La ausencia de debates de fondo sobre el futuro de nuestro país es una queja repetida en casi todas las elecciones, pero la vacuidad de esta campaña es especialmente sangrante.
La sociedad española está intentado salir a duras penas de diez años de una crisis económica muy profunda que ha dejado en la cuneta a miles de familias; la desigualdad se ha multiplicado y el ascensor social ha dejado de funcionar. Cientos de miles de personas tienen empleos precarios, mal pagados y sin derechos; trabajan pero no llegan a fin de mes. ¿Alguien ha escuchado un debate en profundidad sobre cómo cambiamos el modelo y garantizamos empleos dignos?
La mayoría de los jóvenes alarga los estudios todo lo que pueden financiar sus padres a la espera de encontrar un hueco en un mercado laboral bloqueado para ellos. Ni se independizan ni sueñan con formar una familia. ¿Han oído hablar de los jóvenes en esta campaña? ¿Y de ayudas reales a la maternidad y a la paternidad, al margen de la obsesión de algunos con el aborto?
Los mayores llevan meses en la calle exigiendo pensiones dignas y que no se les condene a una vejez empobrecida. Todo el mundo coincide en que hay que buscar fórmulas para seguir garantizando las pensiones en las próximas décadas. ¿Dónde están los candidatos que han presentado un plan más allá de cuatro frases hechas?
¿Son suficientes cinco enfermeros para mil pacientes? Nosotros también pensamos que no. Este es uno de los cientos de carteles que se encuentra uno en cualquier Hospital de España; en este caso en el recién estrenado Álvaro Cunqueiro de Vigo. ¿Quién está hablando de sanidad en esta campaña? ¿Y de dependencia en una sociedad cada vez más envejecida? ¿Y de educación en un país en el que las escuelas públicas se deterioran mientras aquí al lado en Portugal se apuesta de verdad por la inversión, la innovación pedagógica y por la educación pública, no por la concertada o la privada, como ocurre en tantas comunidades de España?
Todo esto por no hablar del medio ambiente y de tantos otros temas que nos afectan en el día a día. La campaña solo se mueve entre dos miedos, el de la ultra derecha y el de que se rompa España. Dos miedos que centrarán también los dos debates televisivos que tendremos en 24 horas. Del resto de asuntos ya nos ocuparemos a partir del día 28 o, tal vez, nunca.