El pasado 9 de mayo, Día de Europa, dio inicio con un acto oficial en Estrasburgo la “Conferencia sobre el Futuro de Europa”. Esta iniciativa interinstitucional -que finalizará en 2022 bajo la presidencia semestral de Francia de la Unión Europea- es un foro sin precedentes desde la Convención Europea del 2002 y abre la puerta a una profunda redefinición de los objetivos y la estructura del proyecto europeo.
La Conferencia es una iniciativa de la diplomacia francesa y alemana -con una destacada participación española- que ha obtenido el respaldo de las tres instituciones europeas: la Comisión, el Consejo y el Parlamento. La puesta de largo en Estrasburgo contó con la asistencia -presencial, no telemática - del presidente de Francia, Emmanuel Macron; el primer ministro de Portugal, Antonio Costa; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli. Todos coincidieron en la necesidad de reflexionar sobre el futuro del proceso de unidad europeo ante la nueva situación creada por la pandemia de la COVID-19, la aceleración del cambio climático y los crecientes desafíos, internos y externos, a los tradicionales valores democráticos que han sido la seña de identidad principal de la UE.
España está desarrollando una activa presencia en esta conferencia. El firme compromiso europeísta de nuestro país desde su adhesión en 1986 a la entonces Comunidad Económica Europea es un aval en Bruselas para las opiniones y propuestas españolas. La Moncloa es consciente también de la transcendencia de los debates de esta conferencia para España. Existe un creciente consenso en que la Conferencia va a desembocar en una reforma de los tratados europeos. Los plazos estimados colocan la firma de este nuevo tratado en el segundo semestre de 2023, durante el ejercicio de la presidencia semestral de España de la Unión Europea, lo que conllevaría que el nuevo tratado europeo llevase el nombre de una ciudad española.
Pedro Sánchez ha realizado una fuerte -y exitosa- apuesta por resituar a España, tras la década perdida por la crisis financiera de 2008, en el centro de la gobernanza europea. El incremento del peso político y económico de España -la 4ª economía de la UE- es una realidad incontestable avalada, además, por las excelentes perspectivas económicas de la Comisión Europea. Las previsiones oficiales, revisadas al alza esta última semana desde Bruselas, avanzan un crecimiento del 5,9% en 2021 y el 6,8% en 2022. España se convertirá, así, en el país con mayor crecimiento de la Unión Europea gracias a los 140.000 millones de euros que le corresponden del fondo “Next Generation EU”. En esta línea, la incorporación de Madrid al eje París-Berlín y la creación de un G3 en el seno de la Unión Europea han sido uno de los ejes de la política exterior española en esta última etapa. La articulación de geometrías variables y coaliciones temáticas (el grupo de países amigos de la cohesión, el grupo de países del sureste europeo, migración, etc) son un valioso complemento de la acción exterior de España en el seno de la UE, pero, obviamente, la alianza con el eje franco-alemán es la vocación estratégica de la diplomacia española.
La “Conferencia sobre el Futuro de Europa” cuenta por primera vez con una amplia participación de la sociedad civil. A tal efecto se ha creado una plataforma digital multilingüe que permite a cualquier ciudadano u organización presentar propuestas con el único requisito de respetar los valores europeos. El Consejo Europeo, bajo la actual presidencia semestral de Portugal , la Comisión Europea y el Parlamento Europeo -con la presencia destacada de la socialista española Iratxe García- han establecido un comité ejecutivo que está coordinando los trabajos de la Conferencia con el objetivo de dar la máxima proyección a los resultados de este debate europeo. Hay que señalar que los jóvenes son parte central de este proceso con una amplia presencia en la representación ciudadana en la Conferencia. Están desarrollándose en estos momentos decenas de eventos, tanto virtuales como presenciales, vinculados a esta plataforma multilingüe a nivel local, regional, estatal o europeo desde múltiples organizaciones de la sociedad civil.
El “Movimiento Europeo” ha trabajado intensamente para abrir la Conferencia -a diferencia de la Convención de 2002 limitada a las instituciones- a la participación de la ciudadanía y de los jóvenes europeos. Esta entidad europeísta fundada por Churchill, Spaak, Madariaga y De Gaspieri tras la II Guerra Mundial se ha erigido como el principal dinamizador desde la sociedad civil de los debates con una perspectiva federalista en sintonía con el reciente documento de la “Estrategia Exterior Española 2021/2024”. La eurodiputada búlgara Eva Paunova y el catedrático español Francisco Aldecoa -que lideran desde Bruselas y Madrid el “Movimiento Europeo”- están impulsando propuestas para alentar la integración europea en áreas como la salud, el cambio climático o la reforma de los tratados. En las próximas fechas está previsto en Tenerife un importante encuentro del Movimiento Europeo -con la asistencia del Parlamento y la Comisión Europea- para profundizar en los debates multilaterales de la Conferencia.
España tiene puestas muchas esperanzas en las conclusiones de la “Conferencia sobre el Futuro de Europa”. Desde Moncloa confían en dar un salto adelante en la integración política y económica del continente, así como reforzar el contenido político de su Presidencia semestral en 2023 con la firma por los 27 jefes de estado y de gobierno europeos de un nuevo tratado institucional -en seguimiento a los suscritos en Maastrich 1992 y Lisboa 2007 -en una ciudad española. Seria el colofón ideal a una Presidencia europea en la que España aspira, tras alcanzar una plena recuperación de la crisis de la COVID-19 con los 140.000 millones del fondo “Next Generation EU”, a asumir el liderazgo de una UE más ecológica, digital, social y federal en este siglo XXI.