Habemus nuevo PP en Madrid. ¡Y con el triunfo de Ayuso se abrió el séptimo sello! Llegan con un espíritu renovado. Con ganas de cambiar las cosas. Ya no se trata solo de entender la política como un negocio para los suyos, sino que además exigen que nadie les dé lecciones de moral. Van a pisar el acelerador de la impunidad. Están aquí para hacer lo que les venga en gana. ¡Y que a nadie se le ocurra criticarles!
Las encuestas les dan una victoria aplastante. ¿Cómo era? Desde sus casas de ricos, los progres no tienen legitimidad para decirnos nada, esa era la idea, ¿no, Almeida? ¡Qué mensaje bizarro y heroico! ¿Cuál es el lugar de los sociatas? ¿Cuál es el status social del rojerío? ¿Qué pasa, que los que somos de izquierdas tenemos que ser pobres y llamarte señorito poniendo voz de Gracita Morales? Va a ser que no. Estáis tan acostumbrados a mirar hacia abajo que no os dais cuenta de quién os mira a vosotros desde arriba.
Sin darte cuenta, metiste la pata otra vez. Primero, por olvidar que los dirigentes soviéticos y satánicos que se han comprado una casa grande y bonita, cosa de la que me alegro, lo han hecho sin salirse del ordenamiento jurídico; lo siento mucho, alcalde, lo han hecho siendo ciudadanos honrados, con sus ahorros, con herencias, con préstamos, mientras que vosotros os revolcáis en el fango de la corrupción y vendéis y compráis almas a cambio de favores. Vuestros áticos son un vertedero ético, vuestro nivel de vida nace de las emboscadas a lo público, los negocios de vuestros amiguetes son parasitarios.
Que se lo digan a tus dos comisionistas, ¿verdad? Segundo, ¿quién diablos os creéis que sois? Siento deciros que, lo de las buenas familias de Madrid, esas que encarnan a la gente bien, bendecida por la estética franquista, se acabó. El pijo como moneda ya no es de curso legal. Veis ala izquierda como una horda de analfabetos (cuando a lo mejor los analfabetos sois vosotros). Muchos han estudiado más que vosotros, muchos son, a todas luces, más inteligentes que vosotros, muchos provenimos de familias de clase media que no piensan que esto de la política es un invento para regalar mordidas. Mérito y capacidad, querido Almeida, como tú cuando aprobaste las oposiciones. Mérito y capacidad. El mérito ya no lo distribuís vosotros ni la capacidad ha prendido en vuestro ADN.
Con seis millones de euros que te han sisado en la cara, en vez de pedir perdón e intentar arreglar una gestión que puede ser hasta sancionable jurídicamente, te pones gallito. Seguro que alguien te ha dicho que eso funciona, que vais fantásticos en las encuestas. De todo el abismo moral que nos separa, lo que más me preocupa es que, en el fondo, ebrios de narcisismo, pensáis que el resto queremos ser como vosotros. Os reís cuando os decimos que estamos en las antípodas de vuestra manera de entender no ya la política sino la propia democracia. “Eso dicen, pero en el fondo, nos envidian, quieren ser como nosotros”, seguro que pensáis esto mientras brindáis. No, no os envidio. Ni siquiera os compadezco. Me concentro en combatiros, en intentar convencer a la gente, paso a paso, hecho a hecho, propuesta a propuesta, de que merece la pena sacudirnos el peso de vuestro modus operandi, de vuestra inercia oportunista.
Fijaos si estoy convencida que, aunque me aseguraran que no voy a ganar ni de lejos, yo seguiría intentándolo. Mucha suerte, os la deseo de verdad. Es puro algoritmo estadístico: Más del sesenta%de vosotros acabáis en la cárcel e inhabilitados. Coged las rosas mientras podáis…