A diferencia de lo ocurrido en las elecciones generales y las forales y municipales del 2023, en los próximos comicios al Parlamento Europeo del 9 de junio, la derecha en Navarra tan solo estará representada por dos formaciones: PP y Vox. UPN, que rompió relaciones con el PP tras la traición de los diputados tránsfugas Sergio Sayas y Carlos García Adanero y la extinción de la coalición Navarra Suma, en la que también estaba integrada Ciudadanos, ha decidido no presentarse a los comicios, abriendo la puerta a la expansión de formación de Alberto Núñez Feijóo en la comunidad foral, un territorio en el que apenas contaba con un espacio propio, pero en el que, tras haber sido la fuerza más votada en las generales del 23 de julio del año pasado, poco a poco busca consolidarse como la referencia de la derecha aprovechando las horas bajas de la formación regionalista. En el inicio de la campaña, el PP ha pedido a los votantes de UPN que “junten esfuerzos” con ellos para “cambiar el futuro de Navarra”.
Que UPN no se presente a las elecciones europeas no es una novedad. Nunca lo ha hecho en solitario, por ser unos comicios con circunscripción única, y la única vez que obtuvo representación fue en las elecciones de 2004, dentro de la lista del Partido Popular, con quienes los regionalistas concurrían en todas las elecciones hasta el año 2008, cuando se rompió el acuerdo tras el apoyo de UPN en el Congreso a los presupuestos de Zapatero. Pero sí que lo es en el actual contexto político navarro, el PP viene de ser el partido más votado en las últimas elecciones y, por primera vez, amenaza la hegemonía de UPN en el espacio de la derecha navarra.
De hecho, UPN trató de acercar posturas en el último momento ofreciéndole un pacto a la dirección del PP para integrar a un miembro regionalista en su lista a cambio de hacer campaña por el PP, cuestión que Núñez Feijóo rechazó. El Partido Popular quiere aprovechar estos comicios para consolidarse como la referencia de la derecha en Navarra, aprovechando las horas bajas que atraviesan los regionalistas.
Y es que a pesar de que UPN sigue siendo el principal partido de Navarra, el más votado en las elecciones forales y municipales, la realidad es que los resultados apenas se han traducido en representación en las instituciones. Llevan fuera del Gobierno de Navarra desde 2015 con Yolanda Barcina y más recientemente han perdido el Ayuntamiento de la capital, Pamplona, merced a la moción de censura pactada entre EH Bildu y PSN. A ello se le añade la crisis interna abierta tras la expulsión de Sayas y Adanero, que además de su salto al PP, provocó un importante número de bajas de afiliados, muchos de los cuales acompañaron a los diputados tránsfugas al Partido Popular.
Hace unas semanas, en el congreso del partido regionalista Esparza dio un paso al lado y la exalcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola, se hizo con la presidencia de UPN en una candidatura conjunta con el que es el principal cargo institucional de los regionalistas, el alcalde de Tudela, Alejandro Toquero, en busca de recuperar la unidad dentro del partido, pero por el momento no han dado ningún paso en este sentido, más allá de repartirse los puestos de la nueva ejecutiva.
Es a la nueva presidenta regionalista a quien le toca decidir la postura de UPN en las elecciones europeas, si pedir el voto para el PP o dará libertad de voto a su afiliación, pero por el momento, y a falta de dos semanas para los comicios, todavía no ha habido pronunciamiento. Tan solo unas declaraciones de Javier Esparza en las que aseguró que el resultado del PP dependerá de lo que se movilice el electorado de UPN. “El resultado del PP va a depender de lo que se mueva o no se mueva el votante de UPN. Esto tiene que quedar claro para que nadie se apropie de un resultado que no le corresponde, eso sería hacer trampas en el solitario”, señaló. “Solo en el Partido Popular se puede encontrar un partido foral, español y europeo”, le ha rebatido el líder del PP navarro, Javier García.