Hacer un masaje cardíaco, evitar un ahogamiento o llamar a urgencias: niños, niñas y adolescentes pueden salvar vidas

Ariadna Martínez

16 de octubre de 2024 22:19 h

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Gonzalo tiene once años y está jugando durante la merienda con sus amigos. Ve que uno de ellos deja de jugar repentinamente y se pone las manos en el cuello, pero, lejos de entrar en pánico, se acerca a él, realiza al dedillo la maniobra de Heimlich y su compañero expulsa el trozo de bocadillo de la boca. Mateo tiene cuatro años y ve que su mamá no despierta. Podría estar dormida, pero tenía que haberle llevado al cole y no lo ha hecho. Si mamá no despierta al zarandearla es que pasa algo raro. Recuerda lo que le enseñaron: tiene una boca, una nariz y dos ojos, 1-1-2. Marca y llama. Sofía, nueve años, llama a emergencias porque a su abuelo le pasa algo: le duele mucho el pecho. Se acuerda de dejar el móvil abierto. Mientras llega la ambulancia, intenta hacerle un masaje cardíaco. La mayoría de los nombres de estos niños y niñas no son reales, pero sí lo que hicieron. El primer caso, el de Gonzalo, ocurrió hace tan solo unos días en León, hazaña ante la que su clase le entregó un diploma en el que se leía: “Héroe. El 9 de octubre de 2024 salvó la vida a un compañero”.

“Yo me puse a llorar cuando me lo contaron. Es una de las tantas alegrías que he tenido”, cuenta Ignacio Manrique sobre el caso de Sofía, que había participado en uno de los talleres infantiles que organiza como presidente del Grupo Español de Reanimación Cardiopulmonar Pediátrica y director del Instituto Valenciano de Pediatría.

Este tipo de talleres, en los que profesionales enseñan a niños y niñas a responder ante las emergencias que se pueden presentar en el día a día, no han dejado de crecer en esta última década. Uno de los puntos de inflexión que explican este fenómeno, afirma Marta Nonide, una de las culpables de su popularización, es simple: cada vez son más niños los que están solos en casa. “Hasta hace unos años era la manada –la familia– la que cuidaba: siempre había un ama de casa en el hogar, los abuelos eran mucho más cercanos y había menos hijos únicos”, analiza.

Nonide es médico en el SAMU de Asturias y dirige el proyecto “RCP desde mi cole”: una idea que comenzó en 2014 y que ha servido de inspiración para muchos países del mundo. En lugares como Argentina, Uruguay o Chile están replicando sus talleres. Uno de sus recursos más conocidos, la canción de la reanimación, ha llegado a ser traducida al guaraní, al francés, al inglés... “Está por medio mundo”, explica orgullosa.

Pequeños, pero no tanto

“Empiezas a preguntar: ¿Cuántos de vosotros os quedáis solos con un mayor? Solo con un papá, con una mamá, con un abuelo, con un hermano o con un profesor. ¿Y si el profesor se desmaya? ¿La clase sigue jugando al fútbol? ¿O enseguida os dais cuenta de que aquí pasa algo raro y corréis a buscar ayuda? A partir de los ocho años esto resulta obvio, pero por debajo de los ocho años si no lo practican, no lo saben. Si lo practicas, son pequeños 'soldados' que obedecen y actúan y contestan muchísimo mejor que cualquier adulto. Ellos no tienen las dudas de un adulto: les han dicho que hay que hacer esto y lo hacen. Es como cuando les dices 'tenéis que ir agarrados de la mano en fila', pues ellos así lo hacen”, señala la médico asturiana.

“La gente dice: 'es que son muy pequeños'. Sí, son muy pequeños, pero yo a un niño de tres años le puedo enseñar, con gestos, a llamar al 112. También les enseñamos a poner a una persona en posición lateral de seguridad, que es una posición que salva vidas. Les pedimos que traigan sus peluches favoritos al colegio y a los niños les gusta porque sienten que están salvando a 'su peluchito'. Luego, más mayores, hasta los cinco años, pueden aprender la dirección en la que están o que tienen que llamar al 112 o a un vecino si hay que hacer una RCP”, explica Laura Ruiz, enfermera y directora de la empresa Salvando Vidas, que imparte cursos de primeros auxilios.

Salvar vidas a partir de los tres años

“Un niño de tres años con, por ejemplo, un padre epiléptico o diabético, puede perfectamente aprender, mecanizar… Llamar al vecino o hablar con un asistente virtual tipo Alexa para que le ayude. Y a partir de los cuatro, prácticamente lo que quieras”, como maniobras de desobstrucción de la vía respiratoria o cómo salvar a un adulto si se atraganta. Después de los ocho años ya practican por parejas todo lo demás y cambian los peluches por maniquíes junior.

Hasta los 14 años, más o menos, no podrán llegar a hacer una reanimación cardiopulmonar efectiva a un adulto, ya que no tienen la fuerza y la madurez suficiente. Sin embargo, explican, para cuando llegue el momento en la juventud o en la adultez sabrán realizar la maniobra perfectamente.

Nos encontrábamos muchas situaciones en las que, si se hubiera avisado antes, esas personas se habrían podido salvar: ictus o niños que llevaban 12 horas con el abuelo muerto

Sin embargo, a pesar de esta incipiente popularidad, estos talleres no están estandarizados en todo el país. El Real Decreto del 28 de febrero de 2014 por el que se establece el currículo básico de la Educación Primaria, insta a los colegios a incluir la enseñanza de primeros auxilios en el currículo básico de la Educación Primaria, pero esto no suele ocurrir. En los últimos años también han aparecido libros ilustrados como Oso enfermero y los primeros auxilios (autopublicado en 2021 por Marta Almansa Esteva, enfermera pediátrica) o ¡Ay! Un libro sobre el cuerpo, las heridas, y cómo nos curamos (Takatuka), lanzado este último mes.

La historia del proyecto RCP desde mi cole

Todo empezó con un “cúmulo de casualidades”. Marta Nonide trabajaba en la UVI móvil de Gijón y muchas veces llegaba a sitios en los que el primer testigo que había de la emergencia era un niño. “Nos encontrábamos muchas situaciones en las que, si se hubiera avisado antes, esas personas se habrían podido salvar. Un ictus, un bajón de azúcar, un golpe en la cabeza, o niños que llevaban 12 horas con el abuelo muerto. Y, con ello, el drama, los lloros, los gritos, el niño, que no entendía nada…”, relata.

Eso se juntó con una llamada que llegó en 2012 de una niña de ocho años: “es que mi abuelita se ha desmayado y mis padres me dijeron que si esto pasaba llamara al 112 y que hiciera todo lo que me dijeran y que contestara todo lo que me preguntaran”, relató la criatura. Resultó ser un ictus. Le hicieron las preguntas pertinentes para comprobarlo y, como estaba sola con su hermana de seis años, Nonide le preguntó si al darle instrucciones podría poner a su 'abuelita' de lado. Así, las dos hermanas consiguieron ponerla en posición lateral de seguridad y en 15 minutos la ayuda estaba allí.

El 60% de los españoles no se sienten capacitados para responder a este tipo de emergencias y el 54% admitió no haber recibido nunca un curso de primeros auxilios

Sus hijos entonces tenían tres y cuatro años y ella comenzó a preguntarse: “¿Y si estando yo sola con ellos me pasa algo? ¿O a su padre?”. Comenzó entonces a impartir talleres. Un día subió un vídeo a redes sociales, e Internet explotó. Al día siguiente tenía tres millones de visualizaciones y durante tres días “fue un bombardeo absoluto”. Fue la primera vez, afirma, que tanta gente veía a niños de cinco años hablando de reanimación y de poner de lado a un adulto ante una emergencia. Ahora hay proyectos como este a lo largo de todo el territorio español.

Una forma de solucionar la baja tasa de maniobras RCP

Los especialistas consultados aseguran que dar estos talleres en la infancia es la manera de resolver el bajo porcentaje que tenemos en España de personas que saben hacer la RCP. Según un estudio realizado por la Fundación MAPFRE y la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), el 60% de los españoles no se sienten capacitados para responder a este tipo de emergencias y el 54% admitió no haber recibido nunca un curso de primeros auxilios. La tasa de realización de maniobras de RCP en España, según un estudio de EuReCa TWO, un proyecto del Consejo Europeo de Resurrección (ERC), está por debajo del 15%.

En contraste, en los países nórdicos, donde la formación en RCP está integrada en el sistema educativo y es más común que se ofrezcan cursos periódicos a la población desde edades tempranas, una gran mayoría asegura saber cómo realizar RCP y también lo lleva a la práctica en situaciones de emergencia. En países como Noruega, Dinamarca o Suecia, se estima que entre el 70 y el 80% de la población ha recibido formación en RCP.

Nonide asegura que no hay que esperar a la adolescencia para impartir estos conocimientos, ya que con ella empieza la vergüenza y frases como “soy un chico, a las chicas no las reanimo”. “Allí pierdes a muchos. Esto no pasa con los niños. En la infancia mecanizan todas las técnicas a la perfección. Cuando sean adolescentes y tengan que ayudar a alguien, lo harán perfecto y sin dudas”. Con una hora al año basta, asegura. “Si en el cole dan una hora con cinco años, reciclan con seis, siete, ocho... Hasta los dieciséis, es que ya está. Hay que meter esto en el currículum. Lo puedes meter en Educación Física, en Naturales, en Valores...”.

Ignacio Manrique, como presidente del Grupo Español de Reanimación Cardiopulmonar Pediátrica, apoya esto y subraya la importancia de que estos talleres comiencen a estar reglados, que pasen una serie de controles, o que pidan acreditación a organismos como el suyo. Estos últimos cinco años ha habido un boom de este tipo de talleres, y asegura, “va a seguir creciendo, y va a ser imparable”.