confinamiento lo normal es que se produzcan más contagios. ¿Cómo podemos evitar un rebrote del calibre de la primera oleada que llevó al límite al sistema hospitalario?
Estos días hemos visto a gente no respetando las medidas de seguridad y de protección e higiene. Y esta va a ser la clave. Hay que lanzar un mensaje contundente a las personas: es muy importante que las medidas se cumplan porque nos estamos jugando el poder volver atrás y tirar por la borda todo lo que como sociedad hemos conseguido parando una pandemia que se ha llevado por delante a miles de personas mayores y que ha estresado el sistema de salud al máximo. Todo eso no lo podemos tirar por la borda. Hay que apelar a la responsabilidad individual de cada uno para mantener las distancias, las medidas de higiene, el uso de mascarilla en los lugares de interacción con personas, etc.
¿Está preparado el sistema sanitario para un posible rebrote?
Sabemos que habrá repuntes, es lógico. Si vas flexibilizando las medidas, algún rebrote siempre va a haber, pero el reto es que sean controlados y que tengamos capacidad para identificarlos tempranamente para así hacer un seguimiento de los contactos y que el impacto en el conjunto de los servicios sanitarios sea gestionable. El problema sería si no fuésemos capaz de controlar esos nuevos brotes y nos llevaran de nuevo a situaciones tremendas como las que hemos vivido. Los profesionales que han estado en primera línea directamente implicados en contacto con la pandemia están exhaustos, muy cansados, no podemos sobrecargar de nuevo al sistema y a los profesionales.