El fiscal afirma que las víctimas del crimen de Cáseda “no pudieron ejercer ninguna defensa” y que hubo coautoría
El Ministerio Fiscal ha manifestado que los tres fallecidos en Cáseda el 18 de septiembre de 2018 “no pudieron ejercer ninguna defensa” ante los acusados, que tenían “ánimo de matar”. Además, ha considerado que hubo coautoría de asesinato con alevosía por parte de los tres procesados, Juan Carlos J.J. padre, Juan Carlos J.J. hijo y Emilio J.J.
La quinta jornada de la vista oral del juicio que se sigue en el Palacio de Justicia de Pamplona por esta causa ha comenzado con la presentación de las conclusiones por parte del Ministerio Fiscal, quien ha relatado los hechos probados a su juicio. Según ha apuntado, “por desavenencias conyugales” entre el hijo y hermano de los fallecidos y la hija y hermana de los acusados, la mujer había ido a casa de sus padres a Muniáin de la Solana y el día de los hechos tuvo una discusión con sus padres. “A mediodía decidió irse y reanudar su convivencia en Cáseda. No pide ayuda ni a su padre ni a sus hermanos, lo hace a espaldas de ellos, y acude a un conocido a quien solicita el favor de trasladarle” a Cáseda, ha explicado el fiscal.
Según ha continuado, esa tarde “Emilio empieza a enviar mensajes -a la hermana- para ver dónde estaba; él dice que iba a llamar a Fermín -padre del marido y víctima en los hechos-, lo que es importante porque es la causa, se le avisa a Fermín de que van a pegarle a su hijo. No tiene necesidad de llamarle”, ha dicho el fiscal, para añadir de que al advertir al padre de su yerno, “en el código de actuación gitano, es como incitarle, decirle vete que voy a pegar a tu hijo y tienes la obligación de defenderle”.
El fiscal ha seguido exponiendo que “estas personas en el momento en que llaman a Fermín y hasta que salen de Muniáin están, más o menos media hora, preparando toda la actuación, maquinando lo que van a realizar, metiendo las armas en el coche”.
Los tres acusados “habían metido una escopeta cargada en la parte trasera del coche, perfectamente acondicionada, dispuesta para el disparo”. “Siempre se había dicho que se había sacado la escopeta de la parte trasera del coche, no había discrepancia; pero en este juicio, después de dos años y medio, aparece ahora que la escopeta estaba en el maletero”, ha dicho, para hacer referencia al resto de armas que llevaban en el vehículo.
El fiscal ha añadido que, al llegar a Cáseda, “dejan el coche al lado de donde están estas personas -familia de las víctimas-”, “tenían que dejar el coche cerca”. “Juan Carlos padre baja y le dio un tortazo a su hija”, ha señalado, para considerar que acusamos de “maltrato a una mujer”. “Luego le pega un tortazo al yerno y se enzarza con Fermín y se empiezan a pegar”, ha comentado para señalar que al tiempo “Juan Carlos hijo se enzarza también” con el yerno.
En un momento determinado, ha expuesto, uno de los hermanos del marido “va al coche a buscar el bastón” del padre, se le pega un golpe a Juan Carlos padre y éste “grita 'saca, saca' y Emilio saca la escopeta, se la da a su padre y Juan Carlos hijo dice 'dispara, dispara' y dispara primero a Fermín, después a Cristian y finalmente a José Antonio”. Nada más emprender la huida, ha relatado el Ministerio público “llaman a la madre para que se preparara, que tenían que salir huyendo”.
El fiscal ha señalado que, en su primera declaración, el hijo y hermano de las víctimas, en la situación en que se encontraba tras los hechos, es “normal” que no expusiera todos los detalles, como que no dijera al principio y sí en sus declaraciones posteriores que los acusados gritaran “saca, saca” o “dispara, dispara”. “No supone ninguna tacha porque no es contradecir sino que es complementar”, ha apuntado, para afirmar que “en la declaración de la mujer sí encontramos contradicciones y mintió a la Policía descaradamente”, por ejemplo, en su traslado a Cáseda.
El fiscal ha defendido la “veracidad” del testimonio del familiar de los fallecidos, que “cumple todos los requisitos y es una prueba más que suficiente”, que “queda constatado con otras pruebas”. A su juicio, los tres procesados, “han venido a lo que venían, se montan en el coche y se van, no se quedan a ver si están vivos, y lo primero que hacen es llamar a su madre para que se prepare; además le metieron cinco cartuchos después a la escopeta”.
El Ministerio fiscal ha señalado que hubo “ánimo de matar” por parte de los tres acusados. “Viendo el arma utilizada, ha cogido el arma cargada y hasta los cartuchos son los más letales que había, los de postas; y como José Antonio no cae primero le metemos otro disparo”, ha expuesto, para señalar que hay “alevosía cuando se rompe la igualdad y hay situación de superioridad del agresor sobre el agredido”.
Fue algo “imprevisto” y “sin posibilidad de defenderse” por parte de las víctimas, que “no pudieron ejercer ninguna defensa”, ha expuesto el fiscal.
En este caso, ha defendido que “se dan requisitos para hablar de coautoría” en estos hechos. “Los tres intervienen”, ha dicho, para precisar, que se ve tanto en las llamadas previas al traslado a Cáseda como en que “Juan Carlos hijo reconoció de forma espontánea a un policía -tras los hechos- que había tocado la escopeta para meterla en el coche, está en el atestado”.
Para el fiscal, también se comprueba esa coautoría en las frases que dijeron los acusados durante la pelea de “saca, saca” o “dispara, dispara” y en la huida de los procesados, “que se desentendieron de las víctimas, dos estaban vivas, se montan en el coche y se van”.
Ha indicado el Ministerio público que “no se cumple ningún requisito para que fuera legítima defensa”. Ha comentado que en el coche alguien cargó otra vez la escopeta, “el padre iba conduciendo y a estas alturas no sabemos quién lo hizo, ¿eso es cooperar con la Justicia?”. Y ha continuado, además, que no fue un arrebato porque requería un estímulo que, en su opinión, no existe. “Los muertos no hicieron nada, fueron citados a defender a su hijo; y que la mujer se fuera de la casa familiar tampoco es un estímulo suficiente”, ha expuesto.
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