‘Barbie’ tenía razón

23 de enero de 2024 21:57 h

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La película del año va de una mujer que cree vivir en un mundo donde puede ser cualquier cosa que se proponga. ¿Barbie empresaria? ¡Claro! ¿Barbie presidenta? ¡Por qué no! Pero resulta que Barbie vive en una urna de plástico y no conoce el mundo que llamaríamos real, el que hay más allá de sus amigas. Cuando traspasa su burbuja, Barbie se da de bruces contra el patriarcado. Pues un poco lo mismo ha pasado en las nominaciones a los premios Oscar.

Las Barbies periodistas, las Barbies cineastas, las Barbies espectadoras que habitan en el mundo, desde nuestras casas de colores chillones pensábamos que, quizás, en el año en el que una película ha sabido hacer sonar una cuerda tan crítica como la del género, de manera tan bien afinada en sus justas dosis de humor y mordacidad, merecía que las mujeres que la sustentan obtuvieran nominación propia. Y un ligero detalle sin importancia: ha abarrotado las salas de cine.

Barbie, una película dirigida por una mujer (Greta Gerwig) y protagonizada por otra mujer (Margot Robbie), aunque ha sido reconocida como una de las 10 mejores películas del año ―tres de ellas dirigidas por mujeres, un récord―, no ha conseguido que Gerwig y Robbie recibieran nominaciones por ellas mismas. En cambio, Ken (Ryan Gosling), el muchacho de la historia que vive en un segundo plano hasta que descubre que ahí afuera el patriarcado pone a los hombres al mando, sí. La ironía es tan ácida y el guion está tan bien escrito que parece una parodia en el Saturday Night Live.

Que mujeres como Gerwig y Robbie hayan sacudido el mundo desde una sala de cine pero no estén nominadas con su nombre y apellido, constata que todo sigue en su sitio, a pesar del tambaleo. 

Las mujeres sostienen las estructuras pero no reciben el protagonismo de los focos. Barbie, como obra colectiva que es siempre una película, está nominada a Mejor película y esas dos mujeres tienen su parte de responsabilidad. Pero que Greta Gerwig no esté entre los cinco directores del año ni Margot Robbie, la encarnación de Barbie en la tierra, entre las cinco actrices protagonistas, es tan asombroso como coherente.

Y si una película es una voz colectiva, la lista de nominados a los Oscar también lo es. No responde a una intención personal o racional sobre qué debería premiarse, sino que refleja cómo piensa inconscientemente la industria del cine de Hollywood. Quizás hay algún ejecutivo, alguien al mando, que hubiera preferido no mandar el mensaje de ‘hagáis lo que hagáis, seguiremos premiando a Ken’ pero disimular lo que verdaderamente piensa un colectivo privilegiado, que por otro lado es reflejo de su sociedad, iba a ser imposible.

Barbie tenía razón: las muñecas vivían en una fantasía exagerada que dura lo que tardan en llegar las nominaciones a los Oscar, o sea, cinco meses desde el estreno. Ken podría haber sido muchos tipos de hombre pero resultó ser parte de ese 44% que piensa que el feminismo ha ido demasiado lejos

Las mejores historias de ficción son aquellas que nos ayudan de manera más lúcida a entender la realidad. Barbie es así. Pero es incluso más que eso, ya que podríamos decir que las mejores historias de la realidad son aquellas que mejor nos hacen entender la ficción. El resultado de la votación de la Academia del Cine de Hollywood nos confirma que esta Barbie no solo era necesaria sino que ha sido insuficiente. Se necesitan muchas más películas como Barbie, y también más de Gerwig y más de Robbie para cambiar el mundo que hay más allá de Barbieland.