La decisión de Siemens Gamesa de cerrar su planta de Aoiz que emplea a 239 personas supone un duro varapalo para esta localidad navarra situada en el Prepirineo, una zona rural fuertemente golpeada por la anterior crisis de 2008, y que ahora ve como su principal fuente de puestos de trabajo decide cerrar la persiana de la única planta que mantenía
en la Comunidad foral. La decisión, que no ha sentado nada bien a los trabajadores, que la tildan de “deslocaliación”, está motivada, según la compañía en que las palas que se fabrican en esta factoría no tienen el tamaño “que demanda el mercado eólico en estos momentos”. Un duro golpe tanto para la localidad como para la economía navarra, que en los últimos años había dado un especial impulso a la industria limpia y que ahora ve como una empresa de energía eólica decide abandonar Navarra.
La planta de Aoiz es la única que Siemens Gamesa tiene en Navarra, después de que en los últimos diez años haya cerrado las otras cinco que tenía: las dos de Imárcoain, y las de Tudela, Alsasua y Olazti. De hecho varios de los trabajadores que trabajaban en esas fábricas están ahora en la planta de Aoiz.
Una localidad que queda en jaque tras la noticia, que los habitantes y muchos trabajadores recibieron a través de los medios de comunicación. Un municipio de 2.561 habitantes según el último censo y con un índice de desempleo del 13,75% antes de la crisis de la COVID-19, cuando la media de la Comunidad foral estaba en torno al 9%. La localidad del Prepirineo todavía arrastraba los achaques de la anterior crisis económica, la de 2008, que ahora se agravan con el ya anunciado cierre de la planta de Gamesa, la que más empleo daba en el municipio. Y no solo eso, además muchos negocios de la zona, como la hostelería dependían en gran parte de la fábrica de palas eólicas.
El Gobierno de Navarra todavía confía en que la situación sea reversible o bien, en caso de que no lo sea, en “establecer instrumentos para minimizar el impacto que pueda tener en los trabajadores de la planta”. La presidenta María Chivite, además de mostrar su rechazo al cierre, anunció esta semana que se pondrían en contacto con la compañía para intentar que cambien de opinión acerca del cierre. Por su parte, el Parlamento de Navarra aprobó el jueves con los votos de todos los grupos una declaración en apoyo a los trabajadores, a la vez que algunos partidos propusieron medidas para evitar otros cierres como el de Gamesa, como la petición de EH Bildu de una ley para evitar deslocalizaciones.
Los trabajadores, también disconformes con la decisión de Gamesa, ya han anunciado movilizaciones, que empezarán por una convocatoria de huelga de 24 horas el próximo 8 de julio, día en el que comienzan las negociaciones entre la dirección de la compañía y el comité para la aplicación del ERE a todos los empleados. Además, se ha convocado una manifestación en Pamplona para el 11 de julio en protesta de lo que consideran los empleados “una deslocalización en toda regla”.
Los trabajadores aseguran que los argumentos esgrimidos por la empresa para justificar el cierre “no son válidos”. Desde el comité señalan que la de Aoiz “es una planta grande en la que se pueden producir palas de cualquier tamaño” y que tenían trabajo “para al menos un año”. Consideran que el cierre es parte de una estrategia de la compañía de abaratar costes, ya que aseguran “la producción de estas palas se la llevan a Portugal, donde los salarios son más bajos”. Los empleados tampoco consideran que sea irreversible la situación y aseguran que pelearán por sus puestos de trabajo.