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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La hemeroteca que Casado no quiere que consultes

17 de noviembre de 2020 22:34 h

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3 de marzo de 1998. El presidente del Gobierno, José María Aznar, promete generosidad si ETA abandona las armas: “Si los únicos que han sido inflexibles, que han sido inmovilistas, que han sido irracionales, tomasen la decisión de dejar de serlo, de dejar la violencia, yo sabría ser generoso”.

1 de octubre de 1998. El presidente, José María Aznar, defiende la nueva orientación política penitenciaria de su Gobierno “consensuada, flexible y dinámica” durante la tregua de ETA.

8 de noviembre de 1998. El presidente, José María Aznar, tiende la mano a la banda terrorista si esta deja la violencia: “Por la paz y sus derechos no nos cerramos a la esperanza, al perdón ni a la generosidad. Seremos coherentes”.

12 de enero de 1999. El Gobierno del PP acuerda el traslado de todos los presos etarras de las cárceles canarias a prisiones de la península.

7 de mayo de 1999. El portavoz del Gobierno, Josep Piqué, reconoce que se ha contactado con “huidos” de la banda terrorista y reconoce que se han producido “aproximaciones”.

30 de marzo de 2011. Jaime Mayor Oreja justifica los acercamientos de presos etarras que se hicieron durante el Gobierno de Aznar (cuando él era ministro del Interior) porque se buscaba “favorecer una cierta atmósfera para que se animara del cese indefinido al cese definitivo”  

12 de octubre del 2016. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, expresa la disposición a cambiar la política penitenciaria respecto a los presos etarras: “Si se disolviera es evidente que, con carácter general, la política de dispersión penitenciaria se reconsideraría”.

El PP acercó presos tanto cuando ETA mataba como cuando decretaba treguas. Entre 1996 y 2004, con ETA plenamente activa, Gobierno de José María Aznar aproximó al País Vasco a 426 presos etarras. Por ejemplo, en febrero de 1997 el Ministerio del Interior trasladó a la prisión de Nanclares de Oca (Álava) y Burgos a cinco reclusos con el argumento de que la medida respondía  “exclusivamente a la evolución positiva” que se apreciaba en su comportamiento. Con la tregua decretada después por la banda, esa medida afectó a 135 presos. Pasados un par de años, el Gobierno de Aznar permitió que 304 personas con vínculos a ETA volvieran a España con sus delitos prescritos. Entre esos delitos, había algunos de sangre. 

Sirva este breve repaso a la hemeroteca para refrescar la memoria no solo a los dirigentes del PP, antiguos o actuales, sino también a los de Vox que, como Santiago Abascal, tuvieron durante décadas el carné del PP o a voces de Ciudadanos como el eurodiputado Jordi Cañas que afirman que ETA sigue viva. Revisar el archivo permite comprobar qué hizo el PP cuando estaba en el Gobierno sin olvidar tampoco cuál fue su estrategia cuando pasó a la oposición. En ese momento se dedicó a torpedear en público las negociaciones del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero que permitieron acabar definitivamente con ETA. El expresidente socialista informaba puntualmente a Mariano Rajoy pero aun así el entonces líder popular le llamó de todo hasta el punto de acusarle de “traicionar” a los muertos y de revigorizar a una ETA moribunda.

Insistamos y no solo para millennials despistados o mayores desmemoriados: El Gobierno de Zapatero fue quien acabó con el terrorismo en España.

Tanto cuando gobernaba el PP como ahora que está el PSOE en coalición con Unidas Podemos, la decisión de acercar presos corresponde a las juntas de tratamiento de las cárceles. Se tienen en cuenta diversos criterios y se adopta valorando si el traslado facilita también la reinserción del recluso. La propuesta es técnica aunque la última palabra la tiene el Ministerio del Interior. Y eso era así con Mayor Oreja o con Grande Marlaska.

La derecha y a la extrema derecha (que en este debate son difíciles de diferenciar) saben perfectamente que hicieron los anteriores gobiernos y cómo se toman las decisiones que afectan a los presos pero les da igual porque de lo que se trata es de evitar que el Gobierno apruebe los Presupuestos. Para ello no tienen reparos en recuperar fantasmas del pasado y hablar de ETA en presente pese a que la organización terrorista anunció el cese definitivo de la violencia hace nueve años y que el 3 de mayo del 2018 se autodisolvió. Así que el PP y Vox, por respeto a las víctimas que dicen defender (aunque en muchos casos se arroguen el papel de portavoces por un interés puramente partidista), lo mejor que podrían hacer es colaborar a cicatrizar heridas en vez de echarles sal de nuevo.