Se reanudan esta semana los trabajos de la Comisión de Investigación de la crisis bancaria con la comparecencia, entre otros, de Rodrigo Rato, Pedro Solbes, Elena Salgado o Julio Segura. Se trata de actores fundamentales con enorme responsabilidad en la quiebra del sector financiero que sigue suponiendo una sangría en términos de fondos públicos. Precisamente por eso, la intención ha sido la de obstaculizar la labor de quienes, como el grupo parlamentario Unidos Podemos, queremos esclarecer lo ocurrido.
Actitudes como la de cambiar el formato habitual de interrogatorio por turnos de discursos en la comparecencia del que fuera ministro de Economía, director gerente del FMI y presidente de Caja Madrid y Bankia, Rodrigo Rato, no son más que un torpe intento de facilitar a uno de los protagonistas fundamentales de este episodio negro de la historia de este país. Se une este hecho a las maniobras coordinadas entre PP y PSOE para evitarle a Aznar, Zapatero, Núñez Feijoo y a los principales banqueros el engorroso trámite de explicarle a la gente cómo es posible que se hayan volatilizado ingentes cantidades de dinero de todas y todos para salvar a las élites, sin que se haya culpables. Dado que en esta legislatura no han podido bloquear la Comisión de Investigación como ya hicieron con la presentada por Izquierda Unida-Izquierda Plural en la X Legislatura en 2012 y que no pudo prosperar al sufrir el veto propiciado por la mayoría absoluta de la que entonces gozaba en el Congreso el Partido Popular, optan por poner palos en las ruedas para que cejemos en nuestro empeño de poner luz sobre esta iniquidad.
No es casualidad y es evidente que no podemos confiar en que ni PP (ni su filial Ciudadanos) ni tampoco el PSOE estén interesados en llegar al fondo de lo ocurrido porque no pretenden otra cosa que minimizar la magnitud de lo que ha pasado o bien extender la idea de que se trataba de algo imposible de prever. Tienen demasiados muertos en el armario y por eso es lógico que PP dispare con Caja Castilla la Mancha y PSOE contraataque con Bankia. Y que a eso responda el PP con Caixa Catalunya y el PSOE con Novacaixa Galicia. PP arroja Cajasur sobre el PSOE y este devuelve la estocada con Banco Mare Nostrum... Y a todo esto, intentan evitar que se analice el rescate a los bancos y circunscribirlo solo a las cajas de ahorro...
Les va mucho en ello porque la maniobra de despiste y que no tiene otro objeto que difuminar las responsabilidades para exculpar a sus gobiernos que son los máximos responsables de crear las condiciones que facilitaron la insolvencia de las entidades bancarias y de proceder posteriormente a su rescate con dinero público. Durante todo el proceso de rescate se ha blindado el respaldo estatal a los bancos con diferentes formas, desde garantías de préstamo, compras de activos y reconocimiento de créditos fiscales hasta una inyección directa de fondos públicos en las entidades financieras. Todo esto les facilita la obtención de financiación a tasas más baratas de lo que serían si no existiera la posibilidad de conseguir dicho respaldo. Estos costos de financiamiento más bajos representan un subsidio público implícito que beneficia en mayor medida aún a los grandes bancos.
Como remate de todo lo ocurrido, se culminó el proceso de rescate con la firma de un Memorándum para poder obtener los fondos europeos, 40.000 millones de euros, que supone una vergonzosa cesión de soberanía y que excluye del control parlamentario la reestructuración de las entidades bancarias nacionalizadas poniendo fecha a su privatización aunque sea a costa de sufrir quebrantos adicionales para las arcas públicas.
No es de extrañar que sean pagados esos servicios con el nombramiento de quienes como Solbes o Rato tuvieron responsabilidades de gobierno, como consejeros en grandes entidades bancarias beneficiadas por estas ayudas públicas. Queda muy claro al servicio de quienes han estado y siguen estando.
Han utilizado también para ello a los organismos reguladores, tanto Banco de España y Comisión Nacional de Mercado de Valores como Banco Central Europeo que no han sido otra cosa que correas de transmisión de los intereses de las entidades bancarias privadas. En vez de estar al servicio de los intereses generales, se han convertido en cooperadores necesarios para que se perfeccionara el expolio de fondos públicos. La actuación de los organismos reguladores ha sido incapaz de evitar la crisis ni de paliar los efectos más graves de la misma. Y es que la regulación, y sobre todo “esta regulación” no solucionará los problemas bancarios. No debemos sorprendernos de que no haya otra alternativa para los que “hoy gobiernan y regulan y mañana participan del consejo de administración de una entidad bancaria”. Son parte del problema. Los múltiples y escandalosos ejemplos de “puertas giratorias” dejan en evidencia las actuaciones realizadas por los reguladores que han demostrado con los hechos que ni han estado ni están al servicio de la gente.
Deberíamos estar bastante preocupados con lo que está pasando porque la impunidad que intentan extender, es el caldo de cultivo para que vuelva a ocurrir de nuevo algo similar en el futuro. Como bien decía Albert Einstein, “no pretendamos que la historia cambie, si hacemos siempre lo mismo”. En nuestras manos, en las de las clases populares que hemos pagado su fiesta con los recortes a nuestros derechos, está el evitar que la historia se repita.