Denzel Washington no necesita presentación. Dos Oscars, tres Globos de Oro, infinitos premios más y una de las caras más reconocidas de Hollywood avalan la trayectoria de un actor que resulta ser también una persona negra. Una combinación –la de actor y negro– que, de haber nacido en España (por ejemplo, en Madrid en vez de Nueva York), es muy posible que a pesar del talento se hubiera quedado en una carrera plagada de papeles de migrante con acento africano y de portero de discoteca que mete en apuros al protagonista de la película.
En los premios Gaudí, la actriz y cantante Yolanda Sey tomaba la palabra con un discurso irónico e incisivo basado en el 7,88% de personas racializadas candidatas en esa edición, y mencionaba que “estamos condenados a un cine blanco, privilegiado y de clase alta, que no refleja la realidad y, por lo tanto, no puede considerarse verdaderamente catalán”. En los Goya, Malcolm Treviño-Sitté, protagonista de la serie Detective Touré, lo resumió en un contundente “más diversidad racial en el cine español y sin perdón”. Ambos han puesto voz, realidad y datos a una idea que, si bien suena a ficción, está basada en hechos reales: Denzel Washington no existiría si hubiera nacido en España. Y te cuento por qué.
En España, es posible que Denzel Washington procediera de una familia de origen migrante, de las que según el Observatorio Social de La Caixa tiene todas las papeletas para vivir en la pobreza y la precariedad más severa. En consecuencia, tal vez le hubiera sido difícil acceder a unos estudios como los que cursó en el American Conservatory Theatre de San Francisco porque los jóvenes procedentes de familias migrantes tienen más complicado todavía, por motivos económicos, continuar sus estudios más allá de la etapa obligatoria.
Según el último informe del Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA), los personajes migrantes y racializados en 2022 eran el 12,3% del total de personajes en pantalla, haciendo hincapié en que varios son latinos y blancos. Una cifra que aumentó respecto a los años anteriores en los que no llegaba ni al 10%. Tal vez Denzel Washington se hubiera enfrentado a las barreras raciales de una industria que sigue sin dar oportunidades en papeles y puestos técnicos a las personas racializadas.
De haber cruzado esas barreras, en España es difícil que Denzel Washington hubiera interpretado papeles protagonistas como el del carismático líder antirracista Malcolm X, el detective policial corrupto de ‘Training Day’ o el abogado de ‘Roman J. Israel, Esq’. En España, tal y como explica ODA, la gama de personajes para las personas racializadas como Washington, salvo en contadas excepciones, vienen en todas las tonalidades de los estereotipos: las mujeres latinas hipersexualizadas, los negros que mueren pronto y mal, los migrantes africanos con acento de todo un continente o las árabes asociadas al terrorismo. Básicamente, si eres una persona racializada, la industria te empuja a pagar el caro peaje de interpretar papeles que insultan tu identidad racial para mantenerte en la autopista de la actuación.
Una vez en la industria, es muy posible que Denzel Washington se hubiera enfrentado a la precariedad. Según AISGE, la mitad de los actores y actrices cobran menos de 12.000 euros al año por su trabajo y el 40% está bajo el umbral de la pobreza. Como hipotética persona de ascendencia migrante, el efecto multiplicador de la identidad racial y la clase social le colocaría en primera línea de la precariedad. Con el género, el riesgo es exponencial.
El audiovisual y las artes escénicas en España reservan para todos los Denzel Washington locales barreras raciales en la entrada de la industria, papeles en todas las tonalidades de los estereotipos, un nulo reconocimiento en los premios y una precariedad que imposibilita mantenerse. Pero hay margen para las oportunidades en igualdad y las condiciones en justicia.
Mejorar el acceso a la educación general, abrir las puertas de la industria en todos sus niveles, invertir en historias escritas y concebidas desde lo racial, entender que las personas racializadas y migrantes también son consumidoras de cultura, eliminar las barreras raciales en castings y mejorar las condiciones económicas de los puestos más bajos forman parte de algunas de las soluciones. Tal vez no con Denzel Washington, pero si el audiovisual y las artes escénicas quieren reflejar la realidad española, eso implica que su presente y futuro también lo escribimos las personas racializadas y migrantes en España.