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Festejos, reflexiones y gritos

Luis Padilla (ACAN)

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Salvado el Tenerife 18-19 del descenso de categoría, creo que toca festejar poco, reflexionar mucho y gritar menos... sobre todo sí lo que se va a gritar es el tan sonoro como poco original “Concepción, dimisión”.

Nos explicamos. Entiendo que hay que festejar poco porque la campaña no ha sido buena, algo que han reconocido futbolistas, técnicos y dirigentes, por lo que no procede organizar 'el desfile de la permanencia' por las calles de Santa Cruz, aunque sí apruebo los gestos de alegría sobre el césped del Anxo Carro y la foto de familia en el vestuario. Y me gusta que en todas esas celebraciones se desprenden sentimientos más cercanos al alivio que a la alegría. Y también me agrada que las sonrisas vayan acompañadas por palabras de sincera autocrítica de muchos protagonistas, unas reflexiones que no van a colocar al Tenerife 18-19 en 'zona de playoff', pero muestran que en la entidad saben que se han hecho muchas cosas mal... aunque conviene aclarar que no todas.

Nos seguimos explicando. Pienso que hay que reflexionar mucho porque tener un buen diagnóstico de lo ocurrido es el mejor punto de partida para evitar que el Tenerife 19-20 repita una campaña tan mala –pero no desastrosa, catastrófica o la exageración que usted quiera poner– como la que ahora acaba. Ignoro cuál es la receta para llevar al equipo a la zona alta de la tabla, pero sí sé que el peor camino es hacer caso al pueblo que grita, los opinadores interesados y las redes sociales. Renovar a entrenadores en los que no se cree y fichar futbolistas que caen bien o dejaron buen recuerdo ha demostrado ser pernicioso. Insistir en el error sería de necios, por lo que confío en el buen juicio de Víctor Moreno –pese a su fracaso en el mercado de invierno– para revertir la dinámica.

Concluyo con las explicaciones. Opino que hay que gritar menos, sobre todo sí lo que se va a gritar es el tan sonoro como poco original “Concepción, dimisión”, porque estimo que tomar esa vía es contraproducente si lo que se pretende es que el presidente abandone un cargo que ocupa de forma totalmente legítima. Como desahogo puede estar bien, pero como método de presión me parece un disparate. Al menos, en el siglo XXI, en un lugar civilizado como confío que sea Tenerife y para 'amedrentar' a una persona con las convicciones y el carácter del dirigente palmero. Y lo dice alguien que, desde el nulo valor que tienen sus cuatro acciones del CD Tenerife, opina que sería bueno para la entidad que Miguel Concepción abandonase la presidencia.

Resumo: creo que Concepción debe irse porque el desgaste de trece años de gestión –de buena gestión en algunos casos– le han convertido en una figura que no ayuda a crecer a la entidad. Eso sí, también estoy convencido de que si le vamos a pedir a Concepción que tenga altura de miras para dejar la responsabilidad que asumió en su día, convendría ir con otra disposición y con idéntica o mayor generosidad que la que se le reclama al dirigente palmero. No se puede ir con malos modos a pedir que nos hagan un favor. Porque no se puede olvidar que el presidente está legitimado para ocupar el cargo hasta 2021 y que debería irse por voluntad propia y no por 'exigencias' de nadie, menos aún si están más cercanas a la violencia verbal –no digamos física– que al razonamiento.

O lo que es lo mismo: la marcha de Concepción pasaría por comprarle sus acciones al precio que, lógicamente, determinase un vendedor [Concepción] que no quiere vender... o por convencerle de que, sin dejar de ser el máximo accionista, ofrezca el cargo y la gestión a una persona que, también lógicamente, debe ser de su entera confianza y estar avalada por los accionistas, coincida o no con el gusto del pueblo que grita, los opinadores interesados o las redes sociales.

P.D. También existe la opción de politizar totalmente lo que no deja de ser un club deportivo –o una sociedad anónima deportiva– y recordarle a Carlos Alonso, presidente del Cabildo de Tenerife, que recupere su propuesta electoral de solucionar el 'tema Concepción'. Metido ya en faena, podría 'convencer' a algunos de los principales accionistas para que le retiraran el apoyo al dirigente palmero y eligieran a un nuevo presidente del CD Tenerife que, éste sí, ya sería del gusto del pueblo que grita, los opinadores interesados y las redes sociales. Aunque dada la celeridad con la que Alonso ha solucionado temas como los atascos, la puesta en funcionamiento de los hospitales del Norte y el Sur o la construcción del Circuito del Motor de Tenerife...

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