Sumar no. Multiplicar

Responsable de elaboración programática de Izquierda Unida —
29 de marzo de 2023 22:50 h

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No es clickbait. Bueno, o sí. Porque se ha escrito tanto sobre el tema… Yo creo que a estas alturas es difícil leer o escribir dejando en un rincón los prejuicios que cada uno tenemos. Yo lo voy a intentar empezando por responder a una pregunta.

¿Por qué trabajar juntas con lo diferentes que somos?

Bueno, porque es un ingrediente necesario para que se opere un milagro, uno de verdad. 

Alguien a quien no he tratado por edad y que no sabremos nunca si existió como mito o como personaje histórico, le ocurrió eso de juntar en un “mitin” a unos cinco mil. Y estaban los de organización jodidos porque pensaban con buen criterio, ¿cómo le damos algo de comer a este gentío, que ya se hace tarde? Que no tenemos más que cinco panes y un par de peces. La suma de esto no daba para satisfacer a todo el mundo.

Y hubo un milagro.

Sí. Hay quien cree que fue algo puramente mágico al estilo Harry Potter. Otros, que hemos vivido muchas cosas ya en la vida en general y en política en particular, pensamos que el hecho excepcional fue que la gente buscó en su mochila, sacó lo que tenía y lo compartió. Lo puso a disposición del resto. Cuenta la leyenda que apareció pan suficiente y peces en tal número, que hasta sobró.

Yo he tenido la enorme fortuna de experimentar eso en muchas ocasiones y por eso estoy convencido de que es posible. Creo que tenemos cultura política, ideas, experiencias y conocimientos en cada una de nuestras mochilas como para que haya de sobra para todas y todos.

Solo hay que creérselo, sacarlo y ponerlo a disposición de todo el mundo. Es jodido porque lo mismo yo pongo aquí lo mejor y el de al lado se guarda lo que tiene y…

Puede pasar. Yo opté hace mucho tiempo por no guardarme nada. Y me va mejor. Que cada uno vea lo que quiere aportar en esta nueva fase. Pero a mí me emociona pensar lo que puede nacer con lo que ya tenemos y conocemos. 

Porque nuestra suerte es inmensa y no dedicamos el tiempo que deberíamos a glosar los valores enormes que atesoramos en ese amplio espacio que hay en la izquierda transformadora plurinacional del estado español. Con muchas de las personas he tenido y tengo diferencias sensibles en diagnóstico y en propuestas de solución a los problemas a los que nos enfrentamos. Pero me une a ellas muchísimas más cosas de las que me pueden llegar a separar. 

Yolanda Díaz, inteligencia a raudales y trabajadora incansable, Ione Belarra con empuje y determinación para dar y tomar, Irene Montero, brillante e imparable, Alberto Garzón, que optó por usar la economía para que haya menos pobres y no para que haya más ricos o Ada Colau, pedazo de partisana.

Pero no nos basta con reconstruir el espacio de Unidas Podemos. Toca ir más allá y por eso hay que ser capaces de que Sumar sea atractivo también para Más País, Compromís y Equo. Claro que podría encontrar muchas cosas en las que no estoy de acuerdo con estas organizaciones. Pero esto no va de heridas personales o lo que ha ocurrido en el pasado. Se trata de sacar lo que cada uno lleve en la mochila…

Joder, que tenemos mucha suerte. Porque estamos ante una gran oportunidad que pasa también por aspirar a coordinar fuerzas y conformar un bloque histórico del que formen parte fuerzas que hicieron posible el gobierno de coalición como EH Bildu y ERC y gentes como Mertxe, Oskar, Bel, Gabriel o Pilar. Yo soy de los que pienso que cuantas más naciones, mejor. 

La clave del éxito precisará de que las organizaciones políticas seamos capaces de asumir un papel respetuoso. Y que en ningún caso asfixiemos a las personas que no militan en ninguna de ellas y a las que ha interpelado el proceso de escucha que ha puesto en marcha Yolanda Díaz.

“Baja a la tierra, Carlos”. Que aquí hay que firmar acuerdos, que hay muchas formas de hacer primarias, infinitas metodologías que negociar y fórmulas diversas. 

Pues claro que sí. A mí si me hubiesen dado la posibilidad de elegir, habría preferido que a estas alturas estuviese acordado todo porque no soy de dejar las cosas para la última hora. Pero no se va a resolver ni presionando, ni forzando a nadie a hacer lo que no quiera hacer, ni buscando culpables. Que nadie se dé por aludido. O que nos demos todos. 

Creo que hay vías para superar los bloqueos. De hecho, a mí no me da igual la forma en la que se haga este proceso y tampoco soy neutral ante el resultado. Pero no es lo más importante ahora. 

Pienso que debemos tener primarias y que la gente, que voluntariamente se apunte a un censo creado al efecto, pueda votar libremente a quienes pueden impulsar la siguiente fase de nuestra realidad política. Claro que yo tengo más sintonía con las personas con las que comparto militancia en Izquierda Unida, pero os aseguro que me saldrían un centenar de nombres capacitadísimos más allá de mi organización que deberían ejercer responsabilidades de enorme calado si aspiramos a gobernar este país y a transformarlo en profundidad. Y estoy seguro de que todas las diferencias que tenemos se resuelven con debate y métodos democráticos. No puedo creer que ese acuerdo sea inalcanzable. Y tampoco pienso que sea necesario rubricarlo para hacerlo posible.

¿Ingenuidad? Bueno, quizá. Pero creo que ahora mismo no viene mal y que debe estar aderezada de unas pizcas de confianza. Y alguien tiene que empezar porque lo contrario nos pesaría toda la vida. Nos va demasiado a los de abajo en este envite. Tiene que salir bien.

Y por eso es imprescindible que, para sumar de verdad, esté Podemos, no falten ni Izquierda Unida ni los Comunes y formen parte Alianza Verde, Equo, Más País, Compromís y Anticapitalistas. Y además que no aparquemos la ambición de convencer a las fuerzas políticas que legítimamente aspiran a la independencia de sus naciones porque, mientras compartimos estado, hay muchísimas cosas que podemos hacer juntos para mejorar la vida de la gente, especialmente las personas más vulnerables. 

Nos sale un programa bonito con los mínimos de todas y todos. Pero, sobre todo, compartiríamos una hoja de ruta que esperanzaría no solo a quienes alguna vez votaron cambio sino a quienes jamás se acercaron a una urna porque no les convencimos de que desde la institución podíamos de verdad mejorar su situación.

Mientras eso ocurre, yo voy a ir ilusionado el 2 de abril al Magariños. Cuantos “imposibles” ha hecho “posibles” nuestro querido Estudiantes allí. 

Y quiero darle allí un abrazo en el templo del Estu a Ione, a Pablo, a Irene, a Pam, a Alejandra y a tantos otros. Porque sin ellos y ellas, sin la militancia de Podemos, no vamos a ningún sitio. Pero tampoco sin Yolanda, sin Izquierda Unida y sin todo el empuje que da quienes no se cansan de soñar que esta vez (esta sí) va a ser la buena.

Y si el domingo no estamos todas y todos, perseveremos para hacerlo posible cuanto antes.

Ojalá Sumar se quede pequeño. Porque se trata de multiplicar.