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El Ayuntamiento de Madrid condena a la soledad a 240.000 personas

La soledad es un factor de riesgo para la salud / M. Miret.

José Haro

Exasesor del área de Salud, seguridad y emergencias, del Ayuntamiento de Madrid —

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Noviembre de 2017. El pleno municipal del Ayuntamiento de Madrid aprueba por unanimidad (Ahora Madrid, PSOE, PP y Cs) una Declaración Institucional que presentaba a Madrid como ciudad comprometida en la lucha contra la soledad no deseada. Fue la guinda a la exitosa celebración del 'Foro internacional sobre la soledad, la salud y los cuidados', que tuvo lugar en el Palacio de Cibeles, contando con la colaboración del 'Foro de Empresas por Madrid', y que brindó la oportunidad de generar el espacio de encuentro sin paragón para aunar el trabajo de profesionales, personas expertas, organizaciones, universidades, entidades, instituciones y organismos internacionales en el análisis, reflexión y oferta de líneas de acción de referencia en la materia tratada.

También permitió situar en la agenda política la necesidad de abordar el fenómeno de la soledad de forma integral y a la ciudad de Madrid a la vanguardia en la lucha local contra la soledad no deseada, visibilizando la acción municipal y ofreciendo conclusiones y productos específicos. En la apertura del Foro, la entonces Secretaria de Estado de Servicios Sociales, Ana Lima, anunció en forma de primicia la decisión de elaborar una estrategia estatal en la materia. El recién gobierno de coalición progresista ha incluido en su programa la aprobación de una 'Estrategia frente a la Soledad no Deseada' siguiendo el camino iniciado en 2018 por el Reino Unido que hizo de la soledad un asunto de Estado, al designar a la ministra Tracey Crouch para luchar contra una epidemia social que en el país afectaba ya a nueve millones de personas.

Como fenómeno en aumento, es preciso evaluarlo para profundizar en las causas que lo provocan. Las condiciones actuales de vida, con un progresivo aumento de las personas que viven solas, el envejecimiento de la población, la extensión del individualismo y el declive de las redes de apoyo social y familiar, el aumento de la precariedad social y de las desigualdades, provocan que cada vez sean más la personas que puedan verse afectadas por sentimientos de soledad.

Es España, los estudios e informes ofrecen datos preocupantes. Un 19,5% de las y los españoles vive solo. De ellos, el 59,5% lo hace porque quiere, voluntariamente. El 40,5% lo hace porque no tiene más remedio. 3,3 millones de personas mayores de 18 años (el 7,9% de la población) viven solas porque no tienen más remedio. 4 millones de personas en España se sienten solas. Más de la mitad de la población española ha experimentado sensación de soledad durante el último año. Casi una de cada diez personas experimenta con mucha frecuencia la sensación de soledad.

Las proyecciones de población y hogares del Instituto Nacional de Estadística reflejan que, de prolongarse las actuales tendencias demográficas, el número de hogares de España crecería casi en 1,8 millones en los 15 próximos años. En 2033 habría más de 5,8 millones de hogares unipersonales, lo que supondría el 28,9% del total. Es decir, mayor población, más envejecida y más sola. Cabe matizar que vivir solo/a no es un factor determinante que aboque a sufrir una soledad no deseada, pero es cierto que supone un factor de riesgo.

La sociedad es dinámica, sus problemas evolucionan y mutan a la misma velocidad. Lo que antes no existía o era minoritario, ahora torna riesgo y coge cuerpo estadístico. Los vientos soplan en la dirección del reconocimiento de la soledad no deseada como uno de los principales retos de futuro para nuestros modelos de convivencia.

Sin embargo, frente a esta tendencia y haciendo gala de su ya exhibida postura negacionista de toda emergencia social, esta semana conocíamos que el Ayuntamiento de Madrid ha decidido desmantelar el proyecto de prevención de la soledad no deseada que venía realizando los últimos años. Dicho proyecto, impulsado en el marco del Plan 'Madrid, ciudad de los cuidados', había generado desde la legislatura anterior considerables beneficios a las personas que sufren esa problemática. Un diagnóstico sobre la soledad no deseada en Madrid elaborado por el Organismo Autónomo Madrid Salud en 2017, cifraba en 240.000 personas a las personas que sufrían esa problemática y que, por tanto, el actual Ayuntamiento de Madrid condena a una soledad cruel.

Según este estudio, en la ciudad de Madrid, el 9,3% de las personas mayores de 18 años se había sentido solos/as en el último año. El riesgo de sentirse solo/a con frecuencia es mayor entre las mujeres, en las personas mayores de 65 años, en las de nacionalidad extranjera, en las personas que no tienen pareja o bien están viudas o separadas, y entre las personas que viven solas. Considerando su posición socioeconómica, la soledad está más presente entre las que se encuentran en una situación más vulnerable: personas desempleadas, pensionistas, con bajos ingresos y bajo nivel de estudios. El 58% de las personas que se sienten solas perciben que su salud es regular, mala o muy mala, proporción que desciende hasta el 25,7% en el caso de las personas que no se sienten solas.

El actual equipo de gobierno de Madrid se equivoca al cancelar este proyecto. Su afán por dilapidar el Legado Ahora Madrid y su paranoica caza de brujas para acabar con los supuestos chiringuitos del anterior equipo de gobierno, en este caso, van traer como consecuencia dejar sola a la gente en situación de alto riesgo y vulnerabilidad, condenarla a una suerte de cadena de perpetua, de prisión permanente en régimen de aislamiento. Toda institución se debe a sus ciudadanos y ciudadanas. El Ayuntamiento de Madrid debe revisar su decisión y rectificar.

Las iniciativas impulsadas desde el ámbito local son fundamentales, comprenden el papel de las ciudades en una lógica de nuevo paradigma que sitúa al ciudadano/a, y la respuesta a sus necesidades y demandas, en el centro de las políticas públicas.

La soledad es un sentimiento complejo ligado a múltiples aspectos, causas y significados y que tiene importantes efectos sobre la salud (física y psíquica) y el bienestar, ya que las relaciones sociales son un componente fundamental de la calidad de vida de las personas. En tanto sentimiento, la soledad es una experiencia subjetiva y personal pero su solución apela tanto a la responsabilidad individual como a la dimensión colectiva.

Crear las condiciones básicas para que la ciudadanía pueda cuidar y también cuidarse a sí misma, se antoja un factor clave. Se trata de garantizar los mínimos recursos para sostener la vida, garantizar la igualdad, tanto de género como territorial, en los cuidados. Combatir la soledad supone también construir con la implicación de los vecinos y las vecinas y de toda la comunidad, barrios que sean sensibles al fenómeno de la soledad no deseada y quieran comprometerse en su resolución, creando redes de apoyo e interviniendo directamente con las personas afectadas, ofreciéndoles oportunidades de encuentro y mejora de su bienestar.

Luchar contra la soledad no deseada, implica posibilitar las condiciones para recuperar la comunidad como un derecho y no cargarse aquello que contribuye a vertebrarla.

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