El Gobierno de Uxue Barkos quiere reconducir la crisis política que se ha abierto en el seno de su gabinete tras el anuncio por sorpresa del ministerio de Fomento de que asume la gestión integral del TAV en Navarra. Así que, antes que responder a las críticas que le han llovido por parte de la oposición, y en lugar de atacar la decisión del ministerio por tierra mar y aire, el vicepresidente Ayerdi ha convocado la comisión de seguimiento del pacto para la construcción del tren que se firmó en 2010 entre el Gobierno estatal del PSOE y el Gobierno foral de Miguel Sanz. Ayerdi no da por roto aquel acuerdo y se agarra a su comisión de seguimiento como a un clavo ardiendo, con la esperanza de que el ministro Iñigo de la Serna no le deje definitivamente en la estacada en la que se encuentra ahora, con su contrapropuesta de convenio lista y en plena batalla interna con el resto de los socios del cuatripartito. “Necesitamos hablar y conversar”, repetía Ayerdi en la comparecencia pública más larga que ha protagonizado durante la legislatura.
El vicepresidente ha dicho que desconoce la receptividad que tendrá el ministerio hacia su petición de reunirse. De hecho, el anuncio de Fomento de asumir íntegramente el proyecto del TAV le llegó de forma sorpresiva, a última hora del miércoles, y después de haber mantenido sendas comunicaciones con el ministro, al que informó de que la contrapropuesta de Navarra estaba prácticamente lista para ser enviada a Madrid. Ayerdi había jugado sus cartas con paciencia, superando el plazo de prórroga que él mismo había pedido al ministro y que caducaba el pasado día 11, pero con la tranquilidad de haber avisado a Madrid de que la respuesta de Navarra llegaba. Tarde, pero llegaba.
Con lo que no contaba Ayerdi era con que la urgencia que UPN llevaba meses tratando de imprimir a la negociación entre Navarra y el Estado tuviera tanta influencia en el ministerio. El vicepresidente foral no calculó bien que las prisas de UPN no formaban parte solo del juego político, sino que se fundamentaban en otros intereses. Los revelaba el propio ministerio en su comunicado: “Se va a notificar formalmente al Gobierno de Navarra la solicitud para que remita los proyectos Villafranca-Peralta y Peralta-Olite con las observaciones del informe de supervisión, que van a ser entregados al Ejecutivo autonómico por la empresa adjudicataria los próximos 15 de octubre y 15 de noviembre, respectivamente”.
Cuando, en mayo de este año, UPN contribuyó con su voto a que los Presupuestos generales del PP salieran adelante, los populares se comprometieron con los regionalistas a licitar ya este año las obras de construcción de los citados tramos del tren. Es decir, las constructoras adjudicatarias contaban con empezar a trabajar el próximo año. Pero para ello, era indispensable que los presupuestos de Navarra para 2018 incluyeran financiación específica con la que pagar dichos trabajos. Y el Gobierno de Barkos no tenía intención de incluir dinero para el tren en su proyecto de presupuestos, al menos, no para 2018.
De manera que, a la vista de que las negociaciones con el Ejecutivo foral no iban a permitir a la ministerio cumplir su compromiso con los regionalistas, Fomento ha decidido llevarlo a efecto pero sin contar para ello con el Gobierno de Barkos.
Pero tampoco esta jugada va satisfacer enteramente los intereses de UPN y de las empresas adjudicatarias, según la lectura que hace el vicepresidente Ayerdi. En su opinión, al no haberse firmado un nuevo convenio y seguir vigente el que se firmó en 2010, es el Gobierno de Navarra quien tiene “claramente” la competencia para licitar las obras del tramo Villafranca-Olite. Y los informes técnicos, ha añadido el vicepresidente, concluían que poder licitar dicho tramo este año era “enormemente improbable”, puesto que ni siquiera se ha aprobado aún el proyecto básico.
En cualquier caso, y ante la incertidumbre que se abre sobre el futuro del TAV, el vicepresidente Ayerdi quiere reunirse con los representantes del ministerio y reconducir la situación. Es preciso, ha dicho, que Navarra pueda “influir” en aspectos tan destacados del corredor ferroviario como la conexión con la ‘Y’ vasca, el bucle ferroviario de Pamplona, el tramo Campanas-Castejón o los plazos de ejecución del proyecto.
Pero el de solventar la crisis con el ministerio de Fomento es solo uno de los frentes de guerra que se han declarado al Gobierno de Barkos. UPN, que ha negado de forma tajante que haya presionado al ministerio para que éste asuma de forma integral la gestión del TAV, se ha lanzado en tromba a aplaudir la decisión del ministerio de Fomento y a culpar de ello a Geroa Bai: “El Gobierno no ha estado a la altura del TAV”, ha dicho el líder regionalista, Javier Esparza. Ha acusado además a Geroa Bai de “anteponer sus presupuestos, y sus sillones, al desarrollo de Navarra”.
UPN contaba durante este curso parlamentario con la baza de las dificultades que iba a tener el Gobierno foral para aprobar sus presupuestos si incluía financiación para el TAV, tras el anunciado rechazo al proyecto de sus socios del cuatripartito. Pero Geroa Bai ha sido capaz de dilatar el problema hasta el próximo año, y UPN ha visto así esfumarse uno de sus mejores argumentos políticos para ejercer de oposición al cuatripartito. Así que ha hecho valer ante el ministerio de Fomento su acuerdo para apoyar los presupuestos estatales, en un intento de forzar que las obras del TAV se liciten este año o, al menos, en 2018, con las consiguientes dificultades que ello acarrearía a Geroa Bai con sus socios.
La propia presidenta Barkos ha respondido de forma tajante a la maniobra política de UPN, acusándole de anteponer sus intereses partidarios sobre el interés general de Navarra: “UPN quería un juguete, un tren de ningún lado a ninguna parte, y nos ha hurtado a todos los navarros un convenio para acordar con el Estado el corredor ferroviario”, ha señalado Barkos.