Pamplona recupera una plaza de la Constitución tras borrarla del callejero en 1893

Rodrigo Saiz

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El pasado martes, el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, (Navarra Suma -coalición de UPN, PP y Ciudadanos-), trasladó en la Junta de portavoces del Ayuntamiento al resto de grupos municipales su decisión de nombrar como Plaza de la Constitución a la conocida como Plaza de Baluarte, situada frente al Palacio de Congresos que lleva el mismo nombre. La capital navarra recuperará de esta forma en su callejero la Constitución 128 años después de la última vez que la icónica Plaza del Castillo cambió de nuevo de nombre, recuperando el que tiene ahora.

En la actualidad más municipios navarros, entre ellos Tudela, tienen calles o plazas en honor a la Carta Magna, pero durante años la Constitución desapareció del callejero de las localidades navarras. Para conocer el motivo hay que remontarse a 1893. En aquel entonces, España estaba inmersa en conocido como periodo del turno y presidida por Práxedes Mateo Sagasta, del partido Liberal. Su ministro de Hacienda, Germán Gamazo, añadió en el proyecto de ley de presupuestos generales del Estado de ese año una referencia específica a Navarra de gran trascendencia y que generó gran controversia. En el artículo 17 de la norma ordenaba al Gobierno que, haciendo uso de la autorización que quince años antes le había conferido la Ley de presupuestos para el año económico 1877-1878, extendiese a Navarra todos aquellos impuestos que ya se exigían en las demás provincias españolas.

La intención de aumentar el cupo que Navarra pagaba al Estado como contribución directa fue considerado como un contrafuero y un choque directo con el régimen fiscal particular que había establecido para Navarra la Ley de 16 de agosto de 1841, la conocida como Ley Paccionada. La noticia tuvo como respuesta una gran movilización contra Gamazo y el régimen foral navarro. Según las crónicas periodísticas de la época, más de 17.000 personas se manifestaron en Pamplona, que tenía unos 28.000 habitantes, y se recogieron 120.000 firmas de los 300.000 navarros censados entonces en la comunidad foral, fueron remitidas a la reina regente María Cristina de Habsburgo y recogidas posteriormente en el 'Libro de Honor de los Navarros'.

Las protestas y manifestaciones preocuparon al Gobierno, y de hecho, tal y como recoge Eustaquio de Echave Susaeta en el libro 'El Partido Carlista y los Fueros (1915)', el general Martínez Campos respondió así a la posibilidad de intervenir militarmente en la comunidad foral planteada por María Cristina: “Si se tratase de otra provincia, podíamos pensar en imponer la ley general, empleando la fuerza si fuere preciso; si se tratase de Navarra aisladamente, aún podíamos ir por ese camino, pero debemos comprender que Navarra tiene a su lado a las tres Vascongadas, y que si se apela a la fuerza contra aquella, harán causa común todos los vascos, y con ellos todos los carlistas de España, que provocarían un levantamiento en aquellas provincias para darte carácter general, y en tal caso se encadenará nuevamente la guerra civil. [...] ¿Vale la pena que por sostener la actitud de un Ministerio corramos el riego de una guerra civil que por poco que durase causaría males sin cuento a la Nación, quebrantos al Trono y gastos mucho mayores que los que Gamazo quiere recaudar en Navarra? En atención al peligro que corremos entiendo debe sacrificarse a Gamazo y resolver el problema accediendo a lo que pide Navarra”.

El 12 de marzo de 1894, Germán Gamazo fue destituido como ministro de Hacienda y el gobierno de Sagasta terminó abandonando la pretensión de modificar del régimen fiscal de Navarra. Con todo, a modo de respuesta y en defensa de los fueros, todos los municipios navarros retiraron de su callejero a la Constitución -en muchos casos se cambió el nombre de las plazas a Plaza de los fueros, no así la de Pamplona- y en la capital navarra se levantó además en 1903 el monumento a los Fueros que preside el Paseo de Sarasate.

En este caso, la Plaza de la Constitución reconocerá a la Carta Magna de 1978, “por el esfuerzo de la sociedad de la 'Transición Democrática' para dotarse de una ley de leyes que preservara la convivencia en el país y protegiera los derechos y las libertades de la ciudadanía”, según ha destacado el Ayuntamiento. En épocas anteriores la Plaza del Castillo recibió ese nombre (entre 1822 y 1823, 1836 y 1873 o 1876 y 1893), pero entonces en reconocimiento a las primeras constituciones aprobadas en aquella época.

No es la única modificación urbanística anunciada por el alcalde, que en la misma reunión de la Junta de Portavoces avanzó su intención de colocar una gran bandera de Navarra en la plaza de los Fueros, a la espera de concretar la ubicación exacta en la que se concretará el mástil.

Tampoco es el primer cambio de nombre del callejero que efectúa el edil de UPN. En 2019, al poco de llevar al Consistorio pamplonés, Maya cambió el nombre de la calle paralela a la Plaza del Baluarte que ahora se llamará Plaza de la Constitución, y que es una de las principales de la ciudad. Enrique Maya volvió a llamar Avenida del Ejército a la calle que pocas semanas antes el anterior edil, Joseba Asiron (EH Bildu) había denominado Avenida Catalina de Foix la última reina navarra que perdió el trono tras la conquista del antiguo reino por la Corona de Castilla en 1512.

elDiario.es/Navarra

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