“En el encierro no se puede concentrar tanta gente y, sobre todo, tantos que no saben dónde están”
Cuando faltan apenas tres días para el Chupinazo, Mikel Martínez se asoma con tranquilidad al balcón consistorial de Pamplona. Contempla la plaza y afirma que, seguro, cuando esté llena el día 6 de julio, le impresionará mucho más. Y augura que se preguntará, como muchos que seguirán el cohete por la televisión, “¿Cómo puede caber tanta gente en un sitio tan reducido?”. Este abogado pamplonés será uno de los grandes protagonistas del acto, el encargado de prender la mecha en representación de Cruz Roja, que este año celebra su 150 aniversario. Martínez, con 43 años y 22 de ellos como voluntario a sus espaldas, conoce bien las fiestas. Cada año sigue el encierro desde la curva de Mercaderes, donde, como durante todo el ejercicio hacen los más de 3.000 voluntarios de Cruz Roja en la Comunidad Foral y cerca de 19.000 socios, colabora para intentar salvar vidas. El 6 de julio, Pamplona les rendirá homenaje, gritando con ellos ‘Viva San Fermín, Gora San Fermín’.
Pregunta. La primera pregunta es casi obligada: ¿nervioso?
Respuesta. No, la verdad es que soy muy tranquilo, aunque el día 6 seguro que me pondré más nervioso, pero eso ya lo viviremos entonces.
P. ¿Las palabras que va a decir ya están cerradas?
R. Queda algún detalle, del orden en que voy a decir las palabras, pero en esencia ya está pensado.
P. ¿Cómo fue ese momento en el que le dicen ‘Va a tirar el Chupinazo’?
R. Fue una sorpresa. Cuando me llamó la secretaria del alcalde para que viniera a la Casa Consistorial al día siguiente, pensaba que íbamos a preparar los sanfermines. Y sí fue así, pero desde otro punto de vista.
P. Van a ser la cuarta entidad en diez años en lanzar el Chupinazo sin formar parte de la Corporación. Ya sabe que esta decisión de Alcaldía ha generado polémica, porque este año era el turno de Bildu de lanzar el cohete.
R. Nosotros estamos dentro de la polémica, pero no somos parte de ella. Es cierto que nos generó una situación agridulce: al final parece una decisión con connotaciones políticas cuando nosotros somos una organización que no las tiene.
P. ¿Ha cruzado los dedos para que el Chupinazo sea este año puntual?
R. A mí me gustaría que todo el mundo disfrutara del Chupinazo. Lo único que quiero recordar es que represento a 3.000 voluntarios y 19.000 socios, y es a esas personas a las que se homenajea, a las que atienden a todos los vecinos de Pamplona.
P. La Casa Consistorial será el día 6 como el palco del Bernabéu. ¿Va a aprovechar para tirar de las orejas a algún político?
R. Creo que el día 6 ya no es el momento de hacerlo. Solemos hablar de forma fluida con todos los políticos porque tenemos servicios durante todo el año, y eso lo resolvemos día a día, no tenemos que esperar a hacerlo en San Fermín.
P. Cruz Roja es una parte importante de las fiestas cada año. Esta vez, incluso más.
R. Sí, para nosotros es una época especial. De hecho, en sanfermines todos los voluntarios se vuelcan.
P. ¿Qué le lleva a alguien a, en lugar de disfrutar de las fiestas de su ciudad, trabajar en fiestas en Cruz Roja?
R. Para nosotros ayudar a quien disfruta de la fiesta es parte de nuestra forma de vivir. Porque yo, durante todo el año, al igual que otros compañeros, me monto en la ambulancia.
P. Pero usted empezó como voluntario con apenas 21 años. A esa edad se piensa en la universidad, en salir…
R. Sí, yo también estaba en la universidad y pensaba en salir, pero el día tiene 24 horas y se pueden hacer muchas cosas. Hay que saber organizarse.
P. ¿Cómo recuerda sus primeros sanfermines como voluntario?
R. Era una novedad porque, cuando sales de los cursos de socorrismo, que era lo que teníamos entonces, tienes unos conocimientos, pero no has dispuesto de margen para ponerlos en práctica. Vas a remolque de lo que hacen los veteranos. Ahora el veterano soy yo, e intento transmitir lo que me enseñaron a los demás.
P. Usted sigue los encierros desde el vallado en la curva de Mercaderes. Ahí se ve todo el peligro de la carrera…
R. Se ve perfectamente, sí. La experiencia ayuda a seguir el encierro pero, con todo, aún hay días en los que es difícil diferenciar un cabestro de un manso. Además, cubrimos un tramo de vallado corto, con zonas ciegas, y ahí nos tenemos que fiar de lo que digan los corredores, otros compañeros… Es una situación difícil, pero al final las cornadas son una patología más.
P. Este año se estrena la ordenanza del encierro. ¿Cree que va a servir para evitar la masificación?
R. Andando se hace camino. Habrá que ver cómo es esa ordenanza en práctica, pero sobre lo que no cabe duda es que algo había que hacer con el encierro. Si no, al final morirá de éxito. No es posible concentrar tanta gente y, sobre todo, que haya quien no sabe dónde está. Porque hay quien se piensa que aquí corren gatos por la calle y no se preparan para correr un encierro. Si no corres ni para coger el autobús, ¿cómo puedes meterte en una carrera donde los toros triplican tu velocidad?