Alexandre Marie Serge Ondoa, orgullo hospitalario
- Este artículo pertenece a la revistaLa España de los migrantes, de eldiario.es.Hazte socia ya y recibe nuestras revistas trimestrales en casa
Alexandre Marie Serge Ondoa es el ejemplo de que el efecto llamada no es tal, sino efecto expulsión más bien. Tiene 40 años y una vida de peripecias que le han llevado a escapar de su Camerún natal hacia Europa con un visado del Vaticano, a recalar en Pamplona sin saber una palabra de castellano ni tener permiso de trabajo, a rehacer su vida en la capital navarra y a volver —de visita— a África. Aunque esta vez no como refugiado político, sino como asesor de un programa de higiene hospitalaria, una formación que aprendió gracias a la Fundación Gaztelan, que gestiona la Obra Social de la Fundación La Caixa.
Con una fuerza vital que contagia, Alexandre habla en primera persona de los males que asolan nuestro mundo: un sur empobrecido que padece sistemas políticos corruptos, un norte que se cierra en sí mismo, migraciones masivas, ignorancia, miedo al diferente, populismos… Pese a que sus ojos a veces contradicen a su sonrisa y dejan entrever que la vida no es fácil, lo tiene claro: “La integración es un intercambio; hay que esforzarse y superar la ignorancia”.
Y la frase, como su vida, es de ida y vuelta: se dirige tanto a las acomodadas sociedades del norte como a los inmigrantes que “se limitan a relacionarse con sus compatriotas y no hacen por formar parte de su país de acogida”. Desde luego, no es su caso, sociólogo de formación, habla inglés y francés, y gracias a su más reciente formación en limpieza hospitalaria ha logrado un contrato en el Hospital San Juan de Dios de Pamplona.
Pasear con él por el edificio implica una serie continua de interrupciones de sus compañeros: choques de manos, abrazos, bromas. Sin duda, cae bien. Y aunque el proyecto de cooperación en la ciudad ghanesa de Koforidua le llevó el pasado octubre allí para hablar de cómo hay que gestionar la limpieza y los residuos en un hospital, lo más importante fue otra cosa: “Creo que logramos convencer a los trabajadores de limpieza de que su labor es tan importante como la de los médicos, que no son de menos categoría”. Su próximo reto será traer a su hija de 8 años y a su hijo de 5 con él.