España es una máquina de tabaco, o al menos eso piensan Luis de Guindos, el supercool ministro de economía, y Mariano Rajoy, nuestro “presidente sensei”. España es una máquina de tabaco a la que le metes unas cuantas monedas por una ranura y te devuelve cuarenta mil millones por la cajonera del fondo mientras te da las gracias con su voz más amable.
El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, actuando en su papel favorito de sumiller del ejecutivo de Rajoy, acaba de confirmarlo: no vamos a recuperar tres de cada cuatro euros gastados en el rescate de bancos y cajas, cuarenta mil millones. Eso de entrada; si la privatización de Bankia se hace tan mal como las anteriores y se malvende la entidad o una parte a algún amiguete, entonces puede que ni siquiera lleguemos a recuperar los diez mil millones que el Banco de España aún calcula y confía en reembolsar.
A día de hoy, apenas se han recuperado, trucos contables incluidos, unos 4.400 millones de los más de sesenta mil que pusimos a escote para pagar ese rescate que nunca pedimos y nunca hicimos, pero que hay que pagar como si lo hubiéramos pedido y ejecutado.
El gobernador del Banco de España lo cuenta como si fuera una desgracia cósmica, una accidente del destino, una catástrofe natural como el huracán Irma; no el resultado culposo y doloso de decisiones políticas tomadas por gobiernos e instituciones dirigidas por políticos con nombres y apellidos, entre ellos el propio gobernador del Banco de España.
Como si fuéramos una máquina de tabaco, al parecer nuestros derechos se limitan a pagar y dar las gracias. El Banco de España ni ha dado una explicación, ni ha rendido cuentas por su supervisión en tan desastroso resultado. El gobierno o el ministro De Guindos, que tanta prisa se dieron en asegurarnos que nos nos iba a costar un euro, tampoco parecen muy dispuestos ahora a informar con transparencia, o aclarar las numerosas dudas plateadas por las cifras y el oscuro, atrabiliario e incompetente proceso de rescate bancario a la española.
Vamos a perder como mínimo esos 40.000 millones porque el gobierno de Rajoy dilató y retrasó frívolamente la gestión del rescate bancario para minimizar el coste político y ajustar cuentas con Rodrigo Rato en Bankia. Vamos a perder decenas de miles millones porque la lentitud en el rescate se vio sustituida por una sospechosa y absurda prisa para hacerse la foto reprivatizando las entidades saneadas, a precios de saldo y a cazadores de gangas sufragadas con dinero público. Vamos a perder esos miles de millones porque, en lugar de aplicar políticas de estímulo de la economía y la demanda para favorecer la recuperación, nos forzaron al fetichismo del déficit y las políticas de sufrimiento masivo.
Sólo en un país que funcione como una máquina de tabaco, su gobierno y su banco central pueden anunciar la pérdida de varias decenas de miles millones sin tener que dar ni una sola explicación, o incluso apuntándose el tanto. El siguiente capítulo lo escribirá la privatización de Bankia. Luego no digan que no estaban avisados cuando vengan a sacarles otra tanda de miles de millones y además haya que darles las gracias.