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Defender la riqueza de un nuevo Madrid. A propósito del Taller de Precisión de Artillería

Carlos Sánchez Mato, Pablo Carmona, Montse Galceran, Mauricio Valiente, Rommy Arce

Concejales de Ahora Madrid —

Esta mañana en el pleno del Ayuntamiento de Madrid se ha votado la aprobación de una operación urbanística conocida como Taller de Precisión de Artillería (APR.07.09). Varios concejales de Ahora Madrid hemos decidido votar en contra. Consideramos que hay motivos suficientes para considerar que esta operación atenta contra el interés público y general, tanto del distrito de Chamberí como del conjunto de de la ciudad, y que además favorece sobremanera los intereses privados en lo que debe ser considerado como un nuevo pelotazo urbanístico. Creemos que la operación no tiene las suficientes garantías y desperdicia una excelente oportunidad de mejora para el distrito, en contradicción con las líneas generales del programa de Ahora Madrid.

La parcela, situada en la Calle Raimundo Fernández Villaverde junto al Paseo de la Castellana, quizás una de las zonas mejor situadas, y que ha generado enormes expectativas de valorización, se define por algunas características muy singulares. La primera es que, a pesar de no estar catalogada, alberga algunos bellos edificios neomudéjares que datan de 1898, además de otras construcciones históricas. Algunas asociaciones de defensa del patrimonio histórico han tomado ya este hecho como motivo de alegación contra este plan. La segunda es que se encuentra dentro de un Área de Planeamiento Remitido (APR). Esto significa que requiere para su desarrollo de un Plan Parcial donde se defina, principalmente, la cesión final de equipamientos y dotaciones públicas, el grado de protección de la edificación y las volumetrías específicas.

El conflicto urbanístico surge cuando esta parcela, vendida por 111 millones de euros por el Ministerio de Defensa a una cooperativa de viviendas de alto 'standing', se tiene que sujetar a las condiciones de desarrollo de su correspondiente Plan Parcial. Es entonces cuando salta a la vista el problema. La ficha correspondiente del Plan General de 1997 (recuérdese, gobernaba entonces el PP) concedía una edificabilidad faraónica, nada menos que 54.225 metros cuadrados. Sobra decir que en su momento esta edificabilidad fue concedida para hacer de este pedazo de ciudad un suculento plato para la inversión inmobiliaria privada. La contradicción aparece cuando se consideran las obligatorias contrapartidas en materia de dotaciones públicas que marca la Ley del Suelo (Art. 36.6 de la Ley 9/2001 del Suelo de la CAM). De la aplicación de la ley debería resultar que las “redes públicas locales” (que corresponden con las dotaciones de diverso tipo y las zonas verdes), sumasen 16.267,5 metros cuadrados. Sin embargo la parcela en cuestión sólo tiene 14.568,5 metros cuadrados superficie.

Debemos entender que cuando se realizó la subasta la parcela quedaba definida como “suelo urbano no consolidado”. Dicho de otro modo, los compradores sabían que el proyecto “en detalle” estaba aún por aprobar y que los derechos adquiridos sobre la parcela no estaban consolidados (Art. 18. de la Ley 9/2001 del Suelo de la CAM). Esto dejaba el proyecto a la espera de que fuera determinado por el Ayuntamiento de Madrid en el Plan Parcial correspondiente, que es el que hoy se aprueba, sobre la base de la redacción previa del anterior gobierno.

La solución que nos propone el proyecto del PP, hoy aprobada con nuestros votos en contra, es la de monetizar el suelo dotacional. Esto supone dejar sin suelo de uso común al Distrito de Chamberí, a cambio del dinero que recibirá el Ayuntamiento. Este procedimiento (la monetización) es de por sí discutible, especialmente si no va acompañado de una argumentación suficiente y más todavía si entra en contradicción con diversas sentencias que consideran que estas “redes locales” no son monetizables. Asistimos por ello a un posible conflicto legal, que, una vez aprobado este plan al tiempo que consolida los derechos a los propietarios, expone al Ayuntamiento a futuras indemnizaciones.

Independientemente de todo esto, esta operación nos obligaba a elegir entre buscar soluciones para que Chamberí, un distrito colmatado y con pocas oportunidades de disponer de espacio público, pueda contar con varios miles de metros cuadrados de dotaciones, o tramitar el expediente tal y como nos lo había dejado el Partido Popular, desde su primera aprobación en enero de 2015.

Las dudas razonables, que deberían haber llevado (a nuestro criterio) a un profundo replanteamiento del proyecto, son las mismas que han presentado las asociaciones y vecinos del Distrito de Chamberí. Son también las dudas, que suscitó en su día este plan, a una de las cooperativas que concurrieron a la subasta de la parcela que convocara el Ministerio de Defensa. La Sociedad Cooperativa Residencial Prometheus se retiró del proceso por considerar que existía una contradicción de fondo, que tenía que ver con el desarrollo de un plan parcial que aparentemente sería incapaz de combinar la enorme edificabilidad de la parcela con las necesarias dotaciones que requiere el Distrito de Chamberí.

La nueva corporación no debe ni puede asumir las condiciones y los ritmos de toma de decisión que impone una operación en la que todos los actores implicados apostaron al mejor negocio posible. Además de los intereses de los cooperativistas y de la construcción de las viviendas que determina el plan, se deben tener en cuenta los intereses y dotaciones básicas que necesitan los vecinos y vecinas de Madrid. Desde nuestro punto de vista es necesario abrir un proceso de debate que, conciliando los intereses de todas las partes, garanticen un uso social sobre una de las parcelas más valiosas de Madrid. Baste decir que por el procedimiento de la “monetización” se pagarían 1084 euros por metro cuadrado, cuando el valor del suelo de la zona como mínimo triplica esa cantidad.

La pérdida irreparable de espacio público en una de las zonas más céntricas de Madrid sólo se puede entender por la sucesión de operaciones urbanísticas que han ido destruyendo progresivamente el patrimonio de todos los madrileños y madrileñas. Desde nuestro punto de vista, si hubiésemos votado favorablemente en el Pleno de la ciudad sólo habríamos dado un paso más en la liquidación del patrimonio histórico. Creemos que el Plan Parcial era una buena herramienta para haber afrontado estas cuestiones y que promesas, como la obtención de suelo dotacional a través de un convenio futuro que desarrolle el Plan Parcial no ofrece las suficientes garantías, ni permite la preservación, al menos parcial, de los elementos patrimoniales.

Es probable que en los debates de estos días se apele a la disciplina de voto. Por eso conviene recordar que desde el primer día de la campaña de Ahora Madrid se anunció que tal disciplina no existiría en nuestro caso. Siempre hemos defendido la pluralidad de nuestro grupo y la libertad en este sentido. Lo que defendemos con esta decisión son el Pacto Contra la Especulación y la defensa de un modelo alternativo de ciudad al que nos comprometimos con la ciudadanía. Este es sencillamente el camino del cambio para pensar un nuevo Madrid.