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Madrid, en último lugar

Concejal de Más Madrid y portavoz de Hacienda y Economía —

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En las últimas semanas, Almeida nos ha sometido a un espectáculo bochornoso arrastrando por los mentideros de la Villa la aprobación del Proyecto de Presupuesto General del Ayuntamiento de Madrid 2022.

Primero, que si solo con su socio preferente, el partido de ultraderecha Vox; luego que no, que mejor con su invento, el grupo mixto; pero luego que tampoco con el Grupo Mixto que vuelven con Vox, luego Vox les cierra la puerta y vuelven a recurrir a la desesperada al Grupo Mixto… Esto, lo único que refleja es la fragilidad de este alcalde y la debilidad de sus pactos de gobierno, que hacen aguas por todos lados.

Al alcalde que atesoró todo el crédito político gracias a los Pactos de la Villa que le ofreció Más Madrid, y que hoy vuelve a ser aquel político de tierra quemada que fue en la oposición, sin brújula, ni más criterio y dedicación que la guerra nacional por el espacio político entre la derecha y la ultraderecha, solo le quedan las intrigas y el chalaneo.

Para Almeida, estos presupuestos no van del Ayuntamiento de Madrid. Por desgracia, solo van de encuestas. En su guerra de las derechas importan mucho más las elecciones en Andalucía o ahora en Castilla y León que los intereses de los madrileños.

Hace mucho tiempo que ya no es alcalde de Madrid. Está a otra cosa, le interesa mucho más medrar en su partido, traicionando a diario a su otro socio, Cs, que servir a sus vecinas y vecinos y las consecuencias se ven cada día en la gestión: en el abandono de los servicios, en el desastre de la movilidad y la contaminación, en la limpieza, el ataque a las asociaciones vecinales o a los colectivos LGTBI+ y feministas.

Este sainete presupuestario se enturbia aún más ahora que todo apunta a que se aprobará con los votos de cuatro concejales tránsfugas, que en estos días han ido rebajando sus exigencias para aprobar el presupuesto, pero siempre mostrando su plena disposición a negociar estas cuentas. Estamos ante un pago de favores, es sencillo. Una vez más, el grupo creado de manera ilegal por Almeida, su grupo “comodín” (como lo denomina el propio alcalde) le sirve para aprobar unos malos presupuestos para Madrid. Blanquear al gobierno de Almeida es algo que ninguna fuerza progresista, ni ninguna persona preocupada por Madrid y por un futuro sostenible, justo y feminista para las madrileñas y madrileños, podría apoyar. De hecho, ninguna lo hace.

El Grupo Mixto empezó pidiendo una reforma del IBI, el transporte gratuito en hora punta (cuando el 90% de la gente tiene abono), la gestión del pago del Ingreso Mínimo Vital por el Ayuntamiento o más viviendas en alquiler a precio asequible. Medidas que quedan muy bien en un titular de prensa, pero que no pueden ponerse en marcha a través de una enmienda en el presupuesto.

La primera por ser ilegal. La Ley Reguladora de las Haciendas Locales no permite una bajada del IBI diferenciada por valores catastrales. Y el resto, porque no son competencias únicamente municipales. En definitiva, un brindis al sol, para dejar la puerta abierta a lo que quisiera plantearles Almeida. 

Sus exigencias podrían haber sido estas o cualesquiera otras. De hecho, tras reunirse con Villacís hace una semana, rebajaron sus expectativas a que Almeida aumentara el presupuesto del IBI Social y se hicieran mejoras en las bibliotecas municipales. El pasado lunes la prioridad era otra, las subvenciones a colectivos LGTBI. Será que antes los colectivos LGTBI no eran importantes.

Todo este juego del Grupo Mixto, lejos de expulsar a Vox del tablero, les ha hecho el juego. Algo que ya se está reflejando en las encuestas. Y que queda patente en la próxima alternativa electoral, porque es con Vox con quien el PP pretende gobernar en 2023.

Las consecuencias de no sacar adelante el presupuesto no son dramáticas nada más que para los intereses de Almeida. Dos años perdidos viviendo de la herencia del mandato de Manuela Carmena, sin plantear ni una sola cosa relevante que transforme nuestra ciudad y deteriorando los servicios públicos. Y ahora con un presupuesto que amplía la brecha que nos separa del resto de capitales que están aprovechado la pandemia para avanzar y transformarse en lugares más verdes, más justos, más saludables.

Y lo único que podría ser preocupante, los fondos europeos y las, antes diabólicas y hoy esenciales (lo son), subvenciones nominativas, se pueden tramitar con modificaciones presupuestarias y subvenciones directas, sin más problema que su voluntad política de hacerlo.

Almeida intentará parecer un hombre de Estado por haber sacado este presupuesto adelante, pero no pasará más que por el Emperador desnudo ante la evidencia de haber traicionado a sus socios, a la democracia y así mismo. Ese será su único legado, con o sin Presupuestos 2022.