Nuestra prioridad, los salarios

Secretario general de UGT —
3 de septiembre de 2022 22:16 h

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A millones de trabajadoras y trabajadores en nuestro país les está costando llegar a final de mes. Las “cosas del comer” están en juego y la crisis de inflación y precios que estamos viviendo a nivel europeo y en el mundo occidental, agrava aún más la situación. Y que ninguna persona trabajadora, ni ninguna familia se quede atrás, ese es nuestro objetivo diario. Y por eso nuestro gran caballo de batalla es la justa lucha por el aumento de salarios - en general - y, además del aumento, comprometido por el Gobierno, del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

Tan cierto es que estamos ante una grave crisis inflacionista como que por primera vez se han superado los 20 millones de cotizantes en España, que el paro ha bajado por debajo de los 3 millones, que los contratos indefinidos han pasado del 8 al 50%, que el turismo ha sido este verano de más del 25% que el 2019 y que la mayoría de empresas están en récord de beneficios y dividendos.

En ningún caso los salarios son causa de la inflación. El salario real está estancado desde el 2008 y el salario pactado por convenio solo ha subido un 2’8% mientras que en España tenemos una inflación que sobrepasa del 10%. Las causas de la inflación vienen de un contexto de transformación y digitalización de la economía, de la caída de la cadena de suministros globales tras la pandemia, y sobre todo de la crisis energética agravada por la guerra de Rusia contra Ucrania, y aún más por el traslado de esta situación a los precios finales en la mayoría de empresas para mantener sus márgenes y beneficios. La inflación de segunda ronda no la están generando los salarios, sino los beneficios empresariales.

Ante esta situación, subir los salarios es ya una necesidad económica y social de primer orden, pero controlar los precios también. Lo que no se entiende es por qué la patronal sigue negando a las personas trabajadoras que puedan recuperar poder adquisitivo o, al menos, que no sufran una flagrante pérdida del mismo de forma tan inmediata, hecho que castiga el consumo interno y frena la economía. Son viejas recetas antinflacionistas del siglo XX.

Es importante volver a recordar que la CEOE lleva bloqueando durante meses la negociación colectiva. Ya se van a cumplir 4 meses desde que el pasado 5 de mayo se levantaron de la mesa de un acuerdo salarial global. Como es sabido, desde los sindicatos llegamos a un acuerdo para proponer a la patronal una subida salarial del 3,5% para este año, del 2,5% en el año 2023 y del 2% para el 2024, unido a una cláusula de revisión salarial anual para que las personas trabajadoras puedan recuperar ese poder adquisitivo, incluso que no sea toda la recuperación entera el primer año, si no diferida. Con un IPC que está superando el 10%, nos parece razonable y prudente, pero la CEOE no aceptó nuestra propuesta.

El encarecimiento de la vida anticipa un otoño de conflictividad laboral: un otoño caliente para frenar un frío invierno. Y estas movilizaciones son un preludio de lo que va a ocurrir en el conjunto de Europa y en España si la patronal no se sienta a negociar los convenios y no somos capaces de trasladar a los salarios el incremento del coste de la vida. Porque no puede ser que de nuevo sea la ciudadanía la que tenga que pagar los platos rotos de otra crisis económica. 

Nuestra máxima prioridad, por tanto, es esta lucha por el aumento de salarios, en la negociación de los convenios colectivos; y, también en la subida del SMI a 1.100€ que aún debe hacer el Gobierno de España, tal y como prometió, porque no hay que dejar atrás a las personas que menos cobran en este país.

A ello se le suma la escalada del euríbor y la continuada inflación desbocada. Por eso, la subida del SMI es fundamental. No tiene sentido decir por la mañana que no vamos a dejar a nadie atrás y por la tarde que las personas de este país van a perder un 5% de poder adquisitivo. El SMI afecta a 3,5 millones de personas que tienen muchos problemas, que lo están pasando realmente mal y que tienen que ver aumentado su nivel de vida tras la crisis que hemos pasado. Hay que proteger a las personas que cada día son más vulnerables y a las familias. El Gobierno tiene ahora mismo una gran responsabilidad, y debe cumplir con la ciudadanía.

Los sindicatos seguiremos estando presentes en todas las luchas que sirvan para mejorar la vida de las personas trabajadoras, y para exigir mejores sueldos y mejores condiciones laborales. Si la CEOE no cambia su postura, desde los sindicatos pediremos a las trabajadoras y trabajadores de nuestro país que salgan a las calles.

No podemos permitir que la clase trabajadora se empobrezca en este escenario de crisis. Es fundamental para el país que la CEOE se siente a negociar y entienda la importancia de garantizar la capacidad adquisitiva de los y las trabajadoras, ya que es una cuestión de justicia social que además contribuirá a generar consumo y empleo. Desde la UGT lucharemos para que ningún trabajador o trabajadora se quede atrás. Entendemos que esta crisis no debe pagarla la clase trabajadora que ha estado a la altura, una vez más, durante la pandemia del coronavirus que tanto daño hizo al mundo. Hemos hecho propuestas razonables a la CEOE, pero es difícil llegar a un acuerdo si una de las partes no tiene voluntad de negociar. Repito, lo que no se puede permitir es que los esfuerzos siempre tengan que hacerlo los mismos, que la balanza siempre se incline hacia el mismo lado. Apostamos por el diálogo, pero si la otra parte se cierra en banda, nos tendrán en las calles.