Las elecciones se celebran en domingo porque, en la vida diaria, los que mandan son los lunes. El lunes es el día de la verdad. Se hace añicos, cada lunes, todo lo que se vaticinó en el fin de semana. Cuando no había democracia, el único resultado que se comentaba el lunes era el de la quiniela. Por ello, el día siguiente a una jornada electoral conserva ese aspecto de papel de quiniela arrugado, de números tachados con boli Inoxcrom de muelle atascado. Lo que en el fútbol es 1, X, 2, en política es lo mismo.
Pero lo fascinante, en política, no son ni el 1 ni el 2, estos nunca cambian. El PP y el PSOE siempre han estado ahí desde el origen de los tiempos (antes fue el Caos), y de este modo se van intercambiando entre ellos el 1 y el 2; a regañadientes, pero también lo prefieren a dárselos a otro. Lo fundamental de la política es la X.
Se puede despejar la X tanto a patadas como con calculadora. Eso depende de si a uno le van mal o bien las cosas. Por ejemplo, Podemos es muy de despejar a patadas últimamente, y se ha quedado igual que Bruce Lee luchando solo en un buque frigorífico abandonado, dando patadas al aire donde nadie le ve, igual que don Quijote cuando hizo su penitencia entre aquellos riscos de Sierra Morena.
Existe la falsa X. Aunque se escribe de la misma manera que en las quinielas, esta otra viene de la Patrulla X, que es un deporte distinto. La X de la Patrulla X se debe al nombre de su fundador y director, el Profesor X, que se llamaba Xavier como Xavier Cugat (al fin y al cabo, era quien llevaba la batuta). Pero, por su dominio telepático de las situaciones, también podría ser Xavier como Xabier Fortes. Además este es gallego, igual que nuestro tema del finde.
En las quinielas, la falsa X hace creer a quien la ostenta que posee superpoderes lo mismo que los míticos miembros de la Patrulla X, que era donde estaba la Chica Maravillosa. Así, muchas veces, uno se siente identificado y cree que puede actuar como la Patrulla X, pero luego se queda al nivel de los hombres de Harrelson, que iban en furgoneta y tenían que llegar arriba por las escaleras, igual que todo el mundo. Es cierto que la furgoneta humaniza la política, la hace más de proximidad. Por la misma razón, mejor que la furgo del SWAT, o la del equipo A, es preferible la de Manolón, conductor de camión (que lo dibujaba Raf en el Mortadelo y en otros tebeos). Detrás de todo gran partido político, hay una furgoneta Sava echando el bofe y Manolos para parar un carro, como, por ejemplo, por veinticinco peseta cada uno, Manolo Escobar.
En política, la X no sale de Sumar el 1 y el 2, sino que es la Convergencia de ambos. A esto se debe que sea admitida en el juego. Toda X es sinónimo de incógnita, porque nunca se sabe si viene de parte del novio o de la novia. Prueba de ello sería el nacionalismo.
En los últimos tiempos, la izquierda se ha desvivido por incorporar en su discurso los postulados del nacionalismo. Sin embargo, vemos que esto ha funcionado mejor cuando el nacionalismo ha incorporado en su discurso los postulados de la izquierda. Son maneras de girar diferentes.
Una X es una puerta giratoria en la que, si se entra por la derecha, se sale por la izquierda, y viceversa. Aunque, en realidad, siempre funciona mejor hacia un lado que hacia el otro. Se corre gran peligro de quedarse atascado dentro de este tipo de puertas.
Cuando la X se impone al 1 y al 2, estos pierden su valor y les pasa como a Zipi y Zape, que no se distinguen mucho entre sí, pues solo se diferencian por el color de su pelo. No hay que confundir a Manolo Escobar, el cantante, con Josep Escobar, el dibujante de Zipe y Zape, o de Carpanta. Ambos artistas han concebido formas diferentes de celebrar la Navidad, uno con peces en el río y otro con pavo que se esfuma. La X de Zipi y Zape es don Pantuflo Zapatilla, el padre de esos niños. A primera vista, recuerda a un señor de derechas, siempre con corbatín y levita, y esas patillas unidas por un bigote, y su licenciatura en Filatelia, Numismática y Colombofilia; pero, si uno se fija bien, verá que don Pantuflo representa estéticamente al burgués culto de la primera República, y si presta atención a sus palabras descubrirá en ellas el tono pedagógico del viejo krausismo. En nuestros tebeos está la memoria atávica y colectiva que Jung buscó en los sueños.
Muchas de las historietas de Zipi y Zape acababan en el cuarto de los ratones. Se trataba de un Guantánamo para niños (aunque esta comparación es injusta con el aislamiento y las atrocidades que sufren los presos de Guantánamo). El propio dibujante Josep Escobar sufrió el encierro tras la guerra civil, como represalia y purga de su pasado republicano.
España es un país donde buena parte de la literatura ha conocido la cárcel, empezando por el anónimo Romance del Prisionero (“que por mayo, era por mayo...”), o empezando con nombres y apellidos por fray Luis de León, en la cárcel de Valladolid, hasta llegar a la muerte de Miguel Hernández en la enfermería de la cárcel de Alicante, o al encierro de José Hierro en el penal del Dueso, o a Marcos Ana en el de Burgos, o a Vázquez Montalbán, preso en Lérida y en la Modelo de Barcelona. O a Patricia Heras en este siglo. También pagaron con presidio Cervantes, Quevedo, san Juan de la Cruz... Al respecto, es muy buena la antología de José María Balcells, Poesía castellana en la cárcel (ed. Dirosa, 1976), que contiene más de trescientas páginas de poemas, en castellano, inspirados en la cárcel, desde la Edad Media hasta el, en aquel momento, jovencísimo Leopoldo María Panero.
Al igual que la poesía española, toda X está hecha con barrotes. Por eso es muy difícil ver qué hay detrás. Por ejemplo, en estas elecciones gallegas la incógnita exhibía su secreto ante nuestros propios ojos, y así, finalmente, resulta que ha salido lo evidente, lo que todo el mundo sabe desde dentro. Ahora la X, la cruz, se la quieren colocar a los pactos con Puigdemont. También en este caso la X es una puerta giratoria, ya que no se sabe si en Galicia han votado al PP para castigar la amnistía o han votado al Bloque porque se estaba de acuerdo con ella. Si, en vez de votar a quien da la amnistía, han votado a quien creen que se la merece. Así es como el PSOE se convierte en X y empieza su incógnita.
Y mientras en la delegación gallega de Génova 13 fai un sol de carallo, y están muy contentos, en la Mansión X, Cíclope ve confuso, el Hombre de Hielo se ha quedado helado, el Ángel no hace milagros, la Bestia se cuenta los dedos de los pies, y la Chica Maravillosa canturrea “Galicia caníbal”, del grupo Os Resentidos (qué movida).