No sólo cabrones
Sí, tal y como anticipó Karla Sofía Gascón en su discurso en Cannes, las noticias de su triunfo profesional se han llenado de comentarios de “personas terribles”. Así las llamó en su discurso porque lo son. Terribles, personas que nadie querría tener cerca, que asustaría a cualquiera tener en contra, sin razón. Karla Sofía Gascón dijo, llorando, que los comentarios serían “denigrantes”. Por supuesto, tenía razón, porque los conoce y, a causa de ese odio, sufren ella y muchas otras personas. “Todos los putos días”, dijo en Cannes. Fue duro oír a Karla Sofía Gascón, verla emerger de un lugar tan oscuro, pero ella quiso enviar un mensaje “de esperanza” e iluminó el mundo entero cuando al final se dirigió a quienes odian: “Todos tenemos oportunidad de cambiar a mejor, de ser mejor personas. Así que, a ver si cambiáis, cabrones”.
Se podría pensar que esos comentarios denigrantes solo los emiten y difunden machitos machistas y señoros ultraderechistas. Esos cabrones. Pero no. Idénticas consignas de odio son lanzadas por mujeres que se dicen feministas y por bots al servicio de unos y de otras. De muestra, sirva un botón, así que veamos solo algunos comentarios y tuits de los miles que ya han inundado las redes después de que la madrileña Karla Sofía Gascón recibiera el premio a la mejor interpretación femenina en el mítico festival de cine por su papel protagonista en la película Emilia Pérez, de Jacques Audiard. La primera mujer trans que lo recibe, ya era hora. Repugna reproducir estas cosas, pero, quizá, leídas fuera de contexto, en un formato distinto, se vean tan terribles y denigrantes, tan delictivas por odio como son.
“Eso es un hombre”. “Patriarcado 1, Mujeres 0”. “No hay mujeres, ¿no?”. “Es un tío. PUNTO”. “O sea, que ganó un tío con el cipote de 25cm! Cositas muy chulas de la AGENDA 2030”. “El nuevo feminismo consiste en dar premios femeninos a los hombres”. “Pa la siguiente se disputará el premio con la Begoña...”. “Cada vez, la mujer natural, más discriminada”. “Europa perdió la dignidad cordura y la moralidad”. “Otro hombre quitando oportunidades a una mujer”. “La invisibilización de las mujeres de toda la vida”. “Pero ¿Es buen actor? O ¿ganó por trans?”. “Al final se confirma que los hombres hacemos todo mucho mejor que las mujeres”. “El puto asco que da que ese hombre le haya robado el premio a una mujer”. “Es un hombre disfrazado”. “El borrado de las mujeres va viento en popa”. “El cupo woke”. “El mejor actor es un hombre y la mejor actriz un hombre también”. “Con dos cojones”. “Cuando sea la 1a científica trans española q gana un nobel, me lo dices”. “Merece aplausos porque es trans y ese es su único mérito, toda su personalidad”. “Ponerse vestido es suficiente para robarle el premio a una mujer, el lobby trans trabaja a toda máquina”. “Karla es un varón”. “Un timo”. “Madre mía con el mártir este… Victimismo a tope”. “El señor como siempre victimizándose”. “Es un puto hombre que se masturba con la idea de sí mismo como mujer”. “Transque? Si tiene badajo es hombre y si se lo ha cortado es un hombre castrado”. “A los 50 al urólogo”.
¿Alguien podría identificar si estos comentarios han sido escritos por un cabrón, una feminista de partido o un bot? Tristemente, no. En los perfiles de los cabrones, mucha banderita de España y mucha moto. En los perfiles de esas feministas, mucho hashtag y mucho color morado. En los perfiles de los cabronos, mucha Play Station y mucho 0 seguidores. Entre todos y todas, muy poca tildes (corregidas aquí) y muchas coincidencias. Todos y todas, la representación más violenta del patriarcado: el género cabrón. ¿O es que alguien querría que le hablaran así? ¿Alguien querría que sus seres queridos fueran tratados así? Pensemos en cómo se sentirá Karla Sofía Gascón al leer esas cosas referidas a su persona y a su trabajo, en cómo se habrá sentido a lo largo de toda su vida y su carrera. Pensemos en cómo se sienten todas las personas que reciben sin merecerlo un desprecio y un rechazo tan brutales. Pensemos en cómo nos sentiríamos si fuéramos las personas destinatarias de palabras así, de mensajes así, de una violencia así. Todos los putos días. Pensemos en cómo se sienten sus familias, sus amigas, sus vecinas, sus compañeras. El muro de desconcierto, tristeza, silencio e impotencia que levantan día a día estos comentarios, el caldo de cultivo para la exclusión, la enfermedad, la depresión, el deseo de no vivir. Pensemos en Roberta Marrero, pensemos con sus versos: Todo cuerpo debe ser regido solo por su habitante / Todo fuego debería arder para siempre / Todo corazón debería ser irrompible / Toda persona debería ser amada / Toda mano tendida debería ser estrechada / Todo vacío debe ser llenado / Toda violencia es fruto del miedo.
A las puertas de una convocatoria electoral decisiva para el futuro de Europa porque distintos bloques de ultraderecha avanzan hacia el poder; en un tablero geopolítico mundial donde se están cometiendo genocidios impunes; en esta etapa indeseable de la historia en la que renace el fascismo, debemos preguntarnos si queremos una Unión para la paz y los derechos, como la ha definido Irene Montero en una entrevista aquí, o una sociedad que excluye, insulta, odia a parte de la ciudadanía. En lo que a derechos respecta, Irene Montero se dejó la piel cuando formó parte del Gobierno de España para ampliarlos al colectivo trans, víctima de discriminación y violencia extremas. Parafraseando a Karla Sofía Gascón, y si pudiera decirse así, la ex ministra hizo a España mejor persona. Los méritos le preceden para hacer mejor persona a Europa. Tiene enfrente a las personas terribles que denigran todos los putos días a Karla Sofía Gascón: los machistas, los ultraderechistas y el Partido Feminista. De estos contextos proceden los comentarios de odio que envenenan las redes y los medios. Inconcebible el combo, cabrones y no sólo cabrones. A ver si cambiáis.
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